miércoles, 28 de noviembre de 2012

Del sexenio del miedo al sexenio del terror.



Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ

¿Cuál de los graves problemas nacionales resolvió Calderón durante su sexenio? ¿Cuál resolvió el PAN en 12 años de gobierno? ¿Cuál los neoliberales en 30 años de usufructuar el poder? La respuesta es clara: NINGUNO.

El sexenio del miedo

El de Calderón fue el sexenio del miedo… miedo a la epidemia de influenza AH1N1… miedo a la crisis nacional y mundial… miedo de los gobernados a sus gobernantes y miedo de los gobernantes a gobernar… miedo a la delincuencia organizada… miedo a ser asaltado o asesinado… miedo al futuro… miedo de los padres por la seguridad de sus hijos… miedo a perder el empleo… miedo a quedarse sin vivienda y sin seguridad social… miedo a no tener qué comer el día de mañana… miedo de los campesinos a tener que vender sus tierras… miedo a morir de hambre…

Las cifras del miedo

Y estas son las cifras, y dado que la mayoría son de fuentes oficiales, las reales seguramente son mucho más preocupantes.

Educación

Entre los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el último lugar en gasto por estudiante con un promedio cercano a los dos mil 400 dólares anuales.
Siete millones 226 mil jóvenes de entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan, por lo que ocupamos el tercer sitio con mayor número de población juvenil inactiva.
De las tres mil 159 instituciones universitarias existentes hasta el ciclo escolar 2011-2012, dos mil 36 son particulares. En estos colegios se concentra un tercio de la matrícula total del nivel superior (33.25%), incluyendo posgrado.
Hay 5.4 millones de personas analfabetas, y de estas más de medio millón son jóvenes de entre 15 y 29 años; 10 millones de mexicanos no tienen completa la primaria, y 16 millones y medio no concluyeron la secundaria. En educación superior siete de cada 10 jóvenes en edad de estar en este nivel educativo no pueden hacerlo por falta de oportunidades y opciones.

Empleo

Del total de la población económicamente activa, cerca de tres millones de personas se encuentran desempleadas y otras casi cuatro millones subempleadas, y cerca de 14 millones se ubican en la economía informal y sin prestaciones. Además, tenemos un déficit de tres millones y medio de empleos.
Sin embargo, se considera que la población desocupada real se eleva a 8.6 millones de personas, que representa el 15.1% de la PEA, cifras mucho más realista que las oficial.

Salario e inflación

Pérdida de un 42 por ciento del poder adquisitivo del salario. Crecimiento económico de apenas 1.6 por ciento. Inflación del 4.33 por ciento.
En plena crisis económica el Impuesto Sobre la Renta (ISR) subió de 28% a 30% y el IVA de 15% a 16%.
En 2006, la gasolina Magna costaba 6.76 pesos y ahora 10 pesos; la Premium se cotizaba en 8.31 y ahora está en 10.36 y el diesel se elevó de 5.73 pesos a 10.36.
En materia de energía eléctrica, las cifras revelan un crecimiento del 29 por ciento y del gas LP de 33 por ciento.
A contracorriente, los salarios mínimos pasaron de 50.57 pesos diarios en 2007 a 59.82 2012. Es decir, solamente ¡9 pesos con 25 centavos! de incremento.

Pobreza alimentaria

En pobreza alimentaria se encuentran 21 millones 204 mil 441 mexicanos y en pobreza patrimonial 57 millones 707 mil 660. Existen 6.4 millones de trabajadores que ganan como máximo un salario mínimo, 10.7 millones perciben entre uno y dos salarios mínimos y 4.2 millones que trabajan pero no reciben ingresos.
En 11 años de gobiernos del PAN se importaron alimentos por 87 mil 193 millones de dólares, cifra superior a la deuda total externa del sector privado en su conjunto.
El sector agropecuario y pesquero perdió cinco por ciento de su dimensión en los últimos 12 años y por ello su incidencia en el PIB se redujo de 3.57 por ciento a 3.39.

Deuda y fuga de capitales

Fuga de capitales por 145 mil 10 millones de dólares. La deuda del gobierno federal (interna y externa) se incrementó 130% (pasando de un billón 791 mil 500 millones de pesos en diciembre de 2006, a 4 billones 84 mil 125.5 en mayo pasado) y 165% en el caso del sector público federal (pasando de un billón 878 mil 114 millones a 4 billones 988 mil 227.7 millones de pesos en el mismo lapso).
Lo anterior significa que en los seis años de “para vivir mejor”, la deuda por habitante pasó de 17 mil 226 pesos en noviembre de 2006 a 35 mil 514 pesos en mayo de 2012.
De 2007, primer año de gobierno de Felipe Calderón, la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) pasó de 500 mil 900 millones de pesos a 783 mil 200 millones al cierre del primer semestre de 2012.
De una deuda de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de 8 mil 482.2 millones, pasó al cierre del primer semestre de 2012 a un nuevo máximo histórico de 14 mil 705.2 millones de dólares.

Desnutrición infantil

La desnutrición crónica afecta en México a 1.8 millones de niños menores de cinco años, de los cuales al menos 170 mil que habitan las zonas marginadas de las ciudades y el campo presentan una situación aguda y mueren por enfermedades infecciosas, a lo que se suma la obesidad infantil que padecen 4.1 millones de niños entre cinco y 11 años de edad.

Violencia e inseguridad

Cerca de 70 mil ejecuciones producto de la “lucha” contra la delincuencia organizada, esto sin que haya disminuido el consumo de drogas ilícitas, por el contrario, ha aumentado.

En resumen

El gobierno de Calderón se caracterizó por sus grados extremos de violencia e inseguridad; por su agresividad contra el movimiento obrero independiente y en general contra la clase trabajadora; por sus medidas tendientes a privatizar la industria petrolera, la eléctrica, la seguridad social, la educación y la tierra.
Además, por un grave incremento en los niveles de miseria y pobreza del pueblo mexicano; por su rechazo total a las propuestas e ideas progresistas y revolucionarias, y contra quienes las promueven y sustentan, y porque nuestro país, durante su gobierno, se hizo más dependiente política y económicamente del imperio norteamericano, y perdió peso y prestigio en el mundo.
Por todo ello, el exilio disfrazado será el futuro de Calderón pues la mayoría del pueblo lo querrá ver en la cárcel, por lo menos.

El sexenio del terror

La imposición de la criminal contrarreforma laboral por parte de Peña Nieto, su amenaza de impulsar la reforma fiscal y la energética, que significarán más impuestos y privatizaciones, además del absurdo y descomunal cerco de seguridad instalado alrededor de la Cámara de Diputados de San Lázaro con motivo de su toma de posesión, solo son un presagio de los seis años de terror y oscuridad que le esperan a nuestro querido México, lo que se podría evitar a condición de que las fuerzas progresistas y democráticas de nuestro país luchen de manera unida con el propósito de cambiar la correlación de fuerzas en favor de los intereses del pueblo mexicano. Esperemos que así sea.
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Otra vez Los Chuchos

Una vez más Los Chuchos y su Sol Azteca, en proceso de convertirse en Enana Blanca, coquetean con el gobierno neoliberal de Peña Nieto y con el Partido (de) Acción Nacional (PAN) con el pretexto de firmar un “gran pacto nacional”, que no es sino una artimaña para continuar aplicando en nuestro país las tesis del neoliberalismo que tanto daño han causado a nuestro pueblo y a nuestra nación.
Los “líderes” perredistas están cavando su propia tumba y la de su partido, pero mientras tanto lo que hacen con sus alianzas con la derecha de dentro y de fuera del gobierno es confundir enormemente a nuestro pueblo y hacerle el juego a los neoliberales. Allá ellos, pero dentro de pocos años ya no serán nada. Ya lo veremos en las próximas elecciones.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
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sábado, 17 de noviembre de 2012

¿Y dónde están los revolucionarios?

Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ

A 102 años del inicio de la Revolución Mexicana y después de la aprobación de la contrarreforma laboral por parte de las Cámaras de Diputados y de Senadores, muchos nos preguntamos ¿dónde están hoy los revolucionarios?, ¿existen aún en la realidad política actual del país o ya sólo se les puede ver en los museos de Historia y en los monumentos de las calles y avenidas de nuestro querido México? Cada quién puede tener su propia respuesta, pero una cosa es clara: no hay uno solo de ellos en el Poder Legislativo de la nación, ni en el resto de los órganos de poder del Estado.

Los revolucionarios de ayer

La Revolución Mexicana iniciada en 1910 fue una revolución popular, democrático-burguesa, antifeudal y antimperialista, que tuvo como objetivos la destrucción del régimen latifundista representado por la dictadura porfirista, el logro de nuestra independencia económica y política plena, la elevación constante del nivel de vida del pueblo y la ampliación del régimen democrático.
Fue encabezada por la naciente burguesía mexicana, en ese momento revolucionaria, destacando personajes como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, con la participación de las masas populares guiadas por revolucionarios de la talla de Francisco Villa, Emiliano Zapata y los hermanos Flores Magón, entre otros.
Nuestro país contó con gobiernos revolucionarios hasta los regímenes de Lázaro Cárdenas del Río y Adolfo López Mateos, los posteriores (a excepción del de Miguel Alemán, que fue abiertamente reaccionario), hasta el de José López Portillo, fueron gobiernos progresistas, nacionalistas, aún con todas sus debilidades y hasta traiciones que cometieron en contra de los principios de la Revolución Mexicana.

Los reaccionarios de hoy

Sin embargo, a partir de 1982, con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, la Revolución Mexicana fue traicionada desde Palacio Nacional, y la reacción, la derecha, los neoliberales, se hicieron del poder, conservándolo hasta la actualidad con lo que será el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Así, en sus primeras etapas, como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y como Partido Nacional Revolucionario (PNR), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue verdaderamente revolucionario, pero a partir también de 1982, sus dirigentes nacionales traicionaron francamente sus orígenes, abandonaron la doctrina del nacionalismo revolucionario y adoptaron la del neoliberalismo, y aplastaron a las corrientes nacionalistas en su seno.

Las fuerzas progresistas de hoy

Uno de los resultados de la derechización del PRI fue la salida de su seno de una gran cantidad de elementos progresistas de la pequeña burguesía nacional encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, que organizaron partidos políticos como el de la Revolución Democrática (PRD) y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), o que fueron a dar a las filas de otras organizaciones, como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), después Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), ya desaparecidos, o como el actual Partido del Trabajo (PT).
Está claro entonces que el PRI y el gobierno, desde hace muchos años dejaron de ser revolucionarios, ¿pero son el PRD, PT y MC, partidos auténticamente revolucionarios?, ¿son sus dirigentes verdaderamente de izquierda?
Sin querer restarles méritos, especialmente a los dirigentes más firmes y consecuentes, y a las bases de dichos partidos, debemos decir que no son de izquierda ni revolucionarios y que sus líderes son elementos de la pequeña burguesía o burguesía nacionalista, que, como lo señalaba Vicente Lombardo Toledano, dependiendo de la correlación de fuerzas pueden abandonar sus tendencias progresistas y adoptar posiciones francamente reaccionarias, y hasta llegar a hacer causa común con la derecha, como se ha comprobado en múltiples ocasiones.

La verdadera izquierda y la Revolución Mexicana

Hoy, los auténticos revolucionarios y la verdadera izquierda moderna es la que se propone la abolición del régimen capitalista, de la propiedad privada sobre los medios de producción y de la explotación del hombre por el hombre, para construir una sociedad sin clases sociales en la que las personas tengan mejores condiciones de vida y desarrollen de manera plena todos sus potenciales, en beneficio propio y en el de la sociedad en su conjunto.
Para el logro de dichos objetivos, la izquierda desarrolla y aplica una línea estratégica y táctica acorde a las condiciones del país, y defiende los intereses concretos, mediatos e inmediatos, del pueblo y de la nación, proponiendo reformas y políticas progresistas, para lo cual impulsa la unidad de todas las fuerzas democráticas sin descartar a ninguna, por insignificante que parezca.
Así, en nuestro país la verdadera izquierda moderna surgió con el nacimiento de dos partidos políticos: el Partido Comunista Mexicano (PCM), fundado en 1919, y el Partido Popular Socialista (PPS), que vio la luz en 1948.
El primero, el PCM, fue perdiendo su carácter de partido de la clase obrera al transformarse en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y después en el Partido Mexicano Socialista (PMS), que, encabezado por un personaje gris como lo fue Heberto Castillo Martínez, cedió su registro para la formación del ya mencionado PRD.
Por su parte, el PPS, partido fundado por Vicente Lombardo Toledano, genial líder obrero nacional e internacional, y destacado marxista-leninista mexicano, ha sido obligado por la ola neoliberal a existir prácticamente en la clandestinidad al habérsele arrebatado el registro en 1997 como partido político nacional y al serle negado posteriormente a pesar de haber cubierto todos los requisitos legales para recuperarlo.
A pesar de ello, el PPS, con enormes esfuerzos y sacrificios de sus militantes y de su dirigencia encabezada por Manuel Fernández Flores, y sin recursos económicos, se ha mantenido como un verdadero partido de izquierda, fortaleciéndose permanentemente y contribuyendo con sus humildes esfuerzos a la unidad de las fuerzas democráticas, patrióticas y progresistas para sacar del poder a los neoliberales priistas y panistas, y para que la Revolución Mexicana regrese a Palacio Nacional, objetivos que deben abrazar todos aquellos individuos, partidos u organizaciones auténticamente progresistas y revolucionarias.

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El PAN, ¿sindicalista?

Sorprendentemente, y en medio de la discusión de la reforma laboral, el pasado martes 16 de octubre, en el diario La Jornada, el Partido (de) Acción Nacional (PAN) publicó un manifiesto titulado “Por la libertad de los trabajadores”, y decimos sorprendentemente porque ¿desde cuándo el PAN, la derecha, se preocupa por la “libertad” y el bienestar de la clase trabajadora mexicana?, ¿desde cuándo el PAN se convirtió en sindicalista?
En dicho desplegado de prensa, el PAN se pronuncia por el “voto libre y secreto” al interior de los sindicatos para la elección de sus líderes, esto con la clara intención de disputarle al PRI el control de los mismos mediante la compra de votos, la corrupción, la represión y las amenazas, en lo que ya son expertos gracias a que han aplicado estos mismos métodos en los procesos electorales, en los que han perpetrado fraudes descomunales a la vista de todo el mundo.
El PAN piensa en sus propios intereses, nunca en los de la clase trabajadora, y su posición respecto a la democracia sindical constituye una burla a la inteligencia de la clase trabajadora mexicana. Lástima que dirigentes, diputados y senadores de partidos que se dicen de izquierda hayan caído en su juego una vez más, aunque finalmente los panistas los dejaran “colgados de la brocha”, como siempre.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

sábado, 6 de octubre de 2012

Criminal, la iniciativa de Reforma Laboral de Calderón.

Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Quienes elaboraron, promueven y apoyan la iniciativa de reforma laboral de Calderón Hinojosa, como el Partido (de) Acción Nacional (PAN), los legisladores y líderes nacionales priistas, Peña Nieto, los grandes empresarios, los “intelectuales” de derecha, y los monopolios de la comunicación como TV-Azteca y Televisa, ignoran o pretenden ignorar la importancia que el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo tuvieron y tienen en el desarrollo económico del país, la democracia y en la elevación del nivel de vida del pueblo, así como su significación histórica.

La iniciativa calderonista

El Proyecto de Reforma Laboral propuesto por Calderón Hinojosa, casi idéntico a las iniciativas panistas y priistas anteriores, aunque su autor y defensores lo nieguen, viola el espíritu y la letra de la Constitución de la República, de su artículo 123 y de la Ley Federal del Trabajo.
En particular, atenta contra el carácter tutelar que el Estado mexicano, por ley está obligado a asumir a favor de los trabajadores en materia laboral y, por tanto, contra la esencia del Derecho Laboral surgido de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, pues en lugar de resguardar los derechos de la parte más débil de los dos factores de la producción, como lo es el trabajador, los anula a favor de la parte económicamente fuerte, el patrón.
Por otra parte, limita el ejercicio del derecho de huelga, impone el modelo de contratación individual, obstaculiza la firma de contratos colectivos, condiciona la estabilidad en el empleo a la “productividad” impuesta unilateralmente, limita a 12 meses el pago de salarios vencidos y libera al patrón de pagar el reparto adicional de utilidades si obtuvo de la Junta de Conciliación y Arbitraje la suspensión correspondiente en tanto la situación perdure.
Esta propuesta, además de contener un sinnúmero de incongruencias, conceptos falsos, contradicciones y mentiras, impulsa la llamada “flexibilización laboral”, fomenta la inseguridad e inestabilidad en el trabajo, y legaliza la subcontratación o el denominado “outsorcing”, lesivo para los trabajadores.
Como parte de la “movilidad” o “flexibilización laboral” en marcha, el proyecto propone permitir el desarrollo de labores “conexas” o “complementarias” a la labor principal del trabajador (lógico, a criterio de las autoridades y los patrones); propone los contratos de capacitación inicial (lo que nos recuerda a los aprendices de la época de la dictadura porfirista), además de periodos de prueba y legalizar el trabajo de temporada, todo esto sin prestaciones, atentando, entre otras cosas, contra el derecho a crear antigüedad, lo que se prestará a múltiples injusticias, y agravará la inseguridad en el trabajo y el temor al futuro, principalmente entre los jóvenes.
Propone el pago por horas de trabajo y no por jornada laboral, la modificación del horario de trabajo y las llamadas “labores discontinuas”, lo que, por lógica, quedará a criterio del patrón.
Finalmente, el astuto Calderón, al más puro estilo de los propagandistas nazis, trata de manipular los sentimientos del pueblo mexicano y convencerlo de la “bondad” de estas reformas destacando los “beneficios” que supuestamente ofrece a los pequeños empresarios, a las mujeres, a los niños trabajadores, a los discapacitados y, en el colmo del cinismo, aboga por una supuesta “libertad sindical”, cuando todos sabemos que él y su partido, el PAN, son enemigos acérrimos de los sindicatos revolucionarios, de su autonomía e independencia.

Reformar para avanzar, no para retroceder

La pregunta que debemos hacernos los mexicanos, la clase trabajadora, sus líderes, los partidos revolucionarios y democráticos, y las personalidades verdaderamente progresistas, es: ¿Podemos confiar en una propuesta de reforma laboral que viene de quienes han llevado a millones de mexicanos a niveles de miseria, pobreza y desesperación nunca antes vistas, y a nuestro país a una enfermiza dependencia respecto a la economía norteamericana? Por supuesto que NO.
Cientos de veces lo hemos dicho: mientras que la Revolución Mexicana iniciada en 1910, y sus frutos, como la Constitución de la República y leyes como la Federal del Trabajo, no hayan alcanzado sus objetivos fundamentales, no morirán y estarán plenamente vigentes.
Claro está que tanto la Revolución Mexicana, como todas las leyes, se deben actualizar, adaptarlas de acuerdo a las circunstancias y a los tiempos actuales, darles nuevos objetivos, pero para avanzar en el sentido del mejoramiento del nivel de vida del pueblo, en el fortalecimiento de nuestra independencia económica y política, y en la ampliación del régimen democrático, no para retroceder, como lo pretende la reforma laboral que Calderón y los grupos neoliberales proponen.

Las razones históricas del 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo

Los reformadores olvidan que la Constitución de la República, su artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo surgieron en respuesta a las horribles condiciones de explotación y de miseria a las que los indígenas, campesinos y obreros mexicanos estaban sometidos durante la dictadura de Porfirio Díaz, y aún desde la época de la Colonia.
También pretenden ignorar que nuestras leyes se formularon como respuesta a la explotación de la que eran objeto nuestros recursos naturales y nuestro pueblo por parte de potencias extranjeras como los Estados Unidos e Inglaterra, y, por tanto, para el logro de nuestra independencia económica y política, y para la ampliación de nuestro régimen democrático, pues nuestro pueblo, sumido en la miseria y reprimido, no tenía la más mínima participación política ni electoral, y, por tanto, las decisiones acerca del destino y rumbo del país las tomaba un pequeño grupo de privilegiados, nacionales y extranjeros, dueños de las riquezas nacionales.
¿Han cambiado estas circunstancias? No, por el contrario, muchas de ellas se han agudizado desde que tomaron el poder los neoliberales en 1982, con gobiernos que han pasado por encima de la Constitución y demás leyes, como la Federal del Trabajo, violándolas, incumpliéndolas, y ahora queriendo “reformarlas” con la intención de quitarse para siempre un gran obstáculo para el logro de su propósito de entregar todas nuestras riquezas a la gran burguesía nacional y trasnacional.

¡Cúmplanse, no refórmense!

El artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo no son pues negociables ni prescindibles, y por tanto es infantil y ridículo echarles la culpa de que nuestro país no sea competitivo y de la supuesta baja productividad de los trabajadores mexicanos, cuando la responsabilidad de esta situación es de los gobiernos neoliberales y de sus políticas, que solo responden a las órdenes de los organismos financieros del imperialismo norteamericano, como lo son el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que la conclusión lógica es que lejos de reformarse, lo que se debe procurar es su cabal cumplimiento para hacer avanzar a nuestro país por la senda del verdadero progreso, de nuestro desarrollo con independencia, con progreso social y democracia.
Además, para que nuestro país sea competitivo se requiere, entre otras cosas, apoyar de manera efectiva los pequeños y medianos industriales mexicanos; invertir en educación, mínimo el 8% del PIB como lo recomienda la ONU; impulsar la investigación científica y tecnológica, e invertir en la creación de empleos, en vivienda, en salud, etcétera, para tener mexicanos mejor capacitados, alimentados y saludables, para que puedan rendir más en el trabajo.
Para lograr todo ello se requiere de un Estado fuerte y de un gobierno federal de distinto tipo y carácter, y, por tanto, es necesario echar del poder, por ineptos y criminales, a los panistas y al resto de los grupos neoliberales encabezados por Salinas, Peña Nieto y otros, que conforman el cartel criminal más peligroso que existe en nuestro país, el de “Los Neoliberales”.

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¿Ignorancia, ingenuidad, convicción o corrupción en el PRD?

Por enésima ocasión desde su nacimiento, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en este caso sus senadores, se aliarán con la derecha, con el PAN, ahora para lograr la llamada “transparencia” al interior de los sindicatos.
¿Por qué creen los perredistas que el PAN apoya el voto secreto en los sindicatos? ¿Creerán que porque los panistas son los adalides de la democracia sindical? Solo un desquiciado, ignorante, ingenuo o corrupto podría creer que sí, porque la experiencia histórica y los hechos recientes nos han enseñado claramente que el PAN es el principal enemigo de los sindicatos y de su democracia interna, si no preguntémosles a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y a los mineros.
La gran burguesía nacional y trasnacional, ayudados por el PAN y el resto de neoliberales, quienes cuentan con el poder económico y político absoluto, lo que pretenden es, utilizando todo ese poder, intervenir en la vida interna de TODOS los sindicatos con el propósito de convertirlos en abiertamente pro-patronales o “blancos”, con líderes mucho más nefastos que los que hoy tienen la mayoría de los sindicatos llamados “oficiales”.
Algunos pensarán que la situación en dichos sindicatos no podría empeorar, pero se equivocan completamente porque la gran burguesía instauraría sin duda prácticas de corte fascista al interior de los mismos; se equivocan como cuando decían que no podría ser peor el PAN que el PRI en el poder, y lo fue, y con mucho, pero algunos perredistas no aprenden… ni aprenderán.
La democracia sindical y la independencia de los sindicatos serán fundamentalmente producto de la lucha interna de los propios trabajadores, sin injerencias extrañas, ni del Estado, de los patrones o de los partidos políticos, cualquiera que sea su signo o su color.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Voto libre?

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

En nuestro país, la Constitución de la República establece el derecho para todos los mexicanos de ejercer el voto de manera universal, libre, secreta y directa, pero al igual que sucede con los derechos constitucionales al trabajo, a un ingreso suficiente, a la salud, a la educación, a una vivienda digna, etcétera, para la mayoría de los ciudadanos votar libremente, y de manera consciente y razonada, aún no es una realidad.
Así, votar, y hacerlo libremente, se ha convertido para millones de mexicanos en una lucha llena de obstáculos, muchos de ellos muy difíciles de superar, a grado tal que en los últimos 30 años, en lugar de avanzar en este sentido hemos retrocedido a pasos agigantados, y gozar de un régimen verdaderamente democrático, para muchos ya comienza a ser una utopía o por lo menos un anhelo difícilmente alcanzable a corto plazo.

Los obstáculos


El primer y más grande obstáculo para que las mayorías puedan votar de manera libre, consciente y razonada consiste en que en una sociedad como la nuestra, dividida en clases sociales, las ideas dominantes son siempre las ideas de la clase social dominante, en este caso las de la gran burguesía nacional aliada al imperialismo norteamericano y cuyos intereses son representados por el Partido Acción Nacional (PAN), por los neoliberales que dirigen al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y por el alto clero político.
Ella, la gran burguesía reaccionaria, tiene en sus manos el poder económico y político, todas las instituciones públicas, los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los órganos electorales y los medios masivos de comunicación, especialmente los monopolios televisivos como Televisa y TV Azteca, para la difusión permanente de sus ideas, y sacudirse esta influencia aplastante y abrumadora no ha sido y no será una tarea nada fácil para el pueblo mexicano, y para los partidos y organizaciones que representan sus intereses.
Asimismo, el poder económico permite a la gran burguesía reaccionaria la compra de millones de votos, de conciencias y de “voluntades”, no solo entre las capas más empobrecidas del pueblo mexicano, sino entre los profesionistas, artistas e intelectuales, y entre sectores de la pequeña burguesía, que, como las empresas encuestadoras que jugaron un papel vergonzoso en las elecciones presidenciales de este año, se venden al mejor postor.
Además, la pobreza y la ignorancia en la que han sumido los neoliberales panistas y priistas a millones de mexicanos, limita y hasta imposibilita su participación en la vida política del país pues están solamente preocupados por sobrevivir y, por tanto, no votan, y si lo hacen es con un completo desconocimiento o con una visión parcial y distorsionada de las opciones políticas que se le presentan, y así, al emitir su voto resulta a todas luces dudoso que lo hagan de manera libre, consciente y razonada.
Por otra parte, los organismos e instancias electorales, como el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Federal Electoral (Trife), aunque con una careta “ciudadana”, neutral y apolítica, están en realidad al servicio de la clase social dominante y no defienden el voto de todos los mexicanos como presumen, sino los intereses de la gran burguesía antinacional en el poder y de los partidos que la representan.
No se puede escapar de la realidad: en una sociedad dividida en clases sociales es imposible ser neutral o apolítico; aún la indiferencia o la inacción política favorecen a un partido, a un bando o a una clase social determinada. Es decir, y aunque parezca un absurdo: en una sociedad como la nuestra, ser “apolítico”, o no votar, es hacer política, y nadie, mucho menos las instituciones públicas, puede definirse como “neutral”.
Finalmente, aunque no menos importante, el hecho de que en nuestro país se le niegue sistemáticamente el registro al partido de la clase obrera, el Partido Popular Socialista (PPS), único de izquierda y revolucionario, implica que más de 90 millones de mexicanos no estén auténticamente representados en los órganos de poder.
Entonces, no puede haber una verdadera democracia y elecciones libres en un país donde la gran burguesía, formada por una cuantas familias enormemente ricas, tiene dos partidos políticos que defienden sus intereses, el PAN y el PRI, mientras que la clase trabajadora, que en sentido amplio la formamos cerca del 90 por ciento de los mexicanos, no cuenta con un solo partido con registro que luche por sus intereses y que la represente, y no tiene ni una sola voz en las cámaras de Diputados y de Senadores, ni en ningún otro órgano de poder del Estado.

El voto libre es posible


Titánica labor, por tanto, es la que tienen ante sí los partidos y organizaciones progresistas, de izquierda y democráticas, que después de no habérseles reconocido su triunfo en los comicios presidenciales del 2008, 2006 y de este año, tendrán que redoblar esfuerzos para dignificar la política de cara al pueblo mexicano, para difundir sus ideas por todos los medios posibles, y para promover la organización y lucha del pueblo por sus legítimos intereses, todo esto como condiciones indispensables para lograr verdaderas elecciones libres en un futuro cercano.
Además deberán poner por encima de todo los intereses de la patria y del pueblo para fortalecer el frente de las fuerzas progresistas y democráticas, condición imprescindible para obtener triunfos electorales tan aplastantes que ni todo el poder económico y político del adversario puedan objetarlos, y así avanzar en la construcción de un régimen verdaderamente democrático en el que no tengan cabida los enemigos de la independencia nacional, de la elevación del nivel de vida del pueblo, del progreso y de la democracia.

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De “Sol Azteca” a “enana blanca”

Dicen los astrónomos y físicos que el Sol, el centro de nuestro sistema planetario, una vez que consuma su combustible interno, dentro de muchos millones de años, se convertirá en una “enana blanca”, incapaz de dar calor y de iluminar a nuestra Tierra.
Pues esto mismo le pasará al “Sol Azteca”, pero dentro de muy poco tiempo porque su “combustible interno”, o sea AMLO, ya se le salió, y el destino seguro de ese partido es alcanzar el tamaño de sus “propietarios”, “Los Chuchos”, que son unos verdaderos enanos de la política, y no “rojillos”, sino blancos, blancos, como los “sindicatos” que financia y organiza el PAN… ¡laaastima Margarito!
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sábado, 23 de junio de 2012

Seis buenas razones para votar por López Obrador.


Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Las elecciones de este año se darán en el marco de una agudización de la crisis económica mundial del capitalismo, más evidente en países del Viejo Continente como España, Grecia e Italia, y en cuanto a nuestro país, en medio de un clima de miedo debido a la inseguridad pública, y de incertidumbre creada por el desempleo, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, y la pobreza y miseria crecientes, por todo ello la desesperación de la inmensa mayoría del pueblo es evidente y existe una gran confusión en algunos de sus sectores.
Así, la pobreza, la ignorancia, el miedo, la desesperanza, la incertidumbre y la confusión, pretenden ser aprovechadas en su favor por el Gobierno Federal, el Partido Acción Nacional (PAN), los neoliberales que encabezan al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el clero político, los grandes empresarios mexicanos aliados a las trasnacionales y el imperialismo norteamericano.
Por eso es importante que todos contribuyamos a generar luz en medio de la bruma y las tinieblas creadas por la derecha neoliberal panista y priista, enrarecidas especialmente en estos últimos días de campaña electoral, e invitar al pueblo mexicano a que vote por la opción representada por Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República de las fuerzas progresistas, poniendo a consideración del pueblo mexicano las siguientes razones:
1.- Porque representa los intereses del pueblo y de la nación. El PAN, con Josefina Vázquez Mota, representa a la derecha tradicional, hoy principal impulsora de las políticas económicas neoliberales, y defiende los intereses de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, y del clero político. El PRI, con Enrique Peña Nieto, representa a quienes, desde Miguel de la Madrid hasta Zedillo, pasando por Salinas de Gortari, traicionaron a la Revolución Mexicana y al pueblo, y adoptaron el neoliberalismo como filosofía política, económica y social.
En cambio, López Obrador encarna los más sentidos y legítimos intereses de los obreros, campesinos, maestros, intelectuales, profesionistas y trabajadores en general, y de los pequeños y medianos empresarios nacionales, y los ideales de los mexicanos demócratas y progresistas en general.
2.- Porque constituye la única opción progresista. Mientras que Vázquez Mota y Peña Nieto simbolizan la continuidad de las políticas económicas neoliberales que han sumido en la pobreza al pueblo, y a la nación en la dependencia económica y política respecto a los Estados Unidos de América, López Obrador garantiza retomar el camino del mejoramiento permanente del nivel de vida del pueblo, la construcción de una auténtica y más avanzada democracia, y el logro del desarrollo económico independiente del país y de su independencia política.
3.- Porque garantiza la defensa de nuestras empresas y recursos naturales, y las conquistas de la clase trabajadora. Mientras que Peña Nieto y Vázquez Mota le apuestan a la privatización de la tierra, las aguas nacionales, el petróleo, la electricidad, la seguridad social y la educación, y a la reforma de la Ley Federal del Trabajo para anular conquistas como el derecho de huelga y a la formación de sindicatos independientes del gobierno, los patrones y los partidos políticos, cancelar la mayor parte de las prestaciones e imponer el pago por horas y legalizar el “outsourcing”, López Obrador asegura la preservación y fortalecimiento de los bienes de la nación, de las empresas estatales y la defensa de nuestros recursos naturales e intereses nacionales, así como la protección de las conquistas de la clase trabajadora.
4.- Porque su propuesta para luchar contra la inseguridad pública y contra la delincuencia organizada, ataca el problema de raíz y evitará más muertes de inocentes. Mientras que el PAN y el PRI le apuestan al uso ilegal del Ejército Mexicano y a los métodos policiacos para combatir estos fenómenos, López Obrador propone la generación de empleos, el abatimiento de la pobreza y la educación como bases de esta lucha, porque de esta manera se atacan las verdaderas y profundas causas que generan la delincuencia y la inseguridad.
5.- Por su propuesta de un gobierno austero, honesto y eficiente, porque ésta constituye en sí la mitad del camino a recorrer en el propósito de fortalecer nuestra economía, generar empleo y abatir la pobreza.
6.- Porque las acusaciones en su contra son falsas y manipuladoras, y constituyen una verdadera ofensa a la inteligencia del pueblo mexicano. De lo único que se le puede “acusar” a López Obrador es de su lenguaje a veces irreverente, de que habla despacito, de que se come la letra “s” y de haber obstruido por unos días la avenida “Paseo de la Reforma” de la ciudad de México.
Sin embargo, no se le puede hacer responsable de 30 años de políticas económicas neoliberales, del desempleo, de la miseria, de la desnutrición infantil, de nuestra dependencia económica y política, del miedo al futuro, de la inseguridad pública y de los más de 60 mil muertos producto de la simulada lucha del gobierno panista contra la delincuencia organizada.
López Obrador no le ha hecho ningún daño a la gente de a pie, lo que no se podría decir de Vázquez Mota y de Peña Nieto, por lo tanto, los únicos que tendrían una auténtica razón para odiarlo y calumniarlo son la derecha, la reacción y quienes detentan la riqueza en nuestro país, no el pueblo mexicano.
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lunes, 9 de abril de 2012

Zapata traicionado, en tres actos.

“Así correspondió Guajardo, el alevoso, a la hidalguía de nuestro general en Jefe. Así murió Emiliano Zapata; así mueren los valientes, los hombres de pundonor, cuando los enemigos para enfrentarse con ellos, recurren a la traición y al crimen”. Parte oficial de la muerte de Zapata del Ejército Libertador del Sur.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Emiliano Zapata Salazar nació el ocho de agosto de 1879 en Anenecuilco, Morelos, en el seno de una familia humilde dedicada a las labores del campo en una pequeña porción de tierras estériles rodeada de las ricas tierras de haciendas como la del Hospital.
El 12 de septiembre de 1909 fue elegido representante de su pueblo para continuar la lucha por la restitución de tierras que les habían sido arrebatadas por los grandes hacendados, pero a mediados de 1910, ante la indiferencia del gobierno por resolver este problema, inició con el reparto de las mismas en el llano de Huajar, Anenecuilco, Villa de Ayala y Moyotepec.
Zapata se unió al movimiento revolucionario cuando Francisco I. Madero proclamó el Plan de San Luis porque incluía la exigencia de la restitución de sus tierras a las comunidades despojadas.
El 10 de marzo de 1911, en Villa de Ayala se proclamó en rebelión y formó la primera guerrilla junto con 70 hombres, y el 29 de ese mismo mes asumió el mando de las fuerzas maderistas en la zona con lo que inició su participación activa en la etapa armada de la Revolución Mexicana destacando con hechos de armas como la toma de Cuautla ese mismo año, entre muchos otros.
Con el derrocamiento del dictador Porfirio Díaz y su huída a Europa, en mayo de ese mismo año, se hicieron evidentes las diferencias entre Zapata y Madero, y otros jefes de la Revolución como Venustiano Carranza, pues mientras el Caudillo del Sur urgía a la restitución de tierras a las comunidades para la formación de ejidos, los segundos no acertaban a la aplicación de este punto del plan revolucionario, en parte presionados por los grandes hacendados y por los grupos porfiristas aún con gran peso en el poder.

El Plan de Ayala

Después de ser presionado para licenciar a sus tropas, calumniado, hostigado y perseguido por fuerzas federales encabezadas por Victoriano Huerta, Zapata formuló el Plan de Ayala, que fue firmado el 28 de noviembre de 1911, y que contiene las aspiraciones fundamentales de las empobrecidas comunidades indígenas y campesinas despojadas de sus tierras, por las que luchó sin descanso hasta su muerte.
El Plan de Ayala constituye un grito de las masas indígenas y campesinas para que se les restituyan las tierras que los hacendados les habían arrebatado.
Asimismo, en él se sientan las bases del ejido con su carácter de inalienable, imprescriptible e inembargable, precisamente para evitar la venta de tierras ejidales y el resurgimiento del latifundio, y asegurar la integridad territorial de nuestra patria.

La traición

Sin embargo, quienes fueron derrotados con el triunfo de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, los latifundistas, la reacción y el clero político, han vuelto por sus fueros, y encabezados por el Partido Acción Nacional (PAN) y los neoliberales, han consumando una traición contra Zapata y sus ideales, iniciada en Chinameca, Morelos, un 10 de abril de 1919.

Primer Acto

HACIENDA DE CHINAMECA, MORELOS, 1919.- El 10 de abril de 1919, a las 14:10 horas, Zapata entra a la hacienda de Chinameca junto con un grupo de sus hombres, invitado por el traidor Juan M. Guajardo, quien le había prometido unirse a la causa, pero en lugar de esto lo recibe con una nutrida descarga de fusilería y Zapata cae abatido junto con algunos otros revolucionarios que le acompañaban.

Segundo acto

RESIDENCIA OFICIAL DE LOS PINOS, 1991.- En el mes de noviembre, Carlos Salinas de Gortari envía a la Cámara de Diputados un proyecto de reforma al artículo 27 constitucional mediante el cual propone:
1.- Que se dé por concluido el reparto agrario.
2.- Otorgar a las sociedades mercantiles, nacionales o extranjeras, el derecho a ser propietarias de terrenos rústicos.
3.- Introducir la figura de propiedad ejidal y comunal, la posibilidad de ejidatarios y comuneros de asociarse con terceros y de rentar sus tierras.
4.- Otorgar al ejidatario el dominio sobre su parcela, con la facultad de venderla.
5.- Desaparecer los organismos administrativos vinculados con el aspecto agrario.

Tercer acto

PODER LEGISLATIVO DE LA NACIÓN, CIUDAD DE MÉXICO, 1991.- El cinco de diciembre de ese año, los diputados federales del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y algunos otros, aprueban las reformas al artículo 27 constitucional propuestas por Carlos Salinas de Gortari, con 343 votos a favor y solo 24 en contra, con la férrea y sólida oposición de los diputados del Partido Popular Socialista (PPS). El Senado de la República las aprueba con 50 votos a favor, del PAN y PRI, y solamente uno en contra.

Conclusión

Guajardo, Salinas, los diputados y senadores neoliberales del PAN y del PRI, y los grandes empresarios nacionales y extranjeros, impulsores de las contrarreformas al artículo 27 constitucional, en parte se salieron con la suya pues los ejidatarios y campesinos se están deshaciendo de sus tierras por hambre y se han creado nuevos latifundios en manos de la gran burguesía nacional y extranjera, a quienes el Gobierno Federal panista otorga todos los apoyos y recursos.
Sin embargo, aún no se cierra el telón de esta obra porque Zapata no ha muerto, vive en la mirada, en la voluntad, en la fortaleza física, en la inteligencia y en los ideales de los empobrecidos indígenas, ejidatarios y campesinos de México, vive en la Constitución de la República todavía, en la esencia del artículo 27 constitucional, y también en los ideales de millones de mexicanos que les cobraremos la factura a los neoliberales el próximo uno de julio con nuestro voto en las urnas. ¡Zapata Vive! ¡La lucha sigue!
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jueves, 22 de marzo de 2012

Lo que todos los mexicanos deberíamos saber acerca de la expropiación petrolera.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Después del fusilamiento del archiduque Maximiliano de Habsburgo, quizás ningún otro acto del pueblo mexicano haya conmovido tanto la opinión europea como la expropiación petrolera”, VLT.

La expropiación petrolera ha sido una de las pocas medidas políticas tomadas en México que no solo conmovió a América Latina y al Continente Americano, sino que llamó la atención de todos los países del mundo, dándonos a conocer como un pueblo con voluntad, capaz de defender nuestra dignidad y soberanía.
Sin embargo, aunque en México hablamos mucho sobre el tema del petróleo, poco lo hacemos acerca de la expropiación petrolera, y cuando los intelectuales hablan de ésta, dicen muchas mentiras, o verdades a medias, o abordan el tema de tal manera que nada aportan de positivo al debate nacional que se debería dar sobre este asunto del mayor interés para todos los mexicanos.

¿A quién afectó la expropiación petrolera?

A los monopolios trasnacionales norteamericanos, ingleses y holandeses. Durante la dictadura de Porfirio Díaz eran tres las compañías dueñas del petróleo en nuestro país: la Royal Dutch Shell, de capital inglés y holandés, propietarios de “El Águila”, y la norteamericana Standard Oil, propietaria de la Huasteca Petroleum y Mexican Gulf, a las que el dictador había dado todas las ventajas para extraer nuestro petróleo y explotar la mano de obra barata de los mexicanos.
Además, por increíble que parezca, el buenazo de Porfirio Díaz no les cobró un solo centavo de impuestos en 10 años, cuando México era el segundo o tercer país petrolero en el mundo, y, para colmo, les había otorgado concesiones libres de impuestos por 99 años. Tal era el entreguismo del dictador.

¿Por qué se expropió la industria petrolera?

Porque fue parte del programa de la Revolución Mexicana iniciada en 1910. Este programa quedó plasmado en su parte esencial en la Constitución de 1917 y sus posteriores reformas progresistas, donde se expresa la necesidad histórica del pueblo y de la nación mexicana, como la tienen todos los pueblos del mundo, de lograr su independencia económica y política, además de su progreso material constante e ininterrumpido.
Pero lo que la motivó en ese momento histórico fue la provocación constante de las compañías petroleras contra el gobierno mexicano, su negativa a reconocer a los sindicatos que se habían organizado en Veracruz y Tamaulipas, y en otras zonas del país; su labor sistemática de sabotaje a todo acto del gobierno tendiente a servirse de la industria petrolera como de una industria nacional; su actitud de pagar guardias blancas para proteger sus intereses en contra de la Revolución; su oposición a firmar contratos de trabajo con los trabajadores; su negativa a pagar impuestos y, en fin, el saqueo de nuestro petróleo sin ningún beneficio para México.
Asimismo, la expropiación era también urgente y necesaria debido a que existía una gran diferencia entre los salarios de los trabajadores mexicanos y extranjeros, aun cuando realizaran el mismo trabajo, además de que los nacionales laboraban jornadas extenuantes de más de ocho horas diarias, en condiciones inseguras e insalubres, y sin ninguna prestación.

¿Quiénes fueron sus protagonistas?

El general Lázaro Cárdenas del Río y Vicente Lombardo Toledano. El 18 de marzo de 1938, hace 74 años, después de una lucha tenaz de los trabajadores petroleros por sus derechos, encabezados por Vicente Lombardo Toledano, en ese entonces líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de la que también fue su fundador, un problema laboral se transformó en un conflicto entre el imperialismo norteamericano y la nación mexicana, que se resolvió a través de la expropiación petrolera, medida extraordinariamente visionaria y nacionalista tomada por el general Lázaro Cárdenas del Río, entonces presidente de la República.
Es decir, fue la clase trabajadora mexicana, el pueblo de México, encabezado por Vicente Lombardo Toledano, y el presidente Lázaro Cárdenas, los verdaderos protagonistas de esta gesta histórica.
Sin el apoyo de la clase obrera organizada, consciente, unida y movilizada, dirigida genialmente por Vicente Lombardo Toledano, Lázaro Cárdenas, a pesar de su gran convicción nacionalista, no hubiese podido llevar a cabo un acto de tanta trascendencia como la expropiación petrolera, pero, por otra parte, sin un presidente con la estatura histórica como la que tuvo el general Lázaro Cárdenas, la expropiación tampoco hubiese sido posible.

¿A quién benefició la expropiación petrolera?

A México y a todos los mexicanos. La expropiación petrolera ha sido el acto que más impulso ha dado a la Revolución Mexicana iniciada en 1910, porque a partir de ella se crean las bases materiales para lograr un desarrollo económico, político y social verdaderamente independiente y soberano de nuestra nación.
Petróleos Mexicanos (PEMEX) ha sido pilar fundamental de la economía de nuestro país aportando enormes recursos para las finanzas del Estado mexicano (cerca del 35% del presupuesto de egresos anual), ha sido impulsor de la industria nacional y, por tanto, generador de empleo, y promotor del mejoramiento del nivel de vida de los mexicanos.
Sin embargo, el mayor aporte que ha hecho PEMEX a la nación es el haber consolidado nuestra independencia económica, lo que permitió a los distintos gobiernos mexicanos, hasta el de José López Portillo, resistir a las presiones del imperialismo norteamericano en su afán de plegarnos a su política guerrerista e intervencionista, manteniéndonos soberanos en nuestra política interna y con una política exterior que, hasta antes de la llegada al poder de los neoliberales y del Partido Acción Nacional (PAN), fue digna e independiente, ejemplo para el mundo.

¿Se está privatizando PEMEX?

Sí, sin duda alguna y a pasos acelerados. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994, contiene compromisos implícitos de privatizar el petróleo y se han aprobado contrarreformas a la Ley de Energía con este mismo propósito.
La política petrolera de nuestros gobiernos federales, especialmente desde la llegada al poder de los neoliberales en 1982, ha sido equivocada por el hecho de limitarse a exportar petróleo crudo para aumentar las reservas estratégicas de nuestros vecinos del norte, y no darle valor agregado al petróleo impulsando nuestra industria petroquímica.
En sucesivos decretos, de octubre de 1986, agosto de 1989, junio de 1991 y agosto de 1992 (claro, en los gobiernos de Miguel de la Madrid y de Salinas de Gortari), se redujo de 70 productos que integraban la petroquímica básica, reservada exclusivamente al Estado, a 34, 20, 19 y finalmente a ocho, respectivamente, abriendo así la posibilidad legal a la iniciativa privada, nacional y extranjera, de hacer negocios con esos productos antes reservados al Estado por su importancia estratégica, económica y política.
De esta manera, la mayoría de la llamada petroquímica secundaria quedó a disposición plena de los capitales extranjeros, beneficiando a empresas como CELANESE y CYPSA, subsidiarias de las trasnacionales BAYER y GOETCH; a la ALFA, de Monterrey, subsidiaria de la DUPONT y de la IMOND INCORPORATED, y a la MONSANTO, todas relacionadas a la petroquímica. Aparte, PEMEX-Petroquímica, en sus filiales, permite la participación de particulares hasta en un 49 por ciento del capital.
Otro claro signo del proceso privatizador de PEMEX es la reducción de su planta laboral, que ha pasado de 200 mil trabajadores en 1981, a menos de la mitad en la actualidad, debido a que una cada vez más amplia gama de trabajos que realizaba PEMEX se han venido subcontratando a empresas privadas nacionales y extranjeras, seguramente a un mayor costo para la nación, reduciéndose su eficiencia y la seguridad, como ya se ha demostrado en los trágicos accidentes que han tenido lugar en la Sonda de Campeche, en los que han perdido la vida cientos de trabajadores.
A través de los llamados Contratos de Servicios Múltiples, y de muchas otras medidas de este tipo, se ha favorecido la inversión ventajosa de trasnacionales norteamericanas y de otros países desarrollados, como la Halliburton.

¿Qué hacer?

Lombardo Toledano decía que una cosa es expropiar y otra nacionalizar, que la expropiación, que puede llevarse a cabo contra capitales nacionales o extranjeros, es una acción concreta y única, a través de un decreto y de la indemnización o no al capitalista, pero que la nacionalización es un proceso que consiste en poner lo expropiado al servicio del pueblo y de la nación.
Así, podemos ver que tanto en la expropiación como en la nacionalización del petróleo se están dando retrocesos dramáticos a partir del ascenso al poder de los neoliberales en 1982 y de los panistas en el 2000, con las graves consecuencias que ya estamos viviendo en cuanto a la pérdida de independencia y soberanía de la nación, y al escandaloso aumento de la pobreza, de la delincuencia y de la inseguridad pública.
Sin embargo, creer que esta situación puede cambiar mientras el PAN o los neoliberales gobiernen, es verdaderamente un sueño guajiro, es pedirle peras al olmo.
Mientras ellos gobiernen, el peligro de que PEMEX desaparezca por completo será cada vez mayor dada la negativa política económica y petrolera que aplican, y debido a los elevados niveles de corrupción al interior de la paraestatal y del Gobierno Federal.
El pueblo mexicano tendrá en sus manos el uno de julio de este 2012, con su voto, no solo el futuro de PEMEX, sino el de la nación en su conjunto. Somos optimistas y sabemos que sabrá decidir correctamente, pero debemos estar pendientes de que su voluntad se respete y de que la contienda electoral se desarrolle con pleno apego a la Constitución de la República.
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sábado, 10 de marzo de 2012

Enormes y milenarios, los agravios contra la mujer.

La democracia solo para hombres es tan bárbara y tan incompleta como lo fue la democracia griega, basada en igualdad de derechos entre los miembros de una pequeña aristocracia, y en la ausencia completa de derechos para las grandes masas populares”. VLT

Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Los agravios contra la mujer no son nuevos, son milenarios y muy graves, y no son producto de la maldad del sexo masculino, sino resultado de sociedades divididas en clase sociales, donde prevalecen la explotación, las injusticias y una desigual distribución de las riquezas.

Esclava y sierva

La humanidad ha transitado por cinco grandes etapas en su desarrollo histórico: la comunidad primitiva, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo.
La descomposición de la comunidad primitiva, en la que no existían clases sociales, ni propiedad privada sobre los medios de producción y donde los bienes se repartían equitativamente entre todos sus miembros, dio como resultado el surgimiento del esclavismo, que tuvo su auge en las antiguas Grecia y Roma, entre los siglos IV a.C. y IV d.C., aproximadamente.
Con la caída del esclavismo, principalmente después de la desaparición del Imperio Romano en el siglo V, surgió otro tipo de sociedad: el feudalismo, que predominó en la Europa Occidental entre los siglos IX y XV, durante la llamada Edad Media.
En nuestro Continente, y en lo que hoy es México, formas del esclavismo y del feudalismo surgieron desde la Conquista, en el siglo XVI, y dominaron nuestro país hasta los primeros años del siglo pasado.
Durante estos periodos de la historia de la humanidad, la inmensa mayoría de los seres humanos, salvo, claro, los esclavistas, terratenientes, señores feudales y la monarquía, fue totalmente excluida de la vida política y de los beneficios del desarrollo económico y cultural.
Entonces, la mujer fue esclava o sierva, o madre, hija, esposa o hermana de esclavos o siervos, durante aproximadamente 19 siglos, es decir, por cerca de mil 900 años, mientras que en lo que hoy es México lo fue por más de 400 años. ¡Cuántos sufrimientos padeció la mujer a lo largo de ese tiempo! ¡Cuánta hambre, miseria, injusticias y humillaciones! ¡Cuántos prejuicios acumulados que sobreviven hasta la actualidad!

Vicente Lombardo Toledano y la mujer mexicana

Hoy, cuando en el mundo predomina el régimen capitalista de producción, millones de seres humanos mueren todos los años por hambre o por enfermedades causadas por la desnutrición, millones carecen de empleo y no tienen acceso a la salud, a la educación, a la cultura, a la recreación y al deporte, y los pocos que tienen el “privilegio” de trabajar, lo hacen sin las mínimas prestaciones, en condiciones insalubres y por salarios de hambre, y como la mitad de la población está compuesta por mujeres, millones de ellas sufren también esta tragedia.
Vicente Lombardo Toledano, quien fue fundador del Partido Popular Socialista (PPS), líder obrero mundial y padre del sindicalismo mexicano (a quien los actuales líderes sindicales no le han aprendido nada), en su discurso titulado “Sin mujeres no hay democracia”, pronunciado el 10 de septiembre de 1947 en la Asamblea Femenil pro Partido Popular, dio a conocer los siguientes datos muy interesantes respecto a la situación de la mujer en aquella época.
En su discurso señaló que en 1940, la población total de México era de 19 millones 653 mil 552 habitantes. De éstos, nueve millones 695 mil 787 eran hombres y nueve millones 957 mil 765 mujeres.
Destacó además que “… la ocupación de los hombres y de las mujeres difiere de un modo profundo; los hombres están dedicados a las actividades productivas y las mujeres a las actividades improductivas”.
Precisó que en la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca, según el censo de 1940, 98.9 por ciento de los que trabajaban eran hombres y 1.1 por ciento mujeres.
En la extracción de minerales, comprendiendo en esta rama la minería del carbón de piedra, petróleo, salinas, etc., el 98.8 por ciento eran hombres y 1.2 por ciento mujeres. En las industrias manufactureras o de transformación, 88.7 por ciento hombres y 11.3 por ciento mujeres.
En las comunicaciones y transportes en general, 99.1 por ciento eran hombres y 1.9 por ciento mujeres. En el comercio la proporción era de 82.5 por ciento para los hombres y 17.5 por ciento para las mujeres.
En la administración pública, comprendiendo todas las ramas y servicios del gobierno, el 88 por ciento eran hombres y 12.0 por ciento mujeres. En las profesiones liberales la proporción era del 90.7 por ciento para los hombres y 9.3 por ciento para las mujeres.
En trabajos domésticos la proporción era de 0.9 por ciento para los hombres y 99.1 por ciento para las mujeres. En ocupaciones no especificadas, 87.5 por ciento eran hombres y 12.5 por ciento mujeres.
“A esta participación casi nula de las mujeres de nuestro país, en la vida económica de la nación, corresponde una situación política semejante: las mujeres carecen, hasta hoy, de derechos cívicos. Es decir, no participan en la vida política de la nación”, dijo Lombardo Toledano.

La situación de la mujer en la actualidad

La mujer logró el derecho a votar y a ser votada hace apenas 59 años, en 1953, y gracias a los avances que trajo para nuestro país la Revolución Mexicana iniciada en 1910 y la aplicación de la Constitución de 1917, junto con el resto del pueblo mexicano vio elevado su nivel de vida y ampliadas sus perspectivas de participación política.
Sin embargo, a partir de la llegada al poder de los neoliberales, primero con Salinas de Gortari en 1988 y después con el Partido Acción Nacional (PAN), en el 2000, la situación del país se ha deteriorado en todos los aspectos hasta grados antes inimaginables y el pueblo trabajador mexicano todo, incluidas las mujeres, han visto disminuir de manera dramática su nivel de vida al grado de que, de acuerdo a cifras conservadoras, hoy más de 80 millones de mexicanos vivimos sumidos en la pobreza.
En estas circunstancias, y con la derecha panista en el Gobierno Federal, la mujer mexicana se aleja aún más de alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades respecto al hombre, y para demostrarlo solo basta echar un ojo a los siguientes datos.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en el 2010 éramos 114 millones 259 mil 114 habitantes, de estos 55 millones 76 mil 856 eran hombres (48.2 por ciento) y 59 millones 182 mil 258, mujeres (51.8 por ciento).
De una población económicamente activa ocupada de 47 millones 836 mil 56 personas, 61.5 por ciento eran hombres y 38.5 mujeres.
En el sector primario de la economía (agricultura, pesca, ganadería y minería) trabajaban seis millones 668 mil 539 personas, de éstas el 87.1 por ciento eran hombres y el 12.9 por ciento mujeres.
En el sector secundario (industria) laboraban 11 millones 182 mil 195 personas, de las cuales el 74.5 por ciento eran hombres y el 25.5 por ciento mujeres.
Finalmente, en el terciario (servicios y comercio) se ocupaban 29 millones 647 mil 547 personas, de las que el 50.8 eran hombres y 49.2 por ciento mujeres.
Por otra parte, en la administración pública federal (panista) trabajaban 92 mil 261 personas, de éstas, el 72.6 por ciento eran hombres y solamente el 27.4 por ciento mujeres.
Asimismo, al 25 de julio del 2011, la Cámara de Diputados, en su actual LXI Legislatura, estaba formada por un total de 499 legisladores, de los cuales 360 eran hombres y únicamente 139 eran mujeres.
Por último, el Senado de la República, en su actual LXI Legislatura, al 25 de julio del 2011 estaba integrada por 125 senadores, de ellos 97 eran hombres y solo 28 mujeres.
Entonces es claro el enorme rezago económico, político y social que sufre la mujer en nuestro país, esto sin considerar muchísimos más aspectos que la afectan, y además que las mujeres de la clase trabajadora, que son la inmensa mayoría de las mujeres mexicanas, carecen de representación auténtica en el Poder Legislativo de la nación porque en él solo están representadas las de la pequeña y de la gran burguesía, que en esencia defienden otros intereses.

Los problemas de la mujer

De esta manera podemos observar cómo los problemas de la mujer no son ajenos al sistema en el que vive y que la mayor parte de ellos son generados por el mismo, incluidos los relacionados con los prejuicios y discriminación por cuestiones de género que en cada época histórica han existido.
Por todo ello, sin duda, a pesar de que todos, hombres y mujeres, sufrimos en la actualidad por un gobierno totalmente opuesto a los ideales de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, por las políticas económicas neoliberales y por el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la violencia, etc., que dichas políticas han generado, la mujer tiene sus problemas y demandas específicas.
Las mexicanas, para superar su actual situación requiere de una Secretaría de la Mujer que atienda específicamente sus problemas, tales como su necesidad de atención integral durante el embarazo, hasta el parto, y sus problemas de salud particulares; el establecimiento de guarderías para la mujer que trabaja; la no discriminación en el trabajo en razón de su sexo; tener acceso real a la educación; vivir en un ambiente familiar sin violencia; tener derecho a un trabajo digno, no obligada a ejercerlo por su necesidad, como actualmente sucede, sino como una decisión de la propia mujer por superarse y contribuir al bienestar de su familia; así como tener pleno acceso a la participación política en condiciones de igualdad, entre otras.

Su verdadera liberación

La mujer mexicana ha jugado un papel de primera importancia a lo largo de la historia de México, destacando entre ellas personalidades como Sor Juana Inés de la Cruz, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, Carmen Serdán o las soldaderas durante la Revolución Mexicana, entre muchas otras.
Siguiendo su ejemplo, mediante una lucha constante y tenaz al lado de las mejores fuerzas del país, la mujer, junto con el hombre, puede aspirar a tener una vida más digna en el seno de nuestra sociedad, no hay duda.
Sin embargo, su verdadera liberación vendrá cuando en nuestro país construyamos, hombres y mujeres, sin distinción, sin prejuicios o discriminación alguna, una sociedad más justa, donde las riquezas se repartan más equitativamente y donde los mexicanos, sin aislarnos del resto del mundo, seamos realmente dueños de nuestro propio destino y de nuestras riquezas naturales, sin que otros gobiernos o países más poderosos que el nuestro nos saqueen, obstaculicen o deformen nuestro desarrollo. Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
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