Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.
¿Desde cuándo el Partido (de) Acción Nacional (PAN) está a favor de fortalecer las empresas en manos del Estado? ¿Ha modificado ya sus documentos básicos? ¿Ha renunciado ya a su oprobiosa y negra historia de oposición a la Constitución de la República y a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana de 1910? ¿Ha dejado de ser aliado de las fuerzas más reaccionarias del país y del imperialismo norteamericano?
El PAN de ayer, el PAN de siempre.
No, el PAN sigue siendo aquel partido que fue fundado en 1939 por un grupo de acaudalados personajes encabezados por Manuel Gómez Morín; que deseó que Adolfo Hitler ganara la guerra para gobernar a México de acuerdo con su filosofía; que combatió al general Lázaro Cárdenas del Río llamándolo “comunista”; que siempre se ha opuesto a la aplicación de la Constitución de la República, principalmente a los artículos 3º, 27, 123 y 130; que aprobó las reformas al artículo 82 constitucional para que un hijo de extranjeros, como Fox, pudiera ser Presidente de la República.
Es el mismo que, junto con De la Madrid, Zedillo y Salinas, privatizó cientos de empresas públicas y pugna por hacer lo mismo con la seguridad social y la educación; que aprobó las reformas al artículo 27 para la destrucción del ejido y la privatización de la tierra; que se convirtió en cómplice e impulsor del IPAB-Fobaproa y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); que orquestó y apoyó los tres más grandes fraudes electorales en la historia moderna de nuestro país, los de 1988, 2000 y 2006.
El PAN es el partido que representa los intereses de los hombres más ricos del país (que son sus dueños y quienes lo dirigen), los del clero político y del imperialismo norteamericano y sus trasnacionales; es el partido del doble lenguaje y de la doble careta; es el que presumía que Salinas estaba gobernando con su programa.
Ha sido el PAN el principal impulsor de las políticas económicas neoliberales que han traído miseria al pueblo, que han sumido a nuestra patria en la dependencia respecto a la economía norteamericana y que han generado una situación de violencia e inseguridad nunca antes vistas; es el partido de la corrupción y de la inmoralidad, y ahí está el legislador-litigante Diego Fernández de Ceballos y sus terrenos de “Punta Diamante”, Guerrero, las toallas de 7 mil pesos de Marthita Sahagún, los negocios oscuros de los Bibriesca, hijos de Martha, y los recientes escándalos de corrupción en los que está implicado el actual secretario de Gobernación del gobierno federal panista, Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Y, finalmente, el PAN es el partido de la demagogia y de las promesas incumplidas, como lo hizo Fox cuando prometió un crecimiento económico del 7% y alcanzó el 0%. Así pasará con el “Presidente del Empleo” y su promesa del “País de las Maravillas”, muy al estilo Salinas cuando privatizaba cientos de empresas con el pretexto de “vender bienes para remediar males” o cuando negociaba el TLCAN prometiendo llevarnos al “primer mundo”.
El PAN de hoy y su Reforma Energética.
Así, las promesas de Calderón no son más que demagogia, como cuando al celebrarse el 202 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, el pasado 21 de marzo, estando al lado de Mouriño Terrazo, secretario de Gobernación, pidió a todos los mexicanos honestidad y respeto a las leyes y a las instituciones. ¡Qué gran espectáculo tragi-cómico estamos presenciando los mexicanos! Si no fuera porque lo que está en juego es el futuro de la nación y de las nuevas generaciones, sería como para morirse de risa.
El PAN y la nación siempre han caminado en sentidos opuestos. Los intereses del PAN nunca han coincidido, ni coincidirán jamás, con los de la inmensa mayoría de los mexicanos, y esto se demuestra una vez más con su llamado “Diagnóstico sobre PEMEX” y su propuesta de Reforma Energética, que más se parecen al diagnóstico y a la receta de un médico mediocre o corrupto, que no sabe lo que tiene el paciente, le inventa enfermedades y le da cualquier medicina con tal de seguirle sacando dinero, hasta que lo mata.
El diagnóstico del gobierno no muestra la realidad de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pues lo que está destruyendo a esta empresa es precisamente la privatización de la que ya está siendo objeto, la corrupción y la pésima administración de los gobiernos neoliberales y panistas de los últimos años, permitida precisamente para tener el pretexto de privatizarla. No hay la mínima intención de sacarla adelante como empresa del Estado.
Asimismo, la iniciativa de Reforma Energética de Calderón lo único que propone, en esencia, es la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, en PEMEX, como si ésta fuera la única y real salida a la situación por la que atraviesa la paraestatal.
Y adereza la iniciativa con una propuesta demagógica, al más puro y burdo estilo del llamado “capitalismo popular”, es decir: la puesta en venta de los denominados bonos petroleros, que podrán adquirir todos los mexicanos para sentirse, ahora sí, dueños del petróleo. Lo mismo se hizo al privatizar TELMEX, dieron acciones al sindicato para hacerlos sentir “parte de la empresa”. El propósito real del PAN es desmovilizar al pueblo en la lucha por sus derechos. El Sindicato de Telefonistas no hizo nada en su momento. ¿Lo mismo ocurrirá con el Sindicato de Petroleros?
¡Qué cinismo! ¡Qué desvergüenza! ¡Cuán demagogo y maniobrero es este gobierno de Calderón! ¿Cuántos bonos podrán comprar los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza? Es una burla, es una mentira que, repetida millones de veces, tratarán de hacerla pasar por verdad y así engañar y desmovilizar al pueblo de México en su lucha por la defensa del petróleo.
¿Qué se requiere de tecnología de punta? ¿Y la UNAM y las universidades de los estados? ¿Y el Instituto Politécnico Nacional? ¿Y los centros de investigación? ¿Y nuestros científicos, ingenieros y técnicos? ¿No cuentan? Calderón los ignoró porque no confía en el talento de los mexicanos.
Seguramente comenzarán a alzarse voces de decenas de “intelectuales” a sueldo o ingenuos que pedirán para Calderón “el beneficio de la duda” o que empezarán a decir que “si le va bien a Calderón, le irá bien a México” o que “lo que es bueno para Calderón, es bueno para México”, o “ideas” por el estilo. A Fox le dieron “el beneficio de la duda”, a él y a su esposa les fue muy bien, pero a México le fue muy mal. La realidad no miente: ni un solo avance ha tenido nuestro país con los gobiernos panistas. Ni uno solo.
Después, si no se aprueba la iniciativa de Calderón, culparán a las fuerzas progresistas por ello, al FAP, al PRD, a López Obrador, de “las consecuencias”, de las “calamidades que vendrán”, cuando éstas son producto de la política neoliberal del gobierno, cuando lo que se quiere es un cambio, pero no para retroceder, como lo quiere el PAN, sino para avanzar, como lo queremos la inmensa mayoría de los mexicanos.
La verdad es que no hay duda: por lo que el PAN es, por su origen, por su historia, por quienes lo dirigen, por lo que los gobiernos panistas han hecho a lo largo de ya casi siete años en el poder, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.
Rescatemos a PEMEX.
Rescatar a PEMEX no significa sólo oponernos a que sea privatizada y vendida a los monopolios extranjeros, sino que retome su sentido original, es decir, que se ponga al servicio de la nación y de todos los mexicanos, no sólo de unos cuántos. Además, debemos condenar todo acto de corrupción del que sea víctima por parte de funcionarios o trabajadores de cualquier nivel, y exigir que se cumplan con todas las normas ecológicas para la protección y cuidado del medio ambiente y del resto de nuestros recursos naturales.
Significa también combatir la política económica neoliberal en general, porque afecta negativamente todo, lo económico, lo social y lo político, y por supuesto a empresas estratégicas como PEMEX, principalmente por las grandes cantidades de dinero que se destinan al pago del IPAB-Fobaproa y al de los intereses de la deuda externa.
También implica encontrar para PEMEX el equilibrio entre no abandonar el impulso que le da al desarrollo de toda la economía del país y a la elevación del nivel de vida del pueblo, a través de obras y recursos que entrega a los estados y a la federación, y tener los medios necesarios para modernizarse realmente, invirtiendo en su mantenimiento y expansión constante en los rubros que más convengan al país y que más ganancias y divisas nos dejen, lo que finalmente redundará en beneficio de la nación y del pueblo.
Es necesario también impulsar a todos los centros de investigación nacionales y a las instituciones de educación superior, como el IPN y la UNAM, vinculándolas al desarrollo de la industria petrolera, y a la industria mexicana en general, para que nos permita generar los cuadros necesarios para el manejo y generación de tecnología de punta que es indispensable para nuestro desarrollo.
La solución a nuestros problemas económicos y el desarrollo y modernización de PEMEX no lo debemos buscar en las profundidades del mar, sino en una profunda transformación de nuestra industria petrolera, pero con sentido nacionalista y popular.
Asimismo, dada la trascendencia de la expropiación petrolera realizada por el general Lázaro Cárdenas del Río, y para fortalecer las convicciones nacionalistas y patrióticas de nuestro pueblo, debemos proponer reformar la Ley Federal del Trabajo para que el 18 de marzo sea declarado como Día de la Independencia Económica y la Soberanía Nacional, otorgándole la misma importancia que a otras fechas históricas, como el 16 de septiembre, el 20 de noviembre o el primero de mayo.
El debate de cuatro días de 1992.
El debate que se dio para reformar los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130 constitucionales, y para aprobar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, con el propósito de devolverle privilegios al clero político, duró sólo ¡¡¡cuatro días!!!, pues se produjo el 17 y 18 de diciembre, y el 7 y 9 de julio de 1992, en la Cámara de Diputados. Lo mismo sucedió con las contrarreformas al artículo 27 de la Constitución y para aprobar la Nueva Ley Agraria, que tuvieron el objetivo de privatizar el ejido. Es decir, lo que a Benito Juárez y a Emiliano Zapata les llevó toda una vida, los salinistas de esa época y el PAN lo destruyeron en unos cuantos días.
Los diputados del Partido Popular Socialista (PPS), en aquel entonces, pidieron un debate nacional, amplio y abierto, para escuchar las opiniones del pueblo mexicano y de sus organizaciones representativas, lo pidieron por escrito y en innumerables ocasiones en tribuna, pero los panistas y los salinistas se negaron a ello, y el debate sólo se dio en las Cámaras de Diputados y de Senadores, se burlaron del pueblo, mayoritearon y aprobaron esas contrarreformas.
El debate de hoy.
Por eso el FAP tiene razón. Se requiere, efectivamente, un debate nacional amplio, en todo el país, en el que participen no sólo especialistas en el tema, científicos y profesionistas, sino todos los partidos políticos, con o sin registro, organizaciones de profesionistas, sindicatos y agrupaciones campesinas e indígenas, organizaciones estudiantiles y juveniles, los ciudadanos en general, para que expresen su sentir y sus propuestas, y traducirlas en una reforma energética que realmente contribuya al fortalecimiento de PEMEX como empresa del Estado y al servicio de México y de los mexicanos.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.
Algunos precandidatos en Campeche están confundiendo las elecciones del 2009 con un concurso de juventud y belleza. No se dan cuenta que la juventud no es un mérito, sino una condición, y que no garantiza un pensamiento progresista y mucho menos revolucionario, así, Carlos Felipe Ortega Rubio y Fernando Eutimio Ortega Bernés se perfilan, en el PRI, como sus mejores cartas…
Lo dicho, Carlos Oznerol Pacheco Castro, presidente municipal de Campeche, no pudo con el paquete, sucumbió a las presiones y anunció la privatización del basurero municipal creyendo que esa es la mejor solución al grave problema de contaminación que éste representa, pero no es así y los problemas que vendrán serán más graves, empezando porque seguramente dentro de poco los ciudadanos tendremos que pagar por el servicio de recoja de basura. Los privatizadores están metidos hasta en la cocina. Comprobamos así lo que dijimos en el párrafo anterior: ser joven no evita pensar como Don Porfirio Díaz. …
¿Expropiar terrenos ejidales? Algunos funcionarios federales no saben lo que dicen, pero sí lo que hacen. Se expropia la propiedad privada por interés público, pero lo que van a hacer con 15 mil hectáreas del ejido Champotón, Campeche, no es expropiación, es una auténtica privatización, una acción claramente inmoral e injusta, sobre todo cuando quien supuestamente está detrás de todo esto es la empresa “Golden Gate”. Lo que requieren los campesinos es de una verdadera política agraria progresista que los apoye de manera integral para sembrar sus tierras…
Manlio Fabio Beltrones, coordinador de senadores del PRI, dijo recientemente que “El debate político ya está agotado, hay que pasar al técnico y científico para construir una salida viable a PEMEX”. Así piensan y hablan quienes han olvidado que la política es una ciencia y la han convertido en una aventura…
¿Quién les dijo o les hizo creer a los del PRD que la única o mejor manera de elegir a sus dirigentes es a través de una elección pública y con el voto “universal, directo y secreto” de sus militantes? No es la única manera, ni la más adecuada, ni necesariamente la más democrática de hacerlo. La democracia tiene más que ver con el fondo que con las formas…
Los delegados de las dependencias federales en Campeche, todos ellos panistas, se han convertido en impulsores y promotores de la privatización de las tierras ejidales y de servicios públicos como el agua potable o la recoja y manejo de la basura, o andan haciendo abierto proselitismo político, olvidándose de sus verdaderas funciones, en acciones inmorales y violatorias de la ley, y algunos les hacen el juego... Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com/
¿Desde cuándo el Partido (de) Acción Nacional (PAN) está a favor de fortalecer las empresas en manos del Estado? ¿Ha modificado ya sus documentos básicos? ¿Ha renunciado ya a su oprobiosa y negra historia de oposición a la Constitución de la República y a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana de 1910? ¿Ha dejado de ser aliado de las fuerzas más reaccionarias del país y del imperialismo norteamericano?
El PAN de ayer, el PAN de siempre.
No, el PAN sigue siendo aquel partido que fue fundado en 1939 por un grupo de acaudalados personajes encabezados por Manuel Gómez Morín; que deseó que Adolfo Hitler ganara la guerra para gobernar a México de acuerdo con su filosofía; que combatió al general Lázaro Cárdenas del Río llamándolo “comunista”; que siempre se ha opuesto a la aplicación de la Constitución de la República, principalmente a los artículos 3º, 27, 123 y 130; que aprobó las reformas al artículo 82 constitucional para que un hijo de extranjeros, como Fox, pudiera ser Presidente de la República.
Es el mismo que, junto con De la Madrid, Zedillo y Salinas, privatizó cientos de empresas públicas y pugna por hacer lo mismo con la seguridad social y la educación; que aprobó las reformas al artículo 27 para la destrucción del ejido y la privatización de la tierra; que se convirtió en cómplice e impulsor del IPAB-Fobaproa y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); que orquestó y apoyó los tres más grandes fraudes electorales en la historia moderna de nuestro país, los de 1988, 2000 y 2006.
El PAN es el partido que representa los intereses de los hombres más ricos del país (que son sus dueños y quienes lo dirigen), los del clero político y del imperialismo norteamericano y sus trasnacionales; es el partido del doble lenguaje y de la doble careta; es el que presumía que Salinas estaba gobernando con su programa.
Ha sido el PAN el principal impulsor de las políticas económicas neoliberales que han traído miseria al pueblo, que han sumido a nuestra patria en la dependencia respecto a la economía norteamericana y que han generado una situación de violencia e inseguridad nunca antes vistas; es el partido de la corrupción y de la inmoralidad, y ahí está el legislador-litigante Diego Fernández de Ceballos y sus terrenos de “Punta Diamante”, Guerrero, las toallas de 7 mil pesos de Marthita Sahagún, los negocios oscuros de los Bibriesca, hijos de Martha, y los recientes escándalos de corrupción en los que está implicado el actual secretario de Gobernación del gobierno federal panista, Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Y, finalmente, el PAN es el partido de la demagogia y de las promesas incumplidas, como lo hizo Fox cuando prometió un crecimiento económico del 7% y alcanzó el 0%. Así pasará con el “Presidente del Empleo” y su promesa del “País de las Maravillas”, muy al estilo Salinas cuando privatizaba cientos de empresas con el pretexto de “vender bienes para remediar males” o cuando negociaba el TLCAN prometiendo llevarnos al “primer mundo”.
El PAN de hoy y su Reforma Energética.
Así, las promesas de Calderón no son más que demagogia, como cuando al celebrarse el 202 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, el pasado 21 de marzo, estando al lado de Mouriño Terrazo, secretario de Gobernación, pidió a todos los mexicanos honestidad y respeto a las leyes y a las instituciones. ¡Qué gran espectáculo tragi-cómico estamos presenciando los mexicanos! Si no fuera porque lo que está en juego es el futuro de la nación y de las nuevas generaciones, sería como para morirse de risa.
El PAN y la nación siempre han caminado en sentidos opuestos. Los intereses del PAN nunca han coincidido, ni coincidirán jamás, con los de la inmensa mayoría de los mexicanos, y esto se demuestra una vez más con su llamado “Diagnóstico sobre PEMEX” y su propuesta de Reforma Energética, que más se parecen al diagnóstico y a la receta de un médico mediocre o corrupto, que no sabe lo que tiene el paciente, le inventa enfermedades y le da cualquier medicina con tal de seguirle sacando dinero, hasta que lo mata.
El diagnóstico del gobierno no muestra la realidad de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pues lo que está destruyendo a esta empresa es precisamente la privatización de la que ya está siendo objeto, la corrupción y la pésima administración de los gobiernos neoliberales y panistas de los últimos años, permitida precisamente para tener el pretexto de privatizarla. No hay la mínima intención de sacarla adelante como empresa del Estado.
Asimismo, la iniciativa de Reforma Energética de Calderón lo único que propone, en esencia, es la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, en PEMEX, como si ésta fuera la única y real salida a la situación por la que atraviesa la paraestatal.
Y adereza la iniciativa con una propuesta demagógica, al más puro y burdo estilo del llamado “capitalismo popular”, es decir: la puesta en venta de los denominados bonos petroleros, que podrán adquirir todos los mexicanos para sentirse, ahora sí, dueños del petróleo. Lo mismo se hizo al privatizar TELMEX, dieron acciones al sindicato para hacerlos sentir “parte de la empresa”. El propósito real del PAN es desmovilizar al pueblo en la lucha por sus derechos. El Sindicato de Telefonistas no hizo nada en su momento. ¿Lo mismo ocurrirá con el Sindicato de Petroleros?
¡Qué cinismo! ¡Qué desvergüenza! ¡Cuán demagogo y maniobrero es este gobierno de Calderón! ¿Cuántos bonos podrán comprar los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza? Es una burla, es una mentira que, repetida millones de veces, tratarán de hacerla pasar por verdad y así engañar y desmovilizar al pueblo de México en su lucha por la defensa del petróleo.
¿Qué se requiere de tecnología de punta? ¿Y la UNAM y las universidades de los estados? ¿Y el Instituto Politécnico Nacional? ¿Y los centros de investigación? ¿Y nuestros científicos, ingenieros y técnicos? ¿No cuentan? Calderón los ignoró porque no confía en el talento de los mexicanos.
Seguramente comenzarán a alzarse voces de decenas de “intelectuales” a sueldo o ingenuos que pedirán para Calderón “el beneficio de la duda” o que empezarán a decir que “si le va bien a Calderón, le irá bien a México” o que “lo que es bueno para Calderón, es bueno para México”, o “ideas” por el estilo. A Fox le dieron “el beneficio de la duda”, a él y a su esposa les fue muy bien, pero a México le fue muy mal. La realidad no miente: ni un solo avance ha tenido nuestro país con los gobiernos panistas. Ni uno solo.
Después, si no se aprueba la iniciativa de Calderón, culparán a las fuerzas progresistas por ello, al FAP, al PRD, a López Obrador, de “las consecuencias”, de las “calamidades que vendrán”, cuando éstas son producto de la política neoliberal del gobierno, cuando lo que se quiere es un cambio, pero no para retroceder, como lo quiere el PAN, sino para avanzar, como lo queremos la inmensa mayoría de los mexicanos.
La verdad es que no hay duda: por lo que el PAN es, por su origen, por su historia, por quienes lo dirigen, por lo que los gobiernos panistas han hecho a lo largo de ya casi siete años en el poder, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.
Rescatemos a PEMEX.
Rescatar a PEMEX no significa sólo oponernos a que sea privatizada y vendida a los monopolios extranjeros, sino que retome su sentido original, es decir, que se ponga al servicio de la nación y de todos los mexicanos, no sólo de unos cuántos. Además, debemos condenar todo acto de corrupción del que sea víctima por parte de funcionarios o trabajadores de cualquier nivel, y exigir que se cumplan con todas las normas ecológicas para la protección y cuidado del medio ambiente y del resto de nuestros recursos naturales.
Significa también combatir la política económica neoliberal en general, porque afecta negativamente todo, lo económico, lo social y lo político, y por supuesto a empresas estratégicas como PEMEX, principalmente por las grandes cantidades de dinero que se destinan al pago del IPAB-Fobaproa y al de los intereses de la deuda externa.
También implica encontrar para PEMEX el equilibrio entre no abandonar el impulso que le da al desarrollo de toda la economía del país y a la elevación del nivel de vida del pueblo, a través de obras y recursos que entrega a los estados y a la federación, y tener los medios necesarios para modernizarse realmente, invirtiendo en su mantenimiento y expansión constante en los rubros que más convengan al país y que más ganancias y divisas nos dejen, lo que finalmente redundará en beneficio de la nación y del pueblo.
Es necesario también impulsar a todos los centros de investigación nacionales y a las instituciones de educación superior, como el IPN y la UNAM, vinculándolas al desarrollo de la industria petrolera, y a la industria mexicana en general, para que nos permita generar los cuadros necesarios para el manejo y generación de tecnología de punta que es indispensable para nuestro desarrollo.
La solución a nuestros problemas económicos y el desarrollo y modernización de PEMEX no lo debemos buscar en las profundidades del mar, sino en una profunda transformación de nuestra industria petrolera, pero con sentido nacionalista y popular.
Asimismo, dada la trascendencia de la expropiación petrolera realizada por el general Lázaro Cárdenas del Río, y para fortalecer las convicciones nacionalistas y patrióticas de nuestro pueblo, debemos proponer reformar la Ley Federal del Trabajo para que el 18 de marzo sea declarado como Día de la Independencia Económica y la Soberanía Nacional, otorgándole la misma importancia que a otras fechas históricas, como el 16 de septiembre, el 20 de noviembre o el primero de mayo.
El debate de cuatro días de 1992.
El debate que se dio para reformar los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130 constitucionales, y para aprobar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, con el propósito de devolverle privilegios al clero político, duró sólo ¡¡¡cuatro días!!!, pues se produjo el 17 y 18 de diciembre, y el 7 y 9 de julio de 1992, en la Cámara de Diputados. Lo mismo sucedió con las contrarreformas al artículo 27 de la Constitución y para aprobar la Nueva Ley Agraria, que tuvieron el objetivo de privatizar el ejido. Es decir, lo que a Benito Juárez y a Emiliano Zapata les llevó toda una vida, los salinistas de esa época y el PAN lo destruyeron en unos cuantos días.
Los diputados del Partido Popular Socialista (PPS), en aquel entonces, pidieron un debate nacional, amplio y abierto, para escuchar las opiniones del pueblo mexicano y de sus organizaciones representativas, lo pidieron por escrito y en innumerables ocasiones en tribuna, pero los panistas y los salinistas se negaron a ello, y el debate sólo se dio en las Cámaras de Diputados y de Senadores, se burlaron del pueblo, mayoritearon y aprobaron esas contrarreformas.
El debate de hoy.
Por eso el FAP tiene razón. Se requiere, efectivamente, un debate nacional amplio, en todo el país, en el que participen no sólo especialistas en el tema, científicos y profesionistas, sino todos los partidos políticos, con o sin registro, organizaciones de profesionistas, sindicatos y agrupaciones campesinas e indígenas, organizaciones estudiantiles y juveniles, los ciudadanos en general, para que expresen su sentir y sus propuestas, y traducirlas en una reforma energética que realmente contribuya al fortalecimiento de PEMEX como empresa del Estado y al servicio de México y de los mexicanos.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.
Algunos precandidatos en Campeche están confundiendo las elecciones del 2009 con un concurso de juventud y belleza. No se dan cuenta que la juventud no es un mérito, sino una condición, y que no garantiza un pensamiento progresista y mucho menos revolucionario, así, Carlos Felipe Ortega Rubio y Fernando Eutimio Ortega Bernés se perfilan, en el PRI, como sus mejores cartas…
Lo dicho, Carlos Oznerol Pacheco Castro, presidente municipal de Campeche, no pudo con el paquete, sucumbió a las presiones y anunció la privatización del basurero municipal creyendo que esa es la mejor solución al grave problema de contaminación que éste representa, pero no es así y los problemas que vendrán serán más graves, empezando porque seguramente dentro de poco los ciudadanos tendremos que pagar por el servicio de recoja de basura. Los privatizadores están metidos hasta en la cocina. Comprobamos así lo que dijimos en el párrafo anterior: ser joven no evita pensar como Don Porfirio Díaz. …
¿Expropiar terrenos ejidales? Algunos funcionarios federales no saben lo que dicen, pero sí lo que hacen. Se expropia la propiedad privada por interés público, pero lo que van a hacer con 15 mil hectáreas del ejido Champotón, Campeche, no es expropiación, es una auténtica privatización, una acción claramente inmoral e injusta, sobre todo cuando quien supuestamente está detrás de todo esto es la empresa “Golden Gate”. Lo que requieren los campesinos es de una verdadera política agraria progresista que los apoye de manera integral para sembrar sus tierras…
Manlio Fabio Beltrones, coordinador de senadores del PRI, dijo recientemente que “El debate político ya está agotado, hay que pasar al técnico y científico para construir una salida viable a PEMEX”. Así piensan y hablan quienes han olvidado que la política es una ciencia y la han convertido en una aventura…
¿Quién les dijo o les hizo creer a los del PRD que la única o mejor manera de elegir a sus dirigentes es a través de una elección pública y con el voto “universal, directo y secreto” de sus militantes? No es la única manera, ni la más adecuada, ni necesariamente la más democrática de hacerlo. La democracia tiene más que ver con el fondo que con las formas…
Los delegados de las dependencias federales en Campeche, todos ellos panistas, se han convertido en impulsores y promotores de la privatización de las tierras ejidales y de servicios públicos como el agua potable o la recoja y manejo de la basura, o andan haciendo abierto proselitismo político, olvidándose de sus verdaderas funciones, en acciones inmorales y violatorias de la ley, y algunos les hacen el juego... Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
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