sábado, 17 de mayo de 2008


“Una Reforma Energética para avanzar, no para retroceder”

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Los mexicanos no estamos en contra de las instituciones progresistas surgidas de nuestro movimiento revolucionario, como la Constitución de la República, el Estado Laico, la educación pública, la Seguridad Social, las empresas del Estado, etc. Nos oponemos a las instituciones creadas por la derecha, por los neoliberales, como el IFE, el Trife, el Cofipe, el IPAB, las corporaciones policiacas anticonstitucionales, etc., y al manejo premeditadamente equivocado que la derecha en el poder ha hecho de las primeras con el propósito de destruirlas.
Tampoco nos oponemos a los cambios, pero sí a los que se hacen, o pretenden efectuar, con el objetivo de retroceder, no de avanzar. Por eso estamos en contra del proyecto de Reforma Energética de Felipe Calderón, porque es violatorio de la Constitución de la República, porque claramente propone la privatización de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y de nuestro petróleo, y porque su propuesta de los bonos petroleros no sólo es demagógica, sino que ofende la inteligencia del pueblo mexicano. Porque su proyecto responde a los intereses de los Estados Unidos y no a los de nuestra nación. Porque es para retroceder, no para avanzar.

CRITERIOS PARA UNA REFORMA ENERGÉTICA PROGRESISTA.

El propósito central de una Reforma Energética realmente progresista debe ser el fortalecer a PEMEX como una empresa en manos del Estado, es decir, que su manejo y políticas sean en base a un criterio social, nacionalista, popular, y no en base a uno mercantilista. PEMEX debe servir como instrumento para el fortalecimiento de nuestra independencia económica, política, científica y tecnológica, y como medio para la elevación constante del nivel de vida del pueblo, así como para el resurgimiento de una industria realmente nacional, en manos de mexicanos. La propuesta de Calderón pretende hacer de PEMEX sólo un instrumento al servicio de la economía norteamericana y de sus planes de dominio del mundo.

Los contratos.

Para ello se deben eliminar o cancelar contratos de PEMEX con inversionistas nacionales o extranjeros que sean violatorios de nuestra Constitución y demás leyes, que atenten contra los derechos de los trabajadores, que signifiquen un saqueo de nuestros recursos petroleros o financieros, que pongan en riesgo la seguridad nacional, la de la empresa y de sus trabajadores, y que constituyan un peligro para el medio ambiente.

Los trabajadores.

Asimismo, se debe obligar a las empresas, nacionales o extranjeras, que por suma necesidad o transitoriamente presten sus servicios a PEMEX, paguen a sus trabajadores salarios iguales y les brinden las mismas prestaciones que la paraestatal, lo que redundará en mejores niveles de eficiencia, productividad y seguridad, y, lógicamente, en la elevación del nivel de vida de los mismos.

Las gasolinas.

Se deben eliminar, de manera gradual y permanente, las concesiones a particulares para la venta y comercialización de gasolinas, encargándose de ello la propia paraestatal, lo que le allegará significativos recursos económicos, se reflejará en precios más bajos para los consumidores y en una menor inflación y carestía de la vida en general.

Su director y Consejo de Administración.

El director de PEMEX debe ser nombrado por el Poder Legislativo de la nación, debiendo contar con capacidad probada y ser una personalidad de pensamiento progresista, además de que su Consejo de Administración deberá reestructurarse, integrándolo con elementos de mentalidad progresista, avanzada, provenientes de los diferentes partidos políticos, del Poder Legislativo de la nación, del Sindicato Petrolero, de centros e instituciones públicas relacionadas con la enseñanza y la investigación científica y administrativa, como el IPN, la UNAM, etc.

La independencia de PEMEX.

PEMEX debe crear sus propias empresas que le permitan lograr su independencia respecto a maquinaria y tecnología que requiere para su funcionamiento, hoy importada especialmente de los Estados Unidos y de otros países capitalistas desarrollados.

La investigación científica.

El Estado y PEMEX deben apoyar de manera directa a los centros e instituciones públicas dedicadas a la investigación científica y tecnológica, al igual que fortalecer al Instituto Mexicano del Petróleo.

La petroquímica.

Se le debe dar un impulso decidido a la industria petroquímica en manos del Estado para dejar de ser sólo un exportador de petróleo crudo hacia los Estados Unidos, política que sólo beneficia a los intereses estratégicos y belicistas de este país, revisando la clasificación arbitraria y entreguista que de estos productos hicieron los gobiernos de Salinas y Zedillo, y construyendo las plantas petroquímicas y refinerías que sean necesarias para nuestro desarrollo independiente.

Modernización y expansión.

Se deben tomar las medidas necesarias para que PEMEX destine los recursos suficientes para su modernización y expansión, sin perder sus objetivos y su carácter de empresa del Estado.

Sus mandos altos y medios.

Revisar los salarios e ingresos de los mandos altos y medios de PEMEX y ajustarlos para que no sean ofensivos para los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza, aplicando los recursos ahorrados en el desarrollo de la empresa.

Su relación con los Estados.

La relación de PEMEX con los Estados de la República donde se encuentran asentadas sus instalaciones o pozos petroleros, debe revisarse para que sean mutuamente benéficas, contribuyan al desarrollo de las comunidades, no contaminen el medio ambiente y se utilice la mano de obra y los servicios profesionales de sus habitantes.

Deuda externa e IPAB-Fobaproa.

Reestructurar nuestra deuda externa y privatizar la hasta ahora deuda pública del IPAB-Fobaproa, para que esos cuantiosos recursos se destinen al impulso de nuestra industria petrolera y eléctrica, al campo y, en general, se apliquen en beneficio del pueblo mexicano.

LA PROPUESTA DE CALDERÓN ES INACEPTABLE.

El proyecto de Reforma Energética de Calderón debe ser rechazado y desechado de plano. No puede ser la base de una discusión seria, democrática y plural puesto que apunta en sentido contrario al progreso de México.
La aprobación de una Reforma Energética más o menos progresista depende, como siempre, de la correlación de fuerzas nacionales, de si las fuerzas progresistas del país se fortalecen, se movilizan y mantienen su unidad, del accionar de las organizaciones representativas de la clase trabajadora y de si al interior de partidos como el PRI y el PRD prevalecen las ideas de los elementos progresistas sobre sus corrientes neoliberales y de derecha.

La intervención del Estado en la economía: una necesidad inaplazable.

México necesita, hoy más que nunca, sobre todo ante la amenaza de una crisis alimentaria a nivel mundial, mantener y fortalecer las empresas del Estado para salir adelante. La intervención del Estado en la economía en los días que vienen es inevitable, necesaria e imprescindible para parar en seco y aplicar todo el peso de la ley a los especuladores y acaparadores, para impulsar nuestra industrialización y la producción en el campo lo más aceleradamente posible.

LA QUEMA DE LIBROS.

Cuando el régimen ordenó quemar abiertamente los libros de enseñanzas dañinas
y por dondequiera se obligó a los bueyes a llevar carretas de volúmenes a la hoguera,
un poeta perseguido, uno de los mejores, descubrió con espanto,
al estudiar la lista de incineraciones, que sus libros habían sido olvidados,
Corrió a su escritorio, colérico, y redactó una carta a los detentadores del poder.
¡Quémenme! Escribió a vuelapluma, ¡quémenme!
¡No me hagan esto! ¡No dejen de incluirme!
¿Acaso no escribí siempre la verdad en mis libros?
¡Ahora me tratan como a un mentiroso¡
Les ordeno ¡Quémenme!

Bertolt Brecht.

Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com/