sábado, 27 de diciembre de 2008

Los pensionados y jubilados, las Afores y la ley de la selva.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

“No creáis que cedemos aún. Con estos cabellos de nieve, seguimos cantando alegremente”
Walt Whitman.

Como en el reino animal, en el capitalismo, cuyas leyes de desarrollo lo hacen un sistema salvaje, los débiles, enfermos y viejos, considerados inútiles por el sistema, quedan en el más absoluto abandono y completamente desprotegidos, a merced de las destructivas crisis económicas de las que son sus primeras víctimas, y muchas veces esperando únicamente la muerte, apoyados solamente, en el mejor de los casos, por sus familias, amigos o hasta vecinos, expulsados por una maquinaria capitalista que ya no los necesita, pero de los que sacará hasta la última gota de beneficios.
Sin embargo, a diferencia del reino animal, en el que es inevitable que se cumpla la ley de la selva, la cadena alimenticia, que la fiera se alimente de su víctima y que el débil sucumba ante el más fuerte o más numeroso, en la sociedad no existe tal fatalidad por tres razones fundamentales: porque, a diferencia de los animales, el hombre es un ser racional; porque el capitalismo es un sistema transitorio, condenado a desaparecer debido sus contradicciones internas y a las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad, dando paso a un sistema más justo; y porque es el hombre el destinado a acelerar su desaparición, y en este caso la clase obrera, principalmente.

La situación de los jubilados y pensionados.

Todo mundo sabe de la situación de miseria y desesperación por la que pasan, desde hace muchos años, los jubilados y pensionados en nuestro país, y en general las personas adultas mayores o de la tercera edad.
Especialmente han conocido de ello los gobiernos neoliberales priístas y panistas de los últimos 26 años, pero lejos de tomar medidas a favor de estos millones de mexicanos, han empeorado su situación debido a las políticas económicas que han aplicado y que afectan al pueblo en su conjunto.
Asimismo, estas autoridades federales han puesto oídos sordos a la principal demanda de los pensionados y jubilados: contar con una pensión o jubilación digna y decorosa, con un ingreso cuyo poder de compra no se rezague con el tiempo como producto de la inflación y que les permita vivir como seres humanos, sin angustia, miedo, desesperación y carencias hasta de lo más básico.
Y ya ni qué hablar del pésimo e indignante trato que se les da por parte de las dependencias encargadas de tratar sus asuntos y por los bancos, hoy todos extranjeros, donde tienen que cobrar sus miserables pensiones.
Los pensionados y jubilados, los adultos mayores en general, no piden limosna, sino justicia, la que merecen plenamente por haber contribuido con toda una vida de trabajo al desarrollo del país, por lo que es hora de que los representantes de los partidos políticos que se dicen, progresistas, y hasta revolucionarios y de izquierda, en la Cámara de Diputados y de Senadores, propongan las reformas necesarias para hacer realidad su principal demanda: una pensión digna y decorosa.

La historia del plato y la cuchara de madera.

“Un niño veía cómo sus padres daban a sus abuelos un plato y una cuchara de madera para que comieran y los enviaban a un rincón. Un día esos padres observaron que su hijo tallaba madera con un cuchillo y le preguntaron qué hacía: ‘Estoy preparando los platos y las cucharas para que ustedes coman cuando sean grandes’, contestó”
Esto es lo que los neoliberales preparan para quienes nos jubilemos o pensionemos dentro de algunos años y para ello reformaron la Ley del Seguro Social y crearon las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), como parte del desmantelamiento que llevan a cabo, desde hace 26 años, de la seguridad social, y del proceso privatizador del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Las promesas de las Afores.

Así, al discutirse por primera vez la creación del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) en la Cámara de Diputados, en febrero de 1992, sus impulsores, el gobierno de Salinas de Gortari, el Partido Acción Nacional (PAN) y los neoliberales al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), prometieron que dicho sistema traería beneficios a la clase trabajadora, es más, que resolvería sus problemas económicos, y Pedro Aspe Armella, entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, aseguró que mejoraría la distribución del ingreso y que promovería el desarrollo económico.
Finalmente, los diputados y senadores del PAN y del PRI aprobaron el SAR a pesar de los argumentos en contra vertidos por la bancada del Partido Popular Socialista (PPS), principalmente, en el sentido de que con este sistema se les imponía un ahorro forzoso a los trabajadores en tiempo de crisis, lo que era criminal ya que lo que necesitaban éstos era llevar comida a sus mesas; que los beneficios que se le ofrecían a la clase trabajadora eran a muy largo plazo (a 20 ó 30 años) y completamente inciertos; que se generaría una enorme masa de capital (calculada para los primeros 12 meses de su operación en cuatro billones de pesos) que sólo beneficiaría a la banca, a las casas de bolsa y a los grandes empresarios, que lo utilizarían para la especulación y para invertir en lo que a ellos, y no al país, les conviniera.

La realidad hoy.

A 16 años de distancia vemos cuánta razón tenían las fuerzas revolucionarias y progresistas de aquella época pues los fondos de retiro de millones de trabajadores han quedado en manos de bancos extranjeros, además, primero la pérdida del poder adquisitivo del dinero y ahora la crisis los están pulverizando, y, por si fuera poco, debido a que buena parte de estos ahorros los banqueros los han invertido en la bolsa, en los mercados financieros, en actividades especulativas, han sufrido enormes pérdidas (“minusvalías” las llama el risueño y rozagante Carstens), cuantificadas por expertos en casi 90 mil millones de pesos, en lo que va del año, mientras que las comisiones que cobran las Afores continúan intactas, es decir, las ganancias de los banqueros, producto de nuestros ahorros, han permanecido intocables.
Así las cosas: ¿Con cuánto contaremos los trabajadores que nos retiremos dentro de algunos años, si es que nos queda algo? Si las cosas continúan así, seguramente viviremos en una situación mucho peor a la de los actuales pensionados y jubilados.
Mientras esto sucede, el “líder” de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, promete más sacrificios de la clase obrera para beneficio de los banqueros y grandes empresarios, como el pago por horas, la reducción de la jornada laboral, trabajar dos o tres días a la semana y hasta “paros técnicos” por dos meses con el pago del 25 por ciento de los salarios, medidas que ya se aplican en algunas empresas, todo en abierta violación a la Constitución, al artículo 123 y a la Ley Federal del Trabajo, con la complacencia de las autoridades.
Esta es la ley de la selva impuesta por el llamado “libre mercado”, gracias a la cual sobrevivirán no los más fuertes o los más inteligentes, sino los económicamente más poderosos, los más cínicos o corruptos, como esos a los que el gobierno norteamericano les está entregando, por ahora, 700 mil millones de dólares, que llegaron a cobrarlos en sus jets privados.

Por una pensión digna y decorosa.

Las pensiones para los mexicanos que por razones de edad, accidentes o enfermedades, ya no están en condiciones de trabajar, no constituyen una carga para la patria, por lo contrario, la dignifican, y hablan del carácter solidario y humanista que nos ha caracterizado siempre, y que fue la base del sistema de seguridad social y de pensiones que hasta hace sólo algunos años existía en México.
En cambio, lo que sí constituye una carga para los mexicanos y un lastre que evita el desarrollo del país, que lo tiene en quiebra, en crisis permanente, es la deuda externa y el IPAB-Fobaproa, gracias a los cuales tenemos que pagar a los bancos norteamericanos y nacionales (que también pertenecen a extranjeros), miles de millones de dólares anuales, quitándole el alimento de la boca a nuestros hijos y a los adultos mayores, que constituyen dos de los sectores más desprotegidos en nuestra sociedad.
Por ello es necesario que los miles de millones de pesos de nuestros ahorros que ahora manejan las Afores, pasen nuevamente a manos del Estado y que éste tome las medidas necesarias para que estén seguros, se inviertan realmente en beneficio de los mexicanos y de nuestro desarrollo económico independiente, y se garantice de esta manera una pensión digna y decorosa a los millones de jubilados y pensionados, actuales y futuros, y todos nos sentemos finalmente a la misma mesa.

Señor Secretario: ¿De qué se ríe?

Carstens dijo: “La crisis en los Estados Unidos sólo nos provocará un pequeño resfriado”
Hoy dice: “Los fondos de retiro de los trabajadores están seguros”
¿Alguien le cree?

¿Qué dijo?

Al referirse al salvaje asesinato de ocho elementos del Ejército Mexicano, Calderón dijo: “La patria sufre los embates de enemigos que buscan dominar y cancelar las libertades de los mexicanos, se trata de verdaderos traidores que con tal de ampliar sus intereses son capaces de realizar cualquier barbarie”.
Esto exactamente diría yo del Partido Acción Nacional (PAN) y de su gobierno. Es hora de que el Ejército Mexicano vuelva a sus cuarteles, por su propia salud y prestigio, y por el bien de los mexicanos.

¡Oh!, y ahora, ¿quién podrá ayudarlos?

Si el Partido Revolucionario Institucional (PRI) comete el error de no postular a Fernando Ortega Bernés como su candidato a gobernador del estado de Campeche, perderán muchos espacios y sólo el Chapulín Colorado podría ayudarles a conservar la gubernatura.

EL POEMA

CANTO DE ALEGRÍAS

Oh, mientras yo viva, ser el rey de la vida, no su esclavo,
Afrontar la vida como un conquistador poderoso,
Sin cólera, sin hastío, sin quejas ni críticas desdeñosas,
Mostrar a estas leyes altivas del aire, del agua y del suelo
que mi alma interior es inexpugnable,
Y que ninguna cosa externa me dominará jamás.

Walt Whitman

Feliz año nuevo 2009

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miércoles, 19 de noviembre de 2008

REVOLUCIÓN MEXICANA Y CRISIS

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

“El imperialismo, en realidad, no reconstruye ni puede reconstruir el capitalismo de arriba abajo… no puede suprimir el cambio, el mercado, la competencia, las crisis, etc.”. V.I. Lenin.

La explicación es simple: México está en crisis porque quienes nos gobiernan desde hace 26 años se apartaron del camino abierto por la Revolución Mexicana iniciada en 1910. La solución a la crisis es entonces también sencilla: retomar ese camino. No hay otra.

Crisis: virus endémico del capitalismo.

Los “intelectuales” a sueldo de los monopolios, recurriendo a los clásicos de la economía y la filosofía burgueses, tratan de confundir al pueblo y esconder las verdaderas causas de la profunda crisis económica que el sistema capitalista mundial enfrenta, asegurando que se debe a “errores” y que con algunos “ajustes” y “controles” se resolverá y se evitarán nuevas: el viejo sueño de un “capitalismo sin crisis”.
Pero aquí una breve relación de estos fenómenos que nos recuerdan de cuando en cuando, y de manera cada vez más frecuente y contundente, que el capitalismo no es eterno.
La primera gran crisis ocurrió en Inglaterra en 1825. La de 1836 abarcó Inglaterra y los Estados Unidos. La primera crisis mundial ocurrió en 1847-1848, en Inglaterra, Estados Unidos y Europa. La crisis de 1857 afectó a los principales países de Europa y América, pero fue la de 1873 la más profunda de ellas en el siglo XIX.
La primera del siglo pasado inició en Rusia, de 1900 a 1903, pero la mayor y más conocida fue la de 1929-1933, que inició en los Estados Unidos y se extendió por todo el mundo, siguiéndole muchas más en los años posteriores.
Así, la que vivimos en estos días es la primera gran crisis del sistema capitalista mundial del siglo XXI, cuando a éste ya se le daba por invulnerable y eterno debido a la desaparición del campo socialista, al llamado “fin de la historia”, a la Revolución Científico-Técnica, a la “globalización” y al mágico “libre mercado”.
Pero en realidad crisis y capitalismo son inseparables, es un virus que lo acompañará hasta su muerte, que esperamos sea pronto antes de que el capitalismo termine con la humanidad.

Una explicación que tiene 150 años y una salida que cumplirá 100.

Hace ya cerca de 150 años, Marx y Engels explicaron que la contradicción entre el carácter cada vez más social de la producción y la forma privada, capitalista, de apropiación de los productos, contradicción fundamental del capitalismo, constituye la base de las crisis económicas.
Y es verdad, pues mientras cada vez un mayor número de personas en el mundo participan y se interrelacionan en el proceso de producción de mercancías, en su búsqueda de ganancias los enormes monopolios capitalistas imponen sus condiciones a las empresas no monopólicas, haciéndolas finalmente quebrar, pasando sus propietarios a las filas de la clase trabajadora y absorbiendo los primeros su capital, concentrándose fabulosas cantidades de riqueza en cada vez menos capitalistas, en la depredadora oligarquía financiera.
Mientras esto ocurre, aumenta la masa de trabajadores desocupados y los sufrimientos de los pueblos del mundo, que no cuentan con recursos para adquirir las millones de mercancías que se exhiben en los aparadores, activándose así el virus de la crisis una y otra vez.
Es decir, aunque millones de personas no tengan para comer, vestirse, calzarse o requieran de medicamentos o vivienda, industrias completas desaparecen y son destruidos toda clase de productos y mercancías que alcanzarían para satisfacer las necesidades de todos los habitantes del planeta, todo para restablecer el equilibrio perdido por el sistema.
Con las crisis surgen también los “espontáneos”, como en los toros, que le buscan afanosamente una salida inventando “sistemas” de la nada. Así surgieron las ideas del “capitalismo popular”, del “capitalismo social”, del “capitalismo con rostro humano”, de la “tercera vía” y hoy la del “nuevo capitalismo” o “capitalismo renovado”, con sus “regulaciones” o “controles”, promovido por los gobiernos de los países desarrollados. El genio de Calderón, por su parte, propone una “nueva ingeniería” y un “plan anticíclico” para “capotear” la crisis.
Pero el toro los cogerá finalmente por pretender una salida que sacrifique a los pueblos del mundo y proteja a la gran burguesía nacional y trasnacional.

El carácter de la Revolución Mexicana de 1910.

Los inteligentes, valientes y avanzados hombres y mujeres que encabezaron la Revolución Mexicana iniciada en 1910 y las masas de campesinos, indígenas y obreros que los siguieron, conocieron y sufrieron los efectos negativos de los cimbrones económicos que periódicamente sacudían a los Estados Unidos y demás países capitalistas del mundo.
Por lo anterior y debido también a la explotación y saqueo del que era objeto nuestro país y los trabajadores mexicanos por parte de empresas norteamericanas e inglesas (en las minas, el petróleo y los ferrocarriles, por ejemplo), a la existencia de enormes haciendas latifundistas en pocas manos y de miles de peones-esclavos encasillados en ellas, y a la participación de elementos de la naciente burguesía nacional (en esos momentos revolucionaria), junto con las masas hambrientas de campesinos, indígenas y obreros carentes de derechos, hicieron de la nuestra una revolución democrático-burguesa, popular, antifeudal y antimperialista, lo que se reflejó, al término de su etapa armada, en la Constitución de 1917 y en las sucesivas reformas que los revolucionarios le hicieron hasta antes de la llegada al poder de los neoliberales en 1982, con Miguel de la Madrid Hurtado.

El camino abierto por la Revolución Mexicana: la única salida a la crisis.

Así, la Revolución Mexicana, al igual que el movimiento de Independencia y el de Reforma, tuvo tres objetivos fundamentales: el logro de nuestra independencia económica y política plena, la ampliación del régimen democrático, y la elevación constante y permanente del nivel de vida del pueblo, para lo que se hizo indispensable una intervención creciente del Estado en los sectores estratégicos de la economía nacional.
Lo anterior constituye, en esencia, el mandato de nuestra Constitución, y el camino abierto por la Revolución Mexicana para lograr el verdadero desarrollo del país y el bienestar de sus habitantes. Un camino propio, distinto, producto de una larga experiencia histórica de lucha del pueblo mexicano. Un camino que, al transitarse, constituye en sí el mejor plan anticrisis que el pueblo mexicana haya tenido jamás.
Por eso, a partir de 1917 y hasta 1982 las crisis no significaron un gran problema para los mexicanos pues en esos años se fue consolidando nuestra independencia económica y política, se crearon cientos de empresas del Estado y con ello surgió una fuerte industria verdaderamente nacional, se repartieron las tierras de los latifundios creándose los ejidos, aumentó la producción en el campo, mejoraron los ingresos del pueblo, aumentó el bienestar de los mexicanos a tal grado que nuestro promedio de vida se elevó de menos de 40 años, antes de la Revolución, a cerca de 75 años en la actualidad, se promulgó la Ley Federal del Trabajo conteniendo grandes beneficios para la clase trabajadora, surgió la educación pública con miles de escuelas de todos los niveles, se creó la seguridad social e instituciones de salud de calidad para el pueblo, mejoraron los servicios, etc.
Además, se fue ampliando el régimen democrático con el voto a los 18 años, el derecho de voto a la mujer, la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), y con ella los diputados de partido o plurinominales, destacando en el mundo nuestra política exterior independiente, que le dio prestigio y respeto a nuestro país.
En resumen: la Revolución Mexicana propuso y logró una menos injusta distribución de la riqueza y un gran desarrollo de nuestras fuerzas productivas, lo que se tradujo en menos crisis. Fórmula sencilla pero genial que cumplirá próximamente 100 años.
Si entre 1917 y 1982 tuvimos algunos problemas económicos, no fueron a causa de nuestra Constitución, de sus principios o de las instituciones creadas por la Revolución Mexicana, al contrario, fueron debidos a omisiones, titubeos, violaciones y traiciones a ellas por parte de la burguesía nacional gobernante, como durante la Presidencia de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), por ejemplo.
Entonces, México vive en crisis permanente desde hace cerca de 26 años precisamente porque los neoliberales nos llevaron por un camino que está cerrado para nuestra patria: el de querer convertirnos en un país imperialista al estilo norteamericano.
Nos condujeron a un callejón sin salida, nos convirtieron en un país extremadamente dependiente de la economía norteamericana y en un pueblo sumido en la pobreza, a la deriva, a expensas de las crisis, que, efectivamente, coincidimos con Carstens, no nos puede provocar un “catarro” pero porque padecemos ya una “pulmonía crónica”.
¿Qué sino significan 70 millones de pobres, nulo desarrollo científico y tecnológico, la inexistencia de una industria auténticamente nacional, pérdida galopante de empleos bien remunerados y del poder adquisitivo de los salarios, además de violencia e inseguridad extremas, descomposición social y pérdida de valores? Ninguna economía en el mundo se puede defender de las crisis, ni mucho menos desarrollar, en estas condiciones.
Por todo lo anterior, y no por las ceremonias huecas y demagógicas que realizan los neoliberales, es que la Revolución Mexicana iniciada en 1910 no ha muerto, está más viva y vigente que nunca.
Pero hay que regresar al camino que abrió porque sólo con un Estado fuerte, con un país independiente, que cuente con un desarrollo científico y tecnológico acorde a los tiempos, y cuyo pueblo tenga buenos salarios e ingresos, y representación real en los órganos de gobierno, sólo así podremos no sólo resistir las crisis, sino caminar hacia atapas superiores de desarrollo.
Esto no es regresar al pasado, sino, aunque suene contradictorio, regresar al futuro, mas no a través del gobierno de un solo partido, sino por medio de un gobierno de Democracia Nacional formado por las fuerzas progresistas y revolucionarias de México, excluyendo solamente a los neoliberales, independientemente del partido al que pertenezcan, porque éstos ya tuvieron su oportunidad y la perdieron.

Señor Secretario: ¿De qué se ríe?

Señor Carstens: ya se nivelaron los precios de nuestras gasolinas respecto a los internacionales, ahora queremos que se nivelen nuestros salarios.

Lamentable pérdida.

El pasado 4 de noviembre murió un joven sencillo, brillante y con gran futuro, dejando una bella familia que tendrá que trabajar muy duro para salir adelante. Hombre de talento y de trabajo, que por cierto sabía hacer muy bien porque nos hacía olvidar un poco los graves problemas en los que los neoliberales tienen sumido al país. Alguna vez lo saludé en el Zócalo de la Ciudad de México y le pedí un autógrafo, que me dio encantado. Descanse en paz “Evelio con ‘V’ chica”.


EL POEMA.

LA DURACIÓN DEL TERCER REICH

1
El führer asegura que el Tercer Reich
va a durar 30 mil años.
A alto nivel no debe caber la menor duda.
La duda que debe existir a alto nivel
es acerca de si el Tercer Reich
resistirá el próximo invierno.

Bertolt Brecht.

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sábado, 18 de octubre de 2008

NAUFRAGA EL NEOLIBERALISMO, SUS TESIS E INSTITUCIONES.


Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

A mi padre Roberto Escamilla Montiel, por su valor a toda prueba.

Las políticas económicas neoliberales, que precisamente en estos días demuestran su fracaso, justificadas por 26 años con argumentos y un lenguaje anacrónico y demagógico por parte del PAN, del gobierno y de los grupos de derecha al interior de partidos como el PRI y el PRD, tienen al mundo entero y, por supuesto, a México, al borde del abismo.
El barco del neoliberalismo, sus tesis e instituciones naufragan y los responsables de hacerle el último boquete fueron sus propios creadores e impulsores: el gobierno norteamericano y los del resto de países desarrollados, pues violaron los principios básicos del llamado “libre mercado”, como la “libre acción de la Ley de la Oferta y la Demanda” y la “no intervención del Estado en la economía”, dado que han entrado al rescate de los bancos y de la economía capitalista mundial, utilizando para ello el dinero de todos.
Van 700 mil millones de dólares los inyectados por el gobierno norteamericano a su sistema financiero y ya se han anunciado otros millones más para comprar acciones de bancos privados, junto con otras medidas que sólo beneficiarán a la gran burguesía financiera corrupta, derrochadora y especuladora.
Seguirán este ejemplo, como ya lo han anunciado, el resto de países desarrollados, lo mismo que Calderón, que ya inyectó ocho mil 900 millones de dólares para “estabilizar” el peso. ¿No que criticaban a José López Portillo por decir “defenderé el peso como perro? ¿Quiénes son ahora los perros?
Por supuesto, los miles de millones de dólares que en el mundo se repartirán entre los banqueros incapaces y corruptos los pagarán finalmente los pueblos del planeta, principalmente los de los países pobres, pues verán reducidos sus presupuestos (como ya ocurrió en México con 50 mil millones de pesos) para educación, salud, vivienda, servicios básicos, generación de empleos y programas sociales de todo tipo, además de que continuará el encarecimiento de los alimentos, el aumento del desempleo, la quiebra de pequeñas y medianas empresas y disminuirá aún más el poder adquisitivo de los salarios.
Hoy para todos resulta claro que el neoliberalismo fue sólo una estrategia del imperialismo norteamericano para saquear a nuestros países y explotar a nuestros pueblos. ¿Quién se atreverá ahora a salir en su defensa sino los francotiradores a sueldo de la derecha, los cínicos, los sinvergüenzas o los ignorantes?

La congruencia del PAN.

En medio de este panorama una cosa sí hay que reconocerle al Partido (de) Acción Nacional (PAN): ha sido congruente con su origen, objetivos y principios, y fiel hasta la muerte a sus aliados, que son la gran burguesía nacional, el imperialismo norteamericano y el clero político, y por ello tienen hoy al país al borde del abismo.
El PAN nació para combatir a la Revolución Mexicana, a todo lo que signifique progreso, independencia y democracia, y lo ha hecho. Se propuso evitar la intervención del Estado en la economía, quitarle su carácter de tutelar de los derechos de la clase trabajadora, destruir al ejido y crear un régimen policiaco, y lo está logrando.
Además, por ser el principal impulsor de las políticas económicas neoliberales, se mantiene como fiel aliado de los grandes empresarios nacionales, de las trasnacionales y del clero político, en detrimento de los derechos de la clase trabajadora, de los campesinos y del pueblo en general.

Al borde del abismo.

Desde hace 26 años venimos advirtiendo de las nefastas consecuencias que traerían para el mundo y para México el neoliberalismo y la globalización neoliberal, y hoy, desgraciadamente, las estamos viviendo: una profunda crisis económica mundial, la crisis alimentaria y el calentamiento global. La globalización de la crisis, de la destrucción de la naturaleza, de la miseria y del hambre.
Esto se está reflejando en el México moderno con fenómenos que antes eran inimaginables que se dieran, como el crecimiento acelerado de la pobreza y la miseria; el desempleo; la pérdida del poder adquisitivo de los salarios; la enorme cantidad de mexicanos que huyen a los Estados Unidos por hambre; crímenes políticos; violencia, inseguridad y delincuencia extremas; ejecuciones y decapitaciones; actos terroristas como el de Morelia, Michoacán; acciones extremas de protesta como la protagonizada por el líder campesino veracruzano Ramiro Guillén Tapia, quien se inmoló; la protesta de dos jóvenes de la llamada “clase media”, que en su cara le gritaron a Calderón “espurio” y “en México no hay democracia”; y, por último, las manifestaciones de miles y miles de mexicanos en defensa de sus derechos.

¿Quiénes son los responsables?

¿A quién sino al neoliberalismo y a quienes lo promueven podemos culpar de estos fenómenos? Pero el gobierno panista, y los neoliberales en general, pretenden responsabilizar de ellos a todos los mexicanos.
Dicen que “todos somos responsables”. Sí, pretenden repartir entre todos la culpa, las responsabilidades, pero se han negado a un reparto menos injusto de la riqueza entre todos los mexicanos, que somos quienes la producimos. Desde hace 26 años los escuchamos decir que “primero hay que producir la riqueza para después repartirla”, pero el reparto nunca llega, ni llegará, y se ha quedado sólo en unos cuantos encabezados por Carlos Slim, mientras que 70 millones de mexicanos vivimos en la pobreza.
Piden la “unidad de todos los mexicanos”, pero este llamado tiene otro propósito: desacreditar a los inconformes, confundir a los hambrientos, desmovilizar a los obreros y campesinos, y dividir a las fuerzas democráticas y progresistas.
Falsarios. Nunca todos los seres humanos se han unido con algún propósito, ni siquiera contra Hitler la humanidad se unió toda, pues algunos apoyaron a este criminal títere de las trasnacionales alemanas, mientras que la mayor parte de las personas en el mundo, los progresistas y revolucionarios, encabezados entonces por la Unión Soviética, se unieron para luchar contra el imperialismo nazi hasta derrotarlo.
Nunca, en la historia de México, todos los mexicanos nos hemos unido con algún objetivo, ni cuando Maximiliano de Habsburgo quiso establecer un imperio extranjero en México, pues algunos traidores, encabezados por Miramón y Mejía, lo apoyaron, mientras que la inmensa mayoría de mexicanos, no todos, los progresistas y revolucionarios solamente, lucharon al lado de Benito Juárez.
Así, definirse es lo honesto, actuar en base a una ideología o a principios es lo que sacará al país adelante, no escondiéndose bajo una hipócrita neutralidad, no haciendo llamados falsos a la unidad.

¿Errores?

Dicen los neoliberales y sus voceros, que esta crisis financiera se debió a errores, principalmente de George Bush y de Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, y del actual, Ben Bernanke. Mienten y lo saben.
La crisis del capitalismo, hoy en su última etapa, el imperialismo, proviene de su esencia, son inevitables, permanentes y cada vez más profundas, como hoy se está demostrando, esto debido a que en este sistema se produce para obtener ganancia y no para satisfacer las necesidades de las personas; a la división de clases antagónicas que existe en él, entre propietarios y no propietarios de medios de producción; a que las relaciones capitalistas de producción traban el desarrollo de las fuerzas productivas; a que su producción es caótica, carece de planeación y se rige por la acción de la Ley de la Oferta y la Demanda; y a la existencia de una gran burguesía financiera parasitaria, especuladora y depredadora, auténticos Midas al revés.

La opinión de la extrema derecha.

Por su parte, algunos “teóricos” de la extrema derecha, como Sergio Sarmiento, aseguran que no se debe hacer nada, que el Estado no debe intervenir ni tomar medidas para hacer menos grave la crisis, que el mismo “mercado” ajustará las cosas a su tiempo, que esto lo debemos ver como una “oportunidad” y que ya vendrá la “recuperación”.
Lo que proponen en realidad es que si en la época de “estabilidad macroeconómica” éramos 70 millones de pobres, dejemos que con la crisis lleguemos a 80, que millones más se queden sin empleo, que otros tantos pasen de la pobreza a la miseria, que dos o tres millones de niños mueran por enfermedades relacionadas con la desnutrición y la pobreza, que miles con enfermedades crónicas y graves mueran por faltarles atención médica adecuada, y que cuando lleguemos nuevamente a un periodo de “recuperación”, de “estabilidad”, de “crecimiento”, volvamos a ser 70 millones de pobres, o tal vez un poquito, pero sólo un poquito más, todo esto mientras las riquezas de la gran burguesía financiera parasitaria y especuladora permanecen intocables.

Plan anticrisis de Calderón.

En este contexto, el “plan anticrisis” propuesto por Calderón es absolutamente insuficiente en un país tan dependiente de la economía norteamericana como el nuestro, sin un desarrollo científico y tecnológico propio, sin una industria auténticamente nacional fuerte, con una enorme deuda externa (con los E.U.) e interna cercanas a los 250 mil millones de dólares, con un pueblo con bajo promedio en su nivel educativo y grave analfabetismo, con 70 millones de pobres, y dado también lo profundo de la crisis económica norteamericana y mundial en la que ya nos encontramos.
Además, su propuesta es totalmente contradictoria con su afán enfermizo de continuar con su plan de privatizar Petróleo Mexicanos (Pemex) y, en general, seguir aplicando el neoliberalismo en nuestro país, abonando de esta manera una crisis mucho más profunda. ¿No es el constante aumento al precio de la gasolina prueba suficiente de ello? ¿Con esto se fortalece el mercado interno, el poder adquisitivo del pueblo, que es lo que verdaderamente nos podría proteger de la crisis?

Un plan excluye al PAN

Un verdadero plan anticrisis, duradero y que traería efectos positivos de inmediato, debe excluir al PAN y a Calderón porque éstos son incapaces de proponerlo y mucho menos de aplicarlo, por lo que el primer paso debe ser no darle a este partido ni un solo voto en las próximas elecciones municipales, estatales y federales del 2009, para sacarlo así del poder, desde las comisarías municipales hasta de la Presidencia de la República.
Sin embargo, esto sólo podría lograrse mediante la unidad en la acción de todas las fuerzas democráticas, patrióticas y progresistas, lo que no necesariamente implica unirse en un solo organismo, sino en torno a un programa y a objetivos concretos, defendiéndolos en conjunto y/o cada uno desde su trinchera. Coincidir en posiciones progresistas, es lo importante.
De lograrse, se constituiría un gobierno formado por partidos, organizaciones y elementos progresistas y democráticos; por representantes auténticos de los pequeños y medianos empresarios mexicanos nacionalistas, que realmente piensen en México; por elementos de la clase trabajadora, obreros y campesinos; por representantes de las organizaciones estudiantiles, de intelectuales y profesionistas con mentalidad progresista, etc.
De este tipo de gobierno sólo serían excluidos el PAN y la derecha, los neoliberales en general independientemente del partido al que pertenezcan, quienes durante 26 años han demostrado su incapacidad, su egoísmo y su desprecio por los intereses superiores de la patria y de los mexicanos.
¿Y el programa?, muy fácil. Su elaboración inició en 1910, hace cerca de 100 años, y su esencia se encuentra en la Constitución de la República, en sus artículos 3º, 5º, 27, 123, 130 y otros, anteriores a las contrarreformas salinistas claro, sólo hace falta actualizarlo y detallarlo, y un acercamiento a ello es el programa del Frente Democrático Nacional (FDN) formulado en 1988. ¿Será muy difícil?

En Campeche

Hace ya varios meses nos preguntábamos cuándo se darían cuenta los empresarios campechanos, la inmensa mayoría de ellos pequeños y medianos, de que apoyar al PAN atentaba contra sus propios intereses. ¿Ya habrán reflexionado ante la triste realidad que estamos viviendo? Aún no es tan tarde y el 2009 se acerca.

EL POEMA

EL GOBIERNO COMO ARTISTA

4
Lo que asombra en el artista es la inventiva.
Cuando se escuchan las explicaciones del gobierno sobre la situación se dice: ¡Cómo inventa!
Para la economía el artista sólo guarda desprecio.
Como se sabe, el gobierno desprecia completamente también la economía.
Como es natural, tiene ciertos mecenas poderosos.
Y como todo artista, vive tomando prestado su dinero.

Bertolt Brecht

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miércoles, 4 de junio de 2008

Crisis alimentaria, producto del hombre, no de la naturaleza.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Es verdad que, desde siempre, la humanidad ha sufrido hambrunas y escasez de alimentos en diferentes momentos y etapas de su desarrollo, que han diezmado e inclusive desaparecido a civilizaciones enteras. Desde la comunidad primitiva, pasando por el esclavismo y el feudalismo, y hasta antes de la Revolución Industrial y de la Científico-Técnica, de los siglos XVIII, XIX y XX, las fuerzas productivas desarrolladas por el hombre no eran suficientes para defenderse y superar los embates de la naturaleza, el hambre y las enfermedades, sufriendo la humanidad las consecuencias de ello, pero principalmente las clases más desprotegidas.
Sin embargo, hoy, en la época del imperialismo, la última etapa del sistema capitalista, las fuerzas productivas, es decir, los conocimientos y habilidades del hombre, las máquinas, la computación, la robótica, los medios e instrumentos de producción, la ciencia y la técnica, han alcanzado un grado tal de desarrollo que es inconcebible, ilógico, absurdo y hasta trágico, que fenómenos como la aparente falta de alimentos, el hambre, la desnutrición y cierto tipo de enfermedades, afecten y preocupen aún a la humanidad.

El verdadero rostro de la crisis alimentaria de hoy.

La razón de lo que hoy está pasando es sencilla: los dueños de los conocimientos, patentes, mercancías, máquinas, medios e instrumentos de producción, de la ciencia y de la técnica, e inclusive de la fuerza de trabajo del hombre, que se ha convertido en una mercancía, y la peor pagada, son los grandes países capitalistas desarrollados, sus gobiernos y los monopolios trasnacionales del mundo.
Ellos, a nombre de la sacrosanta “libertad de comercio” y de la intocable e imperturbable Ley de la Oferta y la Demanda, utilizan esas fuerzas productivas, esos avances logrados por toda la humanidad, no en beneficio de la misma, para mejorar su alimentación, salud, cultura, educación, vivienda, etc., sino en su propio provecho, en lo que les reditúe ganancias, por ejemplo, en la guerra, en el desarrollo de armamento cada vez más sofisticado y mortífero, gastando cientos de miles de millones de dólares cada año en ese propósito.
Así, la lógica de los monopolios es producir sólo lo que les deje ganancias, en la proporción que ellos desean, no producir lo que las personas necesitan. Si el arroz, el trigo, el sorgo y el maíz los hacen ganar, los siembran, los producen, los utilizan para generar combustibles, si no, no los siembran, esconden los productos, los almacenan, acaparan, especulan e inclusive los destruyen, hasta que alcancen los precios que les permitan obtener las ganancias a las que se creen con derecho, aunque millones de niños en el mundo se mueran de hambre. Para eso sirve la llamada Bolsa de Futuros de Chicago: para especular con el hambre del mundo.
Es cierto que el cambio climático, el calentamiento global, el deterioro ambiental, han afectado la producción de alimentos en general, pero estos fenómenos son causados igualmente por la gran industria contaminante y por los gobiernos de los países capitalistas desarrollados, que se niegan a utilizar fuentes de energía alternas y no contaminantes, que realizan pruebas con armas atómicas, que destruyen bosques y selvas, y que no dejan de verter en la atmósfera los gases de efecto invernadero que produce la gran industria.

La crisis alimentaria en México.

Lo mismo, pero a otra escala, sucede en nuestro país. Tenemos los recursos humanos, materiales, económicos, agua suficiente y tierra de buena calidad, para producir los alimentos que necesitamos, y mucho más, pero no se hace. ¿Por qué?
La Revolución Mexicana iniciada en 1910 sentó las bases para el desarrollo impetuoso de nuestras fuerzas productivas con el objetivo de que el pueblo de México elevara constantemente su nivel de vida, se ampliara nuestro régimen democrático, lográramos nuestro desarrollo agrícola e industrial, y nuestra independencia económica, política, científica y tecnológica, y, por supuesto, alimentaria.
E íbamos bien, hasta hace 25 años, pues los mexicanos, después de la Revolución elevamos considerablemente nuestro promedio y nivel de vida, de ser un país latifundista y agrícola, pasamos a ser un país agrícola-industrial, creándose cientos de empresas del Estado, naciendo junto con ello la industria nacional en manos de mexicanos, surgió la Seguridad Social, la educación pública y la clase trabajadora vio plasmados sus derechos fundamentales en el artículo 123 de la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo, se crearon y se dio impulso a instituciones como el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como a decenas de centros de investigación. Nuestra independencia y soberanía nacional, en todos los aspectos, se consolidaron.
En relación al campo y a la producción de alimentos, surgió y se fortaleció el sistema ejidal, que demostró ser altamente productivo mientras verdaderamente se le apoyó, alcanzándose cosechas récord de productos como el arroz, por ejemplo, hasta mediados de los años ochentas, cuando se empezaron a aplicar las políticas neoliberales en el campo.
El artículo 27 de la Constitución le dio fortaleza y seguridad a los ejidatarios, se destruyeron los latifundios y la tierra se repartió, formándose los ejidos. A los ejidatarios se les otorgaron créditos oportunos y baratos, se les apoyó en la comercialización de sus productos, se inició la mecanización y tecnificación del campo, todo ello con la creación de instituciones como la CONASUPO, BANRURAL, FERTIMEX (fertilizantes), PRONASE (semillas), SESA (maquinaria para el campo), etc.

La política neoliberal en el campo, causa de nuestra crisis alimentaria.

Es fácil echarle la culpa de nuestra crisis y dependencia alimentaria a factores externos y a la falta de “reformas estructurales”, cuando la verdadera causa de estos fenómenos es la aplicación en el campo mexicano de las políticas económicas neoliberales impuestas por los Estados Unidos, que nuestros gobiernos, desde 1982, han aplicado servilmente y sin protestar.
En primer lugar, durante el gobierno de Salinas se reformó el artículo 27 constitucional y se inició la privatización de los ejidos, aplicándose aceleradamente el cínico, demagógico y tramposo Programa de Certificación de Derechos Ejidales (PROCEDE), para darle la propiedad de la tierra a los ejidatarios, sabiendo que éstos, debido a su miseria y abandono por parte del gobierno, la empezarían a vender y a rentar a los nuevos latifundistas, nacionales y extranjeros. Así, el latifundismo ha resurgido en el campo mexicano, los ejidatarios venden o rentan sus tierras y por miles se van a los Estados Unidos, huyendo de la miseria en la que se encuentran.
Hoy no hay créditos oportunos y baratos para los ejidatarios y auténticos pequeños propietarios de tierra, sólo para los neolatifundistas (políticos corruptos y grandes empresarios nacionales y extranjeros metidos a rancheros), tampoco hay maquinaria ni sistemas de riego para ellos, ni fertilizantes, careciendo también de capacitación, asesoramiento, precios de garantía o de apoyos para la comercialización de sus productos.
Así, se reformó el artículo 27 constitucional, el ejido se desintegra y la CONASUPO, BANRURAL, PRONASE, FERTIMEX y SESA han desaparecido, y con ello nuestra autosuficiencia alimentaria. Hoy importamos cerca de las tres cuartas partes de los alimentos que consumimos, y se los compramos principalmente a los Estados Unidos, y, mientras, nuestros campesinos se debaten en la miseria. Este es el resultado de la aplicación de las políticas neoliberales en el campo. ¿Quién pues ha resultado beneficiado? La respuesta está a la vista.

Declaraciones y acciones suicidas.

Ante todo lo anterior, las declaraciones y acciones del gobierno panista de Felipe Calderón y de los grandes empresarios y comerciantes, como los afiliados a la COPARMEX y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), son demagógicas, electoreras y suicidas.
Abrir completamente nuestras fronteras a la importación de granos, aumentar en 120 pesos mensuales los apoyos de Oportunidades, anunciar apoyo técnico a algunos “productores” sin definir a cuáles (ejidatarios o neolatifundistas), no tener un programa amplio, definido e integral para el campo, aceptar que los precios de los alimentos básicos seguirán aumentando por 10 años más, y declarar que la “libertad de comercio” y la Ley de la Oferta y la Demanda deben prevalecer sobre todas las cosas, aunque el pueblo, los campesinos en especial, se mueran de hambre, son acciones y declaraciones verdaderamente irresponsables y suicidas.
¿Qué nuestros gobernantes y la cúpula empresarial no han leído la Historia de México? ¿No saben que cuando hay hambre, no valen nada los rangos, riquezas, palacios, residencias, apellidos, chequeras, ni tarjetas de crédito? ¿No se dan cuenta de que el sistema injusto que han creado está construido sobre arena y que en cualquier momento se les puede derrumbar? ¿Quieren eso para sus hijos, para nuestros hijos, para todas las nuevas generaciones de mexicanos? Las medidas anunciadas para enfrentar la crisis alimentaria sólo pretenden mantener la pobreza y la miseria en los niveles actuales, y eso no es un mérito, además de que no lo lograrán.

Retomar los principios revolucionarios del agrarismo mexicano, la solución.

Sabemos que es imposible pedirle al gobierno de Felipe Calderón que retome los principios que dieron origen a la Reforma Agraria en nuestro país, porque para esto se requeriría derrotar a la derecha en el poder y formar un gobierno de Democracia Nacional, es decir, integrado sólo por las fuerzas progresistas, de izquierda y revolucionarias del país, incluyendo a partidos, organizaciones, y pequeños y medianos empresarios, comerciantes e industriales con mentalidad nacionalista.
Pero mientras tanto, mientras eso se logra, debemos exigir al gobierno panista que tome de manera urgente las siguientes medidas para enfrentar la crisis alimentaria:
1.- Elaborar un programa científico e integral para el desarrollo del campo mexicano, dirigido principalmente a los ejidatarios y auténticos pequeños propietarios rurales, que contenga metas a lograr a corto, mediano y largo plazo, los granos y alimentos a los que se les debe dar prioridad en base a nuestras necesidades y a los diferentes tipos de suelo que existen en el territorio nacional.
2.- Eliminar el PROCEDE y ponerle un alto definitivo a la venta y renta de tierras ejidales.
3.- Destinar en el Presupuesto de Egresos de la Federación de cada año, mayores recursos a la producción agrícola, ganadera, pesquera y forestal.
4.- Canalizar obligatoriamente el crédito privado al campo, principalmente a los ejidatarios y auténticos pequeños productores rurales, con el aval del Estado.
5.- Dotar a dichos sectores de créditos oportunos y baratos, maquinaria, sistemas de riego, semillas, fertilizantes a bajos precios, además de capacitación y asesoría técnica, involucrando en ello a las instituciones públicas de enseñanza a nivel superior y medio superior, así como a los centros de investigación relacionados con el campo.
6.- Establecer precios de garantía para los productos del campo y crear un organismo para la compra de las cosechas por parte del Estado a precios justos, evitando así la especulación, el acaparamiento, el intermediarismo y el encarecimiento de los granos y demás productos básicos.
7.- Dejar de realizar obras suntuosas y no prioritarias, revisar los ingresos de los altos y medios funcionarios de gobierno, ajustándolos de tal manera que no sean ofensivos ante la pobreza en la que vivimos 70 millones de mexicanos, y todos esos recursos canalizarlos al campo.
8.- Renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), principalmente en su Capítulo Agropecuario, así como renegociar y reestructurar nuestra injusta e impagable deuda externa, y privatizar el IPAB-Fobaproa, para que esos enormes recursos se apliquen al campo para la producción de alimentos.
9.- La delincuencia se debe combatir no sólo con métodos policiacos y represivos, sino fundamentalmente erradicando la pobreza, por tanto, es necesario y urgente invertir más en este último aspecto dado que la violencia que se podría generar por un encarecimiento desmedido de los alimentos o por la falta de los mismos, sería infinitamente más grave que la que hoy genera la delincuencia organizada.
10.- Castigar con cárcel a los especuladores, acaparadores y encarecedores de los alimentos, que lucran con el hambre del pueblo.

EL POEMA.

El gobierno como artista.

Se invierte mucho dinero en la construcción de palacios y estadios.
El Gobierno se asemeja con ello a un joven artista,
a quien el hambre no arredra cuando se trata de hacer famoso su nombre.
Además, el hambre que no arredra al gobierno es el hambre de los otros,
es decir, la del pueblo.

Bertolt Brecht.

Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com/

sábado, 17 de mayo de 2008


“Una Reforma Energética para avanzar, no para retroceder”

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Los mexicanos no estamos en contra de las instituciones progresistas surgidas de nuestro movimiento revolucionario, como la Constitución de la República, el Estado Laico, la educación pública, la Seguridad Social, las empresas del Estado, etc. Nos oponemos a las instituciones creadas por la derecha, por los neoliberales, como el IFE, el Trife, el Cofipe, el IPAB, las corporaciones policiacas anticonstitucionales, etc., y al manejo premeditadamente equivocado que la derecha en el poder ha hecho de las primeras con el propósito de destruirlas.
Tampoco nos oponemos a los cambios, pero sí a los que se hacen, o pretenden efectuar, con el objetivo de retroceder, no de avanzar. Por eso estamos en contra del proyecto de Reforma Energética de Felipe Calderón, porque es violatorio de la Constitución de la República, porque claramente propone la privatización de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y de nuestro petróleo, y porque su propuesta de los bonos petroleros no sólo es demagógica, sino que ofende la inteligencia del pueblo mexicano. Porque su proyecto responde a los intereses de los Estados Unidos y no a los de nuestra nación. Porque es para retroceder, no para avanzar.

CRITERIOS PARA UNA REFORMA ENERGÉTICA PROGRESISTA.

El propósito central de una Reforma Energética realmente progresista debe ser el fortalecer a PEMEX como una empresa en manos del Estado, es decir, que su manejo y políticas sean en base a un criterio social, nacionalista, popular, y no en base a uno mercantilista. PEMEX debe servir como instrumento para el fortalecimiento de nuestra independencia económica, política, científica y tecnológica, y como medio para la elevación constante del nivel de vida del pueblo, así como para el resurgimiento de una industria realmente nacional, en manos de mexicanos. La propuesta de Calderón pretende hacer de PEMEX sólo un instrumento al servicio de la economía norteamericana y de sus planes de dominio del mundo.

Los contratos.

Para ello se deben eliminar o cancelar contratos de PEMEX con inversionistas nacionales o extranjeros que sean violatorios de nuestra Constitución y demás leyes, que atenten contra los derechos de los trabajadores, que signifiquen un saqueo de nuestros recursos petroleros o financieros, que pongan en riesgo la seguridad nacional, la de la empresa y de sus trabajadores, y que constituyan un peligro para el medio ambiente.

Los trabajadores.

Asimismo, se debe obligar a las empresas, nacionales o extranjeras, que por suma necesidad o transitoriamente presten sus servicios a PEMEX, paguen a sus trabajadores salarios iguales y les brinden las mismas prestaciones que la paraestatal, lo que redundará en mejores niveles de eficiencia, productividad y seguridad, y, lógicamente, en la elevación del nivel de vida de los mismos.

Las gasolinas.

Se deben eliminar, de manera gradual y permanente, las concesiones a particulares para la venta y comercialización de gasolinas, encargándose de ello la propia paraestatal, lo que le allegará significativos recursos económicos, se reflejará en precios más bajos para los consumidores y en una menor inflación y carestía de la vida en general.

Su director y Consejo de Administración.

El director de PEMEX debe ser nombrado por el Poder Legislativo de la nación, debiendo contar con capacidad probada y ser una personalidad de pensamiento progresista, además de que su Consejo de Administración deberá reestructurarse, integrándolo con elementos de mentalidad progresista, avanzada, provenientes de los diferentes partidos políticos, del Poder Legislativo de la nación, del Sindicato Petrolero, de centros e instituciones públicas relacionadas con la enseñanza y la investigación científica y administrativa, como el IPN, la UNAM, etc.

La independencia de PEMEX.

PEMEX debe crear sus propias empresas que le permitan lograr su independencia respecto a maquinaria y tecnología que requiere para su funcionamiento, hoy importada especialmente de los Estados Unidos y de otros países capitalistas desarrollados.

La investigación científica.

El Estado y PEMEX deben apoyar de manera directa a los centros e instituciones públicas dedicadas a la investigación científica y tecnológica, al igual que fortalecer al Instituto Mexicano del Petróleo.

La petroquímica.

Se le debe dar un impulso decidido a la industria petroquímica en manos del Estado para dejar de ser sólo un exportador de petróleo crudo hacia los Estados Unidos, política que sólo beneficia a los intereses estratégicos y belicistas de este país, revisando la clasificación arbitraria y entreguista que de estos productos hicieron los gobiernos de Salinas y Zedillo, y construyendo las plantas petroquímicas y refinerías que sean necesarias para nuestro desarrollo independiente.

Modernización y expansión.

Se deben tomar las medidas necesarias para que PEMEX destine los recursos suficientes para su modernización y expansión, sin perder sus objetivos y su carácter de empresa del Estado.

Sus mandos altos y medios.

Revisar los salarios e ingresos de los mandos altos y medios de PEMEX y ajustarlos para que no sean ofensivos para los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza, aplicando los recursos ahorrados en el desarrollo de la empresa.

Su relación con los Estados.

La relación de PEMEX con los Estados de la República donde se encuentran asentadas sus instalaciones o pozos petroleros, debe revisarse para que sean mutuamente benéficas, contribuyan al desarrollo de las comunidades, no contaminen el medio ambiente y se utilice la mano de obra y los servicios profesionales de sus habitantes.

Deuda externa e IPAB-Fobaproa.

Reestructurar nuestra deuda externa y privatizar la hasta ahora deuda pública del IPAB-Fobaproa, para que esos cuantiosos recursos se destinen al impulso de nuestra industria petrolera y eléctrica, al campo y, en general, se apliquen en beneficio del pueblo mexicano.

LA PROPUESTA DE CALDERÓN ES INACEPTABLE.

El proyecto de Reforma Energética de Calderón debe ser rechazado y desechado de plano. No puede ser la base de una discusión seria, democrática y plural puesto que apunta en sentido contrario al progreso de México.
La aprobación de una Reforma Energética más o menos progresista depende, como siempre, de la correlación de fuerzas nacionales, de si las fuerzas progresistas del país se fortalecen, se movilizan y mantienen su unidad, del accionar de las organizaciones representativas de la clase trabajadora y de si al interior de partidos como el PRI y el PRD prevalecen las ideas de los elementos progresistas sobre sus corrientes neoliberales y de derecha.

La intervención del Estado en la economía: una necesidad inaplazable.

México necesita, hoy más que nunca, sobre todo ante la amenaza de una crisis alimentaria a nivel mundial, mantener y fortalecer las empresas del Estado para salir adelante. La intervención del Estado en la economía en los días que vienen es inevitable, necesaria e imprescindible para parar en seco y aplicar todo el peso de la ley a los especuladores y acaparadores, para impulsar nuestra industrialización y la producción en el campo lo más aceleradamente posible.

LA QUEMA DE LIBROS.

Cuando el régimen ordenó quemar abiertamente los libros de enseñanzas dañinas
y por dondequiera se obligó a los bueyes a llevar carretas de volúmenes a la hoguera,
un poeta perseguido, uno de los mejores, descubrió con espanto,
al estudiar la lista de incineraciones, que sus libros habían sido olvidados,
Corrió a su escritorio, colérico, y redactó una carta a los detentadores del poder.
¡Quémenme! Escribió a vuelapluma, ¡quémenme!
¡No me hagan esto! ¡No dejen de incluirme!
¿Acaso no escribí siempre la verdad en mis libros?
¡Ahora me tratan como a un mentiroso¡
Les ordeno ¡Quémenme!

Bertolt Brecht.

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martes, 15 de abril de 2008

Lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

¿Desde cuándo el Partido (de) Acción Nacional (PAN) está a favor de fortalecer las empresas en manos del Estado? ¿Ha modificado ya sus documentos básicos? ¿Ha renunciado ya a su oprobiosa y negra historia de oposición a la Constitución de la República y a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana de 1910? ¿Ha dejado de ser aliado de las fuerzas más reaccionarias del país y del imperialismo norteamericano?

El PAN de ayer, el PAN de siempre.

No, el PAN sigue siendo aquel partido que fue fundado en 1939 por un grupo de acaudalados personajes encabezados por Manuel Gómez Morín; que deseó que Adolfo Hitler ganara la guerra para gobernar a México de acuerdo con su filosofía; que combatió al general Lázaro Cárdenas del Río llamándolo “comunista”; que siempre se ha opuesto a la aplicación de la Constitución de la República, principalmente a los artículos 3º, 27, 123 y 130; que aprobó las reformas al artículo 82 constitucional para que un hijo de extranjeros, como Fox, pudiera ser Presidente de la República.
Es el mismo que, junto con De la Madrid, Zedillo y Salinas, privatizó cientos de empresas públicas y pugna por hacer lo mismo con la seguridad social y la educación; que aprobó las reformas al artículo 27 para la destrucción del ejido y la privatización de la tierra; que se convirtió en cómplice e impulsor del IPAB-Fobaproa y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); que orquestó y apoyó los tres más grandes fraudes electorales en la historia moderna de nuestro país, los de 1988, 2000 y 2006.
El PAN es el partido que representa los intereses de los hombres más ricos del país (que son sus dueños y quienes lo dirigen), los del clero político y del imperialismo norteamericano y sus trasnacionales; es el partido del doble lenguaje y de la doble careta; es el que presumía que Salinas estaba gobernando con su programa.
Ha sido el PAN el principal impulsor de las políticas económicas neoliberales que han traído miseria al pueblo, que han sumido a nuestra patria en la dependencia respecto a la economía norteamericana y que han generado una situación de violencia e inseguridad nunca antes vistas; es el partido de la corrupción y de la inmoralidad, y ahí está el legislador-litigante Diego Fernández de Ceballos y sus terrenos de “Punta Diamante”, Guerrero, las toallas de 7 mil pesos de Marthita Sahagún, los negocios oscuros de los Bibriesca, hijos de Martha, y los recientes escándalos de corrupción en los que está implicado el actual secretario de Gobernación del gobierno federal panista, Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Y, finalmente, el PAN es el partido de la demagogia y de las promesas incumplidas, como lo hizo Fox cuando prometió un crecimiento económico del 7% y alcanzó el 0%. Así pasará con el “Presidente del Empleo” y su promesa del “País de las Maravillas”, muy al estilo Salinas cuando privatizaba cientos de empresas con el pretexto de “vender bienes para remediar males” o cuando negociaba el TLCAN prometiendo llevarnos al “primer mundo”.

El PAN de hoy y su Reforma Energética.

Así, las promesas de Calderón no son más que demagogia, como cuando al celebrarse el 202 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, el pasado 21 de marzo, estando al lado de Mouriño Terrazo, secretario de Gobernación, pidió a todos los mexicanos honestidad y respeto a las leyes y a las instituciones. ¡Qué gran espectáculo tragi-cómico estamos presenciando los mexicanos! Si no fuera porque lo que está en juego es el futuro de la nación y de las nuevas generaciones, sería como para morirse de risa.
El PAN y la nación siempre han caminado en sentidos opuestos. Los intereses del PAN nunca han coincidido, ni coincidirán jamás, con los de la inmensa mayoría de los mexicanos, y esto se demuestra una vez más con su llamado “Diagnóstico sobre PEMEX” y su propuesta de Reforma Energética, que más se parecen al diagnóstico y a la receta de un médico mediocre o corrupto, que no sabe lo que tiene el paciente, le inventa enfermedades y le da cualquier medicina con tal de seguirle sacando dinero, hasta que lo mata.
El diagnóstico del gobierno no muestra la realidad de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pues lo que está destruyendo a esta empresa es precisamente la privatización de la que ya está siendo objeto, la corrupción y la pésima administración de los gobiernos neoliberales y panistas de los últimos años, permitida precisamente para tener el pretexto de privatizarla. No hay la mínima intención de sacarla adelante como empresa del Estado.
Asimismo, la iniciativa de Reforma Energética de Calderón lo único que propone, en esencia, es la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, en PEMEX, como si ésta fuera la única y real salida a la situación por la que atraviesa la paraestatal.
Y adereza la iniciativa con una propuesta demagógica, al más puro y burdo estilo del llamado “capitalismo popular”, es decir: la puesta en venta de los denominados bonos petroleros, que podrán adquirir todos los mexicanos para sentirse, ahora sí, dueños del petróleo. Lo mismo se hizo al privatizar TELMEX, dieron acciones al sindicato para hacerlos sentir “parte de la empresa”. El propósito real del PAN es desmovilizar al pueblo en la lucha por sus derechos. El Sindicato de Telefonistas no hizo nada en su momento. ¿Lo mismo ocurrirá con el Sindicato de Petroleros?
¡Qué cinismo! ¡Qué desvergüenza! ¡Cuán demagogo y maniobrero es este gobierno de Calderón! ¿Cuántos bonos podrán comprar los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza? Es una burla, es una mentira que, repetida millones de veces, tratarán de hacerla pasar por verdad y así engañar y desmovilizar al pueblo de México en su lucha por la defensa del petróleo.
¿Qué se requiere de tecnología de punta? ¿Y la UNAM y las universidades de los estados? ¿Y el Instituto Politécnico Nacional? ¿Y los centros de investigación? ¿Y nuestros científicos, ingenieros y técnicos? ¿No cuentan? Calderón los ignoró porque no confía en el talento de los mexicanos.
Seguramente comenzarán a alzarse voces de decenas de “intelectuales” a sueldo o ingenuos que pedirán para Calderón “el beneficio de la duda” o que empezarán a decir que “si le va bien a Calderón, le irá bien a México” o que “lo que es bueno para Calderón, es bueno para México”, o “ideas” por el estilo. A Fox le dieron “el beneficio de la duda”, a él y a su esposa les fue muy bien, pero a México le fue muy mal. La realidad no miente: ni un solo avance ha tenido nuestro país con los gobiernos panistas. Ni uno solo.
Después, si no se aprueba la iniciativa de Calderón, culparán a las fuerzas progresistas por ello, al FAP, al PRD, a López Obrador, de “las consecuencias”, de las “calamidades que vendrán”, cuando éstas son producto de la política neoliberal del gobierno, cuando lo que se quiere es un cambio, pero no para retroceder, como lo quiere el PAN, sino para avanzar, como lo queremos la inmensa mayoría de los mexicanos.
La verdad es que no hay duda: por lo que el PAN es, por su origen, por su historia, por quienes lo dirigen, por lo que los gobiernos panistas han hecho a lo largo de ya casi siete años en el poder, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.

Rescatemos a PEMEX.

Rescatar a PEMEX no significa sólo oponernos a que sea privatizada y vendida a los monopolios extranjeros, sino que retome su sentido original, es decir, que se ponga al servicio de la nación y de todos los mexicanos, no sólo de unos cuántos. Además, debemos condenar todo acto de corrupción del que sea víctima por parte de funcionarios o trabajadores de cualquier nivel, y exigir que se cumplan con todas las normas ecológicas para la protección y cuidado del medio ambiente y del resto de nuestros recursos naturales.
Significa también combatir la política económica neoliberal en general, porque afecta negativamente todo, lo económico, lo social y lo político, y por supuesto a empresas estratégicas como PEMEX, principalmente por las grandes cantidades de dinero que se destinan al pago del IPAB-Fobaproa y al de los intereses de la deuda externa.
También implica encontrar para PEMEX el equilibrio entre no abandonar el impulso que le da al desarrollo de toda la economía del país y a la elevación del nivel de vida del pueblo, a través de obras y recursos que entrega a los estados y a la federación, y tener los medios necesarios para modernizarse realmente, invirtiendo en su mantenimiento y expansión constante en los rubros que más convengan al país y que más ganancias y divisas nos dejen, lo que finalmente redundará en beneficio de la nación y del pueblo.
Es necesario también impulsar a todos los centros de investigación nacionales y a las instituciones de educación superior, como el IPN y la UNAM, vinculándolas al desarrollo de la industria petrolera, y a la industria mexicana en general, para que nos permita generar los cuadros necesarios para el manejo y generación de tecnología de punta que es indispensable para nuestro desarrollo.
La solución a nuestros problemas económicos y el desarrollo y modernización de PEMEX no lo debemos buscar en las profundidades del mar, sino en una profunda transformación de nuestra industria petrolera, pero con sentido nacionalista y popular.
Asimismo, dada la trascendencia de la expropiación petrolera realizada por el general Lázaro Cárdenas del Río, y para fortalecer las convicciones nacionalistas y patrióticas de nuestro pueblo, debemos proponer reformar la Ley Federal del Trabajo para que el 18 de marzo sea declarado como Día de la Independencia Económica y la Soberanía Nacional, otorgándole la misma importancia que a otras fechas históricas, como el 16 de septiembre, el 20 de noviembre o el primero de mayo.

El debate de cuatro días de 1992.

El debate que se dio para reformar los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130 constitucionales, y para aprobar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, con el propósito de devolverle privilegios al clero político, duró sólo ¡¡¡cuatro días!!!, pues se produjo el 17 y 18 de diciembre, y el 7 y 9 de julio de 1992, en la Cámara de Diputados. Lo mismo sucedió con las contrarreformas al artículo 27 de la Constitución y para aprobar la Nueva Ley Agraria, que tuvieron el objetivo de privatizar el ejido. Es decir, lo que a Benito Juárez y a Emiliano Zapata les llevó toda una vida, los salinistas de esa época y el PAN lo destruyeron en unos cuantos días.
Los diputados del Partido Popular Socialista (PPS), en aquel entonces, pidieron un debate nacional, amplio y abierto, para escuchar las opiniones del pueblo mexicano y de sus organizaciones representativas, lo pidieron por escrito y en innumerables ocasiones en tribuna, pero los panistas y los salinistas se negaron a ello, y el debate sólo se dio en las Cámaras de Diputados y de Senadores, se burlaron del pueblo, mayoritearon y aprobaron esas contrarreformas.

El debate de hoy.

Por eso el FAP tiene razón. Se requiere, efectivamente, un debate nacional amplio, en todo el país, en el que participen no sólo especialistas en el tema, científicos y profesionistas, sino todos los partidos políticos, con o sin registro, organizaciones de profesionistas, sindicatos y agrupaciones campesinas e indígenas, organizaciones estudiantiles y juveniles, los ciudadanos en general, para que expresen su sentir y sus propuestas, y traducirlas en una reforma energética que realmente contribuya al fortalecimiento de PEMEX como empresa del Estado y al servicio de México y de los mexicanos.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.

Algunos precandidatos en Campeche están confundiendo las elecciones del 2009 con un concurso de juventud y belleza. No se dan cuenta que la juventud no es un mérito, sino una condición, y que no garantiza un pensamiento progresista y mucho menos revolucionario, así, Carlos Felipe Ortega Rubio y Fernando Eutimio Ortega Bernés se perfilan, en el PRI, como sus mejores cartas…
Lo dicho, Carlos Oznerol Pacheco Castro, presidente municipal de Campeche, no pudo con el paquete, sucumbió a las presiones y anunció la privatización del basurero municipal creyendo que esa es la mejor solución al grave problema de contaminación que éste representa, pero no es así y los problemas que vendrán serán más graves, empezando porque seguramente dentro de poco los ciudadanos tendremos que pagar por el servicio de recoja de basura. Los privatizadores están metidos hasta en la cocina. Comprobamos así lo que dijimos en el párrafo anterior: ser joven no evita pensar como Don Porfirio Díaz. …
¿Expropiar terrenos ejidales? Algunos funcionarios federales no saben lo que dicen, pero sí lo que hacen. Se expropia la propiedad privada por interés público, pero lo que van a hacer con 15 mil hectáreas del ejido Champotón, Campeche, no es expropiación, es una auténtica privatización, una acción claramente inmoral e injusta, sobre todo cuando quien supuestamente está detrás de todo esto es la empresa “Golden Gate”. Lo que requieren los campesinos es de una verdadera política agraria progresista que los apoye de manera integral para sembrar sus tierras…
Manlio Fabio Beltrones, coordinador de senadores del PRI, dijo recientemente que “El debate político ya está agotado, hay que pasar al técnico y científico para construir una salida viable a PEMEX”. Así piensan y hablan quienes han olvidado que la política es una ciencia y la han convertido en una aventura…
¿Quién les dijo o les hizo creer a los del PRD que la única o mejor manera de elegir a sus dirigentes es a través de una elección pública y con el voto “universal, directo y secreto” de sus militantes? No es la única manera, ni la más adecuada, ni necesariamente la más democrática de hacerlo. La democracia tiene más que ver con el fondo que con las formas…
Los delegados de las dependencias federales en Campeche, todos ellos panistas, se han convertido en impulsores y promotores de la privatización de las tierras ejidales y de servicios públicos como el agua potable o la recoja y manejo de la basura, o andan haciendo abierto proselitismo político, olvidándose de sus verdaderas funciones, en acciones inmorales y violatorias de la ley, y algunos les hacen el juego... Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
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jueves, 3 de abril de 2008


Las reformas que vienen: la Energética.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Es necesario ponerse en pie,
y ver lo que pasa en el mundo,
para que no pase lo que se puede evitar.

José Martí.

Habiendo sido aprobadas las Reformas Hacendaria y Electoral, los mexicanos vemos ya claramente que la minoría neoliberal, que es mayoría en el gobierno, pretende conservar la “estabilidad” y el “desarrollo” en base al sacrificio, hambre y sufrimiento del pueblo, y desea perpetuar la dictadura de los grandes empresarios nacionales y extranjeros mediante la aplicación de las políticas económicas neoliberales en los ámbitos económico, político y social, que no están pensadas para resolver los graves problemas del pueblo y de la nación, y que, aplicadas a nivel mundial, están poniendo en riesgo la existencia misma de la humanidad.

La Reforma Energética.

Viene pues, entre otras, la Reforma Energética, que para el gobierno neoliberal se resume en una sola idea: reformar la Constitución General de la República, y demás leyes, para permitir, legalmente, la privatización de las industrias eléctrica y petrolera en manos del Estado, posibilitando, así, la inversión extranjera sin límites en Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC).
A esto se limita la “sesuda” y “maravillosa” propuesta que, según el gobierno, sacará a nuestro país de todos sus problemas, propuesta que para concebirla les costó seguramente muchas noches de desvelo e incontables horas de profunda reflexión a Calderón Hinojosa, a su partido, el PAN, a las cúpulas empresariales y al resto de neoliberales.

¿Las privatizaciones son la solución?

Pero si esto es la solución para el país, ¿por qué no nos ha beneficiado para nada la privatización de cientos de empresas del Estado llevadas a cabo desde el gobierno de Miguel de la Madrid, como la ferrocarrilera, azucarera, carretera, minera, de telefonía, satelital, portuaria, de transporte aéreo, de televisoras (como Canal 13), de la banca, entre muchas otras?
Porque la inmensa mayoría de éstas, hoy privatizadas, han quebrado o se encuentran en crisis debido a la corrupción y ambición de sus nuevos propietarios, que finalmente termina pagando el pueblo mexicano con los famosos “rescates”, como el bancario, el carretero, el azucarero y ahora hasta el satelital, con la quiebra de Satélites Mexicanos (Satmex).
Otras, como Telmex, han servido para hacer fortunas enormes, inexplicables e insultantes en medio de la pobreza del pueblo, y algunas más, como los bancos, se encuentran en manos de extranjeros, con consecuencias trágicas para los trabajadores de las mismas y para la nación.

Ferrocarriles, un ejemplo.

Como ejemplo tenemos lo que fue Ferrocarriles Nacionales de México (FNM). Al privatizarse, en 1995, durante el régimen de Zedillo, se dijo que los ferrocarriles se iban a modernizar, que sus trabajadores serían recontratados y que su servicio mejoraría.
Sin embargo, sucedió todo lo contrario, pues una vez privatizada se suspendió de inmediato el servicio de transporte de pasajeros, quedando solamente el de carga; las vías y las máquinas siguieron siendo las mismas y se fueron deteriorando; se quedaron sin empleo cerca de 68 mil trabajadores; y finalmente, la empresa extranjera a la que prácticamente se le regaló FNM (en el caso de esta región sureste, la norteamericana Genesee Wyoming Inc.), se fue y dejó la concesión por “incosteable” y todos sus trabajadores quedaron repentinamente desempleados.
Lo anterior tiene una explicación muy sencilla: si un gran empresario, nacional o extranjero, compra una empresa del Estado, lo hace para obtener ganancias, este es su principal objetivo, no para servir al pueblo o a la nación. Las trasnacionales no son damas de la caridad, como tampoco lo son los que están en la lista de “Forbes”.

Los apagones: muestra de la ineficiencia y corrupción de las trasnacionales eléctricas.

Es falso igualmente que con la privatización mejoraría el servicio de empresas como la CFE, y para comprobarlo sólo basta recordar los apagones de los que fueron responsables los monopolios eléctricos privados en Estados Unidos (2003) y en Argentina (2002).
El jueves 14 de agosto del 2003, un apagón en los Estados Unidos dejó sin energía eléctrica por tres días a 50 millones de personas de la costa noreste estadounidense y del sureste canadiense; afectó a ocho de sus estados y a ciudades como Nueva York, Toronto y Ohio, entre otras. Las pérdidas materiales fueron de 3 mil millones de dólares diarios y la CFE mexicana tuvo que entrar en su auxilio.
En Argentina, el apagón del 4 de noviembre del 2002 afectó a 13 millones de personas y, antes, en 1999, se había producido el más prolongado de su historia, en el que decenas de barrios estuvieron sin electricidad durante 11 días.

Consecuencias de una Reforma Energética neoliberal.

Entonces, privatizar PEMEX, la CFE y la CLyFC significaría, en resumidas cuentas: despidos masivos de sus trabajadores; encarecimiento de sus servicios y productos; la pérdida de enormes recursos que, aún hoy, de una u otra manera, son utilizados en beneficio del pueblo y nos permiten gozar, como país, de cierta estabilidad e independencia respecto al exterior (siendo falso que esto sea un logro de los panistas).
Asimismo, el aumento de los precios de las gasolinas y de las tarifas eléctricas, repercutiría de manera grave en la inflación y en la carestía de la vida.
Por otro lado, una industria eléctrica en manos de extranjeros afectaría a la pequeña y mediana industria nacional e iría dejando a miles de pequeñas comunidades del país sin el servicio, por no resultarles esto redituable.
Sin embargo, lo más grave sería que se cerraría, por muchos años, la posibilidad para nuestro país de alcanzar realmente un desarrollo económico con independencia y progreso social, pues estas industrias son básicas para lograrlo.

Dejar de invertir es una forma de privatizar.

Las industrias petrolera y eléctrica mexicanas han sido largamente ambicionadas por los monopolios extranjeros, principalmente de los EU, pues saben que son industrias redituables, altamente rentables, y estratégicas para cualquier país del mundo, de lo que que, al parecer, los únicos que no están conscientes son los neoliberales mexicanos y sus gobiernos.
Por ello, PEMEX, junto con la CFE y la CLyFC, han sido objeto de una privatización permanente, relativamente silenciosa, pero cínica por anticonstitucional.
Así, se ha reclasificado la petroquímica básica dejando en ésta sólo unos cuantos productos del petróleo, para los demás abrirlos completamente a las inversiones extranjeras; mediante los llamados Contratos de Servicio Múltiples se han concesionado a particulares muchas áreas que antes eran atendidas por la propia paraestatal, como la exploración y perforación, a tal grado que se habla ya de concesionar a una empresa norteamericana hasta la construcción y vigilancia de los ductos, lo que, admiten cínicamente, pagará el consumidor, es decir, el pueblo mexicano.
Asimismo, han sido despedidos miles de trabajadores de PEMEX en los últimos años, y otros tantos han visto reducir sus salarios y prestaciones; se ha permitido la generación de energía eléctrica por particulares, etc. Además, dejar de invertir en las empresas en manos del Estado, es una forma de privatizarlas.

PAN, virus letal.

No es un secreto que desde su fundación, el PAN se ha opuesto a la intervención del Estado en la economía y en servicios como la educación y la salud, es decir, ha sido enemigo acérrimo de las empresas en manos del Estado.
Por eso es falso que ahora, en el gobierno, los panistas se interesen por preservar, cuidar y fortalecer PEMEX, la CFE, la CLyFC, el IMSS, el ISSSTE o la educación pública, no, su pretensión es destruirlas y entregarlas en bandeja de plata a los monopolios norteamericanos, para lo que recurrirán a lo que sea, incluso a provocar directamente su quiebra, a mentir sobre su real estado financiero y a seguir violando la Constitución.
Por lo anterior, no nos cansaremos de repetir que el PAN es como un virus letal que ha inoculado a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana con el propósito de destruirlas.

Por una Reforma Energética nacionalista y popular.

Para realmente impulsar el desarrollo del país y elevar el nivel de vida del pueblo se requiere entonces fortalecer a la industria petrolera y eléctrica en manos del Estado, y ponerla realmente al servicio del pueblo mexicano y de la nación, haciendo más eficiente su servicio y funcionamiento, y combatiendo realmente la corrupción en su manejo.
Urge igualmente poner un alto a los llamados Contratos de Servicios Múltiples, que sólo son instrumentos para privatizar áreas completas de PEMEX, y que socavan la seguridad de la empresa y de sus trabajadores, a la vez que atentan contra los puestos de trabajo, derechos y prestaciones de éstos.
Es necesario sanear las finanzas internas de estas empresas para que puedan reinvertir en su expansión y modernización; dejar de exportar solamente petróleo crudo a los EU y fortalecer nuestra industria petroquímica para comercializar con productos derivados del petróleo, que son muchísimo más redituables.
Asimismo, es fundamental que el Estado se encargue directamente de la comercialización y venta de las gasolinas, lo que bajaría su precio, con el consiguiente beneficio para la industria y comercio nacional, y para todos los mexicanos, entre otras muchas medidas.

Necesaria la unidad de las fuerza progresistas.

Sin embargo, esto no será posible mientras el Poder Ejecutivo esté en manos del PAN y en el Poder Legislativo la derecha y los neoliberales sean mayoría, porque éstos insistirán en la privatización y en seguir privilegiando, sobre los intereses nacionales, el pago de la deuda externa y del Fobaproa-IPAB, que asciende a 18 mil millones de dólares anuales, y así ningún recurso alcanzará para nuestro desarrollo.
Por ello se requiere, no de la unión de todos los mexicanos, como reiteradamente dicen los expertos en demagogia, pues esto, en la práctica, en la realidad, es imposible, se requiere la unión, la alianza, pero de todos los mexicanos que estemos de acuerdo en que el verdadero progreso y la verdadera democracia sólo se lograrán fortaleciendo nuestra independencia económica y política del exterior, y elevando el nivel de vida del pueblo mexicano. Para esto si valdrá la pena hacer a un lado, o dejar para después, nuestras diferencias secundarias.

EL POEMA

La bandera

Levántate conmigo.

Nadie quisiera
como yo quedarse
sobre la almohada en que tus párpados
quieren cerrar el mundo para mí.
Allí también quisiera
dejar dormir mi sangre
rodeando tu dulzura.

Pero levántate,
tú, levántate,
pero conmigo levántate
y salgamos reunidos
a luchar cuerpo a cuerpo
contra las telarañas del malvado,
contra el sistema que reparte el hambre,
contra la organización de la miseria.

Vamos,
y tú, mi estrella, junto a mí,
recién nacida de mi propia arcilla,
ya habrás hallado el manantial que ocultas
y en medio del fuego estarás
junto a mí,
con tus ojos bravíos,
alzando mi bandera.

Pablo Neruda.

Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

El beneficio de la duda o la duda del beneficio.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Los intelectuales y voceros de la gran burguesía, voluntarios o involuntarios, conscientes o inconscientes, cuando carecen de argumentos sólidos para defender a los gobiernos de la derecha, hacen uso de frases hechas o hasta echan mano de dichos populares para evadir la discusión a fondo del carácter del gobierno en turno, de su programa y de las medidas que éste toma para llevarlo a la práctica.
Así, muchos de ellos han pedido para Calderón Hinojosa, como lo hicieron para Fox, Salinas y Zedillo, “el beneficio de la duda”, pero el pueblo mexicano ya sabe las terribles consecuencias de aceptar este tipo de postulados o propuestas.

¿Qué tipo de partido es el PAN?

El origen, la historia, los documentos básicos y la práctica política diaria del Partido (de) Acción Nacional (PAN), lo señalan como un partido de derecha, defensor de la gran burguesía nacional (de los grandes empresarios mexicanos), del clero político y de los intereses del imperialismo norteamericano en nuestro país, partidario a ultranza del Tratado de Libre Comercio (TLC) y de la apertura indiscriminada a las inversiones extranjeras, enemigo de la independencia nacional y de la Constitución de la República, principalmente de los artículos 3º, 27, 123 y 130, contrario al ejido, a la inversión del Estado en la economía, enemigo de la educación pública, de las empresas del Estado y de los gobiernos que han dado impulso a la Revolución Mexicana iniciada en 1910, como el del general Lázaro Cárdenas, al que tacharon inclusive de “comunista” (léase hoy “terrorista” o “peligroso para México”).

La duda del beneficio.

Por ello, porque Calderón Hinojosa es del PAN, porque profesa la ideología de ese partido y ha militado toda su vida en él, se conducirá bajo sus principios y programa y, es más, está obligado a defender los intereses de los grandes empresarios porque éstos lo apoyaron de manera abierta, desatando una campaña agresiva, de corte fascista, en contra de López Obrador, factor que, entre otros, fue determinante para consumar el fraude que lo llevó a la Presidencia de la República.
Por todo ello, no cabe la menor duda de que Fecal no es el presidente del pueblo mexicano, es decir, de los pequeños y medianos empresarios, de los maestros, de los profesionistas, de los artistas, de los empleados, de los campesinos, de los indígenas, de los pescadores, ni de los obreros; Calderón es el presidente de un pequeño grupo de privilegiados, que lo han sido desde la época de Miguel de la Madrid, a los que “el beneficio de la duda” ha beneficiado.

Su “Proyecto 2030”, para perpetuarse en el poder.

De esta manera, el llamado “Proyecto 2030” de Calderón no es más que un plan de la derecha para tratar de perpetuarse en el poder, pero parte de bases falsas, pues se olvidan de que ningún régimen es eterno, y que ellos, la derecha, llámese De la Madrid, Salinas, Zedillo o Fox, tienen ya cerca de 25 años en el poder y que además el neoliberalismo ya llegó a sus límites de maniobra, por lo que, quien intente continuar con esas políticas arriesgará la paz del país, hoy tan frágil por la miseria y las injusticias que sufre el pueblo.

Su primer discurso: demagogo y ambiguo.

Por otra parte, el discurso de Calderón del primero de diciembre pasado, estuvo lleno de demagogia, de frases huecas, ambiguas, con la intensión de aparentar tolerancia e intensión de diálogo, pero en el que trata de ocultar sus verdaderas intensiones.
Sin embargo, en él se deja ver su carácter intolerante (“orden y respeto”, dice hoy su propaganda televisiva), deduciéndose que dará continuidad y profundizará las políticas neoliberales que tanto daño le han hecho al pueblo y al país, lo que es claro cuando señala que “la nación no se refunda cada seis años” o cuando dice “que venga la inversión extranjera para combatir la migración”. Todo lo demás dentro de su discurso es mero adorno.

Su gabinete: tecnócrata-neoliberal.

El gabinete de Calderón es el de la continuidad y el entreguismo, pues en él son mayoría los que se han educado en las universidades de los Estados Unidos, han sido funcionarios en los diferentes gobiernos neoliberales (priístas o panistas), son grandes empresarios o han sido empleados de empresas propiedad del pequeño grupo de privilegiados para los cuales han trabajado los gobiernos neoliberales, algunos con claros antecedentes de ser personajes intolerantes y dados a ejercer la represión contra el pueblo.
El caso extremo es el de Agustín Carstens, ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo agiotista y usurero de las grandes corporaciones trasnacionales y del imperialismo norteamericano, que ha saqueado a nuestro país a través de la deuda externa, y que ahora es el que dirá qué hacer con el dinero y recursos de los mexicanos.

Su Presupuesto de Egresos: austero para los pobres, generoso para los ricos.

Asimismo, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2007 propuesto por el gobierno de Calderón, refuerza su proyecto neoliberal, esto al ni siquiera cuestionar las enormes cantidades que se destinarán al pago de la deuda externa y al IPAB (antes Fobaproa), recursos que deberían ser canalizados hacia el desarrollo independiente del país y para elevar el nivel de vida de nuestro pueblo.
Pero, por otra parte, plantea reducciones importantes a lo destinado para la educación pública, lo que revela su afán privatizador, además de ser un Presupuesto que en realidad mantendrá estancado al país en todos los renglones y no propicia el desarrollo ni el bienestar del pueblo, pues no hay aumentos reales en renglones como el fortalecimiento de las empresas del Estado, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, el fomento al empleo, salud, servicios, obra pública, impulso al desarrollo de los estados y municipios, etc.

“El beneficio de la duda” no tiene cabida en la Política como Ciencia.

Por todo lo anterior, en este caso “el beneficio de la duda” sale sobrando, pues así como en Matemáticas no podemos otorgarle “el beneficio de la duda” al número “2”, creyendo que a lo mejor con el paso del tiempo se convierta en “3”; o en Química no podemos otorgárselo al bióxido de carbono, respirándolo, pensando que posiblemente sea oxígeno; o en Física concedérselo a la Ley de la Gravedad, creyendo que no se cumplirá, cuando un edificio está a punto de caernos encima; así, en una Ciencia como lo es la Política, no podemos otorgarle “el beneficio de la duda” a Calderón porque sabemos perfectamente bien lo que es, lo que representa y lo que nos espera de él, y si aún así lo hacemos, nos aplastará sin remedio. Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

La Reforma del Estado desde la perspectiva neoliberal.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Generar riquezas para después repartirlas; el Estado obeso es inútil e infuncional; el Estado es mal administrador; vender bienes para remediar males; el Tratado de Libre Comercio (TLC) nos conducirá al primer mundo; "ciudadanizar" las instituciones y procesos electorales para lograr elecciones limpias y democráticas; la alternancia en el poder nos conducirá a la democracia, han sido algunas de las tesis que los neoliberales han logrado imponer y aplicar en México violando las leyes, reformándolas a su conveniencia y por medio de su política económica, acciones que han sido apoyadas por no pocos dirigentes de partidos políticos de origen revolucionario y democrático, y por algunos líderes obreros y campesinos que, traicionando sus principios y a su clase, sucumbieron a la corrupción de la gran burguesía nacional y de los gobiernos neoliberales.
Todas estas tesis, llevadas a la práctica en los últimos 25 años, han hecho un inmenso daño al pueblo y a nuestra nación, aumentando la miseria y el desempleo, nuestra dependencia respecto a la economía de los Estados Unidos, provocando la quiebra de cientos de pequeñas y medianas empresas mexicanas, y cerrando los cauces democráticos a la participación real de los trabajadores de la ciudad y del campo en política, así como de sus organizaciones verdaderamente representativas.

¿QUÉ ES LA REFORMA DEL ESTADO PARA LOS NEOLIBERALES?

Por eso, cuando los neoliberales, es decir, el Partido (de) Acción Nacional (PAN), el gobierno, la gran burguesía nacional, el clero político y los grupos de derecha incrustados en partidos democráticos y progresistas, como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), hablan de Reforma del Estado, el pueblo debe ponerse en alerta.

Privatizar y "flexibilizar".

Para ellos, para los neoliberales, la Reforma del Estado significa privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), la educación pública y la Seguridad Social; para ellos quiere decir, también, reformar el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo, con el objeto de imponer la llamada "flexibilización laboral", implementar el pago por horas, y disminuir las prestaciones y derechos con los que hasta hoy cuenta la clase trabajadora.
Así, continuar privatizando y reformar las leyes laborales, son dos de las exigencias principales de las trasnacionales, del imperialismo norteamericano y de sus organismos financieros, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para que los norteamericanos nos continúen haciendo el "favor" de invertir en nuestro país.

Asegurar las ganancias de las trasnacionales.

Cuando los neoliberales hablan de Reforma del Estado, no piensan, pues, en el pueblo de México, piensan solamente en asegurar las inversiones e incrementar las ganancias de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, porque a esos intereses sirven.

Más impuestos.

Igualmente, cuando piensan en una Reforma Hacendaria o Fiscal, en el marco de la Reforma del Estado, significa más impuestos para el pueblo, en medicinas y alimentos, por ejemplo, y terrorismo fiscal en contra de los que menos tienen, o sea, contra los trabajadores, y pequeños y medianos comerciantes e industriales mexicanos, para que México se consolide como un paraíso fiscal para los especuladores, acaparadores y hambreadores del pueblo, para las trasnacionales y la gran burguesía nacional, que se llevan nuestros recursos, naturales y financieros, al extranjero.

Organismos y leyes electorales a modo.

Cuando los neoliberales hablan, como parte de la Reforma del Estado, de una Reforma Electoral, se refieren a mantener intocables a una institución como el Instituto Federal Electoral (IFE), a un órgano como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (el famoso Trife) y a una ley como el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), que están al servicio de la derecha, de la gran burguesía neoliberal y de su partido, el PAN, aunque tengan una careta de instituciones "imparciales", "neutrales", "apolíticas", "ciudadanas" o "democráticas", y que además han mantenido en la marginación, de manera ilegal, a las organizaciones y partidos auténticamente de izquierda, representativos de la clase trabajadora de la ciudad y el campo.

Ofrecer dádivas, no garantizar derechos.

Asimismo, cuando los neoliberales se refieren a una Reforma Social, están pensando, no en tomar medidas para asegurar y garantizar, como lo señala la Constitución, los derechos de los mexicanos al trabajo, a la salud, a una vivienda digna, a un salario digno y a una alimentación adecuada, sino en incrementar sus programas asistenciales de corte electorero, que constituyen una dádiva y una verdadera ofensa para los mexicanos que vivimos en la miseria y en la pobreza, programas que no resuelven de fondo los gravísimos problemas de nuestro pueblo.

NO MÁS MENTIRAS.

Durante estos últimos 25 años, los neoliberales ya han reformado al Estado Mexicano, transformándolo, de un Estado fuerte, interventor en la economía, promotor de nuestro desarrollo independiente, tutelar de los derechos de la clase trabajadora y defensor de nuestra soberanía nacional, en un Estado débil, enclenque, anoréxico, incapaz siquiera de controlar el precio de un producto tan básico en la dieta de los mexicanos como la tortilla, mucho menos de defender nuestra soberanía e independencia nacional, y con una política exterior completamente afín a los intereses del imperialismo norteamericano.

Las de Miguel de la Madrid.

Miguel de la Madrid nos dijo que primero había que crear las riquezas para después repartirlas, pero riquezas las hay, las hubo siempre, pero hoy se reparten de manera mucho más injusta, mucho más inequitativamente que antes: hoy, unas cuantas familias se quedan con la mayor parte de las riquezas que producimos los mexicanos, mientras que más de 85 millones de compatriotas vivimos en la pobreza.

Las del PAN.

El PAN y Salinas nos dijeron que un "Estado obeso" era incapaz de servir al pueblo y a la nación, que el Estado es mal administrador y que había que vender bienes para remediar males.
Hoy tenemos un Estado enclenque, se mal vendieron la inmensa mayoría de nuestros bienes, es decir, de las empresas estatales, como Telmex, ferrocarriles, puertos aeropuertos, líneas aéreas, la industria del acero, la minera, la azucarera, bancos, carreteras, petroquímicas, etc., y tenemos un Estado que en lugar de velar por los intereses del pueblo y de la nación, defiende los de los más privilegiados, y los males no se han remediado, por lo contrario, la miseria, el desempleo, las enfermedades, la violencia, el narcotráfico, la desnutrición, la carencia de vivienda y de servicios básicos, se han agravado como nunca antes.
Además, los nuevos y "buenos" administradores hicieron quebrar los bancos, los ingenios azucareros y las carreteras, implementando el Estado neoliberal los llamados "rescates", heredándonos la criminal y multimillonaria deuda del Fobaproa-IPAB, y quedando finalmente los bancos en manos de extranjeros, todo sin ningún beneficio para los mexicanos.

Las de Salinas.

Salinas nos prometió que el Tratado de Libre Comercio (TLC) nos conduciría al "primer mundo", pero nos fuimos hasta la cola del "tercero", pues ni se generaron empleos, ni creció la industria nacional, ni vivimos mejor, ni somos más competitivos, al contrario, hoy somos más dependientes de la economía norteamericana, más subdesarrollados y más pobres entre los pobres.

Las de "Los cuatro fantásticos".

"Los cuatro fantásticos", es decir, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, nos aseguraron que la "ciudadanización" de los procesos y de los organismos electorales nos conduciría a la democracia. Que ciudadanos "imparciales", "puros", "apolíticos", "sin ideología", "neutrales", casi "ángeles", organizarían las elecciones, y que éstas serían "libres" y "democráticas".
Pero estos "ángeles" resultaron discípulos de Luzbel, pues lo único que han logrado es llevar al poder a la derecha y mantenerla ahí gracias al fraude más grande de los últimos años, el que se perpetró contra el pueblo mexicano en el 2006 y que llevó al panista Calderón Hinojosa a la Presidencia de la República.
Además, el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (el famoso Trife), se han dedicado a intervenir descaradamente en la vida interna de los partidos políticos, principalmente de los democráticos y de izquierda, al más puro estilo fascista, tratándoles de imponer su muy particular punto de vista de lo que es la democracia, agrediéndolos sistemáticamente.

Las de Calderón.

Hoy Calderón nos dice que con su "Proyecto México 20-30" nuestros problemas se resolverán en 30 años, pero que es necesaria la Reforma del Estado para lograrlo, específicamente las reformas energética y laboral.
Asimismo, con todo cinismo anunció ya el inicio de un nuevo "rescate carretero", pues otra vez privatizará las carreteras saneadas por el Estado con dinero del pueblo, que habían quebrado en manos privadas, para iniciar así nuevamente el círculo vicioso y perverso de privatizar-estatizar-sanear y privatizar nuevamente, claro, vendiendo barato y comprando caro, todo con el dinero del pueblo y bajo el principio neoliberal-salinista de "vender bienes para remediar males".
Así, son sólo las mismas trampas y mentiras que venimos escuchando desde hace 25 años y que el pueblo ya no cree, por lo que las rechazará cuando llegue el momento y propondrá una Reforma del Estado de carácter progresista a través de todos los medios a su alcance y en todos los foros posibles. a_babor@hotmail.com