miércoles, 28 de julio de 2021

 


 

Editorial

 Llamamiento al pueblo de México a participar en la Consulta Popular del primero de agosto.

Sí al juicio y castigo a los expresidentes del periodo neoliberal.

 

Después de que, en 1492, Cristóbal Colón pisara por primera vez territorio del Continente que hoy llamamos Americano, y se dieran los primeros encuentros entre los conquistadores encabezados por Hernán Cortés y los pueblos que aquí habitaban y que habían construido extraordinarias civilizaciones, inició la lucha contra los extraños invasores, que con el paso de los años se fue convirtiendo en la batalla de una nueva raza, la mestiza, junto con la indígena y otras, por expulsarlos, construir un país, hacerlo independiente, desarrollado, cada vez más democrático y en el que las mayorías, explotadas y oprimidas de diferentes maneras, mejoraran constantemente su nivel de vida para salir de la terrible miseria, opresión e injusticias a las que habían sido sometidas.

En cada etapa de esta lucha, la de Independencia, la de Reforma y en la Revolución Mexicana iniciada en 1910, se juzgó y castigó, aún con la muerte (como testigo está el Cerro de las Campanas), a quienes pretendieron impedir, hasta con la violencia armada, el surgimiento de una nueva nación, frenar su progreso, independencia, desarrollo democrático y mejoramiento del nivel de vida del pueblo. Sin embargo, el pueblo mexicano y sus fuerzas progresistas, revolucionarias, patrióticas y antiimperialistas, se enfocaron no solo en castigar a los responsables del sufrimiento de las mayorías, en hacer justicia, en aplicarles la ley, sino principalmente en avanzar en el logro de los objetivos ya mencionados, viendo al futuro sin olvidar las lecciones del pasado y aprender de ellas.

Hoy los opresores han cambiado de rostro, pero su odio y desprecio hacia el pueblo, su oposición al progreso, a la independencia, al avance democrático, al progreso social, sus intereses mezquinos y su costumbre de acudir al apoyo de gobiernos extranjeros para el logro de sus objetivos, todo eso, no ha cambiado.

Durante 36 años, desde principios de los ochenta del siglo pasado hasta el 2018, esos nuevos opresores, ahora con rostro neoliberal, llegaron y se mantuvieron en el gobierno encabezados por el PRI, PAN, PRD y por otros partidos oportunistas, representando a grupos de la gran burguesía nacional aliados a las trasnacionales y a la cúpula del clero político, apoyados por “intelectuales” a su servicio y por la inmensa mayoría de los medios tradicionales de información, escritos y audiovisuales (a la vez parte de la gran burguesía proimperialista), y por periodistas bajo sus órdenes corrompidos con el poder del dinero, de la soberbia o de la ignorancia, a los que, con las nuevas tecnologías de la información, se han sumado grupos de choque dentro y fuera de las redes sociales, que actúan por paga y sin recato alguno, de manera agresiva, provocando, mintiendo, difamando y ofendiendo.

Por supuesto, los ejecutores de dicha política neoliberal fueron los expresidentes De la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes en el ejercicio de su cargo cometieron flagrantes delitos como los de traición a la patria (debilitando nuestra soberanía e independencia con la venta de cientos de empresas estatales, y la entrega de nuestro territorio y riquezas naturales a manos privadas nacionales y extranjeras), corrupción, asociación delictuosa, fraude, desaparición forzada, represión y genocidio contra el pueblo mexicano, llevando a más de 80 millones a la pobreza, al hambre, miseria, insalubridad, desesperación y a la falta de esperanza en un futuro mejor.

Durante esos 36 años, solo su voluntad se cumplía, únicamente su voz se escuchaba, monopolizando la palabra y la libertad de expresión, convirtiéndose ese periodo, en la práctica, en una verdadera dictadura de una ridícula, corrupta y voraz minoría, contra la inmensa mayoría de los mexicanos.

 

De acuerdo al artículo 87 de nuestra Carta Magna, el Presidente prestará la siguiente protesta: “Protesto GUARDAR y HACER GUARDAR la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y DESEMPEÑAR leal y PATRIÓTICAMENTE el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, MIRANDO EN TODO POR EL BIEN Y PROSPERIDAD DE LA UNIÓN; y SI ASÍ NO LO HICIERE QUE LA NACIÓN ME LO DEMANDE”.

Mientras que el párrafo segundo del artículo 108 aplicable a los expresidentes (antes de la reforma reciente) señala: “El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, sólo podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”.

Por otra parte, el artículo 123 del Código Penal Federal a la letra dice:

Se impondrá la pena de PRISIÓN DE CINCO A CUARENTA AÑOS y multa de hasta cincuenta mil pesos al mexicano que cometa TRAICIÓN A LA PATRIA en alguna de las formas siguientes:

I.- REALICE ACTOS CONTRA LA INDEPENDENCIA, SOBERANÍA O INTEGRIDAD DE LA NACIÓN MEXICANA con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero;

 

Queda claro entonces que los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, INCUMPLIERON LA PROTESTA a la que nuestra Carta Magna los obligaba porque NO GUARDARON NI HICIERON GUARDAR LA CONSTITUCIÓN, pues además de reformarla en contra de sus propios principios y aprobar leyes secundarias anticonstitucionales, la violaron e incumplieron de manera flagrante y permanentemente, además de NO DESEMPEÑAR PATRIÓTICAMENTE SU CARGO NI MIRAR POR EL BIEN Y LA PROSPERIDAD DE LA UNIÓN, por lo que la Nación se los debe demandar.

Asimismo, caen en el supuesto señalado en el párrafo I del artículo 123 del Código Penal Federal, puesto que claramente REALIZARON ACTOS CONTRA LA INDEPENDENCIA, SOBERANÍA O INTEGRIDAD DE LA NACIÓN MEXICANA a favor de personas, grupos y gobiernos extranjeros, con la privatización de cientos de empresas del Estado, de la tierra y de los recursos naturales de la Nación, como el petróleo, la electricidad, la minería, etcétera.

Por ello, el Partido Popular Socialista-Agrupación Política Nacional Popular Socialista (PPS-APNPS) hace un llamado al pueblo mexicano a participar en la CONSULTA POPULAR del próximo primero de agosto para llevar a juicio y castigar a los expresidentes del periodo neoliberal, porque constituirá un mandato legal y sobre todo moral del pueblo hacia los Poderes Legislativo y Judicial, sobre todo para que este último, que tanto se ha opuesto a la aplicación de la justicia, acate por una vez la voluntad del pueblo, no pase sobre la Constitución de la República ni la viole, como ha sido su costumbre, y aplique todo el peso de la ley a quienes cometieron delitos como titulares del Poder Ejecutivo de la Nación.

Esta Consulta Popular debe servir también para que todo gobierno futuro, de cualquier nivel (federal, estatal o municipal), recuerde que, de traicionar a la patria, violar nuestra Constitución o asociarse con un país extranjero para subyugarnos, será sometido a juicio y castigado tal como la Constitución de la República y el Código Penal Federal lo señalan.

Por otra parte, exigimos al Instituto Nacional Electoral (INE) cumpla con su deber legal de organizar y promover la Consulta Popular, y abandone su actitud de sabotearla y obstaculizarla, pues de lo contrario, además de estar violando la ley, crecerá el ya de por sí enorme repudio en su contra por parte del pueblo mexicano.

Independientemente del castigo al que se hagan merecedores los expresidentes neoliberales en este proceso que dará inicio con la Consulta Popular del primero de agosto próximo, el PPS-APNPS considera que lo más importante es ver hacia el futuro y continuar en la lucha por que se aplique y profundice el carácter avanzado y progresista del Proyecto de Nación y de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador y por asegurar su continuidad para avanzar en el fortalecimiento de nuestro desarrollo económico independiente, de nuestra soberanía, en la ampliación del régimen democrático y en la elevación constante del nivel de vida del pueblo mexicano.

 

DIRECTORIO

DIRECTOR GENERAL: Manuel Fernández Flores.

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