sábado, 2 de julio de 2011

López Mateos nos trajo la luz; Calderón nos conduce a las tinieblas.

López Mateos nos trajo la luz; Calderón nos conduce a las tinieblas.

Tercera y última parte.

Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Hemos visto, pues, que la nacionalización de la industria eléctrica, y la creación de la CLyFC y de la CFE, así como la fundación de sindicatos como el SME, fueron parte de nuestro proceso revolucionario iniciado en 1910, inconcluso, traicionado y hoy abiertamente combatido desde dentro del gobierno por el Partido Acción Nacional (PAN).

También señalamos que con el pretexto, primero de la modernización, después de la globalización y ahora de la productividad, pero realmente debido a su afán incontrolable de lucro y poder, los diferentes grupos neoliberales, el PAN, los grandes empresarios, las trasnacionales, sus voceros y el imperialismo norteamericano, se han opuesto siempre a la Revolución Mexicana, y a toda obra o institución surgida de ella, como la industria eléctrica nacionalizada, por constituir un obstáculo para sus oscuros intereses.

La situación actual de la industria eléctrica

Una magnífica investigación de nuestro compañero periodista Eduardo Sánchez Rosado publicada en CRÓNICA de Campeche a finales del año pasado nos da una visión muy clara al respecto.

En ella, Sánchez Rosado nos dice que (el gobierno panista neoliberal) cerrará una gran cantidad de plantas generadoras de energía eléctrica y que para este año se erogarán 60 mil 182 millones de pesos para la adquisición de electricidad a productores externos (es decir, privados y extranjeros).

Así, agrega nuestro compañero, de un gasto programable total de 352 mil 171 millones de pesos para este año, la CFE canaliza 17 por ciento a productores de energía particulares, especialmente a compañías españolas que concentran la generación privada de electricidad en México.

Añade que la CFE generará energía eléctrica para el servicio público por un total de 169 mil 228.9 gigawatts hora (Gwh) y adquirirá de productores externos de energía 80 mil 23.8 Gwh.

Es decir, y este es un comentario nuestro: ¡El 47.3 por ciento de la energía eléctrica que utilizamos los mexicanos sale de generadores privados extranjeros! Y Calderón y el PAN insisten en que nada se está privatizando. ¡El colmo del cinismo y de la mentira!

Eduardo Sánchez explica que la estrategia gubernamental es continuar retirando plantas de energía eléctrica que considera ineficientes para abrir espacios a los productores de energía externos, “como medida para incrementar la eficiencia de producción”.

Nos informa igualmente que para este año “se pretende el retiro de las centrales de turbogas Nonoalco 1, 2, 3 y 4, y Lechería 1, 2, 3 y 4; la termoeléctrica convencional de ‘Felipe Carrillo Puerto’; la central de ciclo combinado Dos Bocas, Tabasco, en sus unidades 1, 2 y 5, y la termoeléctrica convencional de Lerma, en Campeche, en sus unidades 3 y 4, por considerar que operan con tecnología obsoleta”.

Y precisa que esta generación que será retirada, será suplida por el desarrollo de productores externos de energía, que continuarán avanzando en el suministro de electricidad en México.

Actualmente, las compañías españolas Ibredrola, Gas Natural y Unión Fenosa, son las principales beneficiadas de la privatización de la energía eléctrica en México.

Además, la petrolera Repsol, empresa intermediaria en la compra y venta de hidrocarburos, ocupa un lugar destacado como abastecedora de gas para las plantas de ciclo combinado privadas que operan en México, junto con la anglo-holandesa Shell y la estadunidense Sempra Energy, subraya por último Eduardo Sánchez, el estimado “Popeye”.

De la luz, a las tinieblas

Recordemos brevemente las razones que tuvo el gobierno revolucionario de López Mateos para nacionalizar la industria eléctrica:

1.- El monopolio eléctrico privado era un obstáculo para el desarrollo económico y social del país.

2.- Invertía únicamente donde tenía seguras sus ganancias, en zonas industriales y de elevados ingresos económicos, abandonando las comunidades rurales y las zonas urbanas pobres, dejándolas en las tinieblas.

3.- La explotación brutal, persecución y represión a la que eran sometidos sus trabajadores electricistas.

4.- Que este abuso y prepotencia llegó inclusive a ejercerse contra los gobiernos municipales, estatales y hasta contra el propio Gobierno Federal.

5.- Las tarifas extraordinariamente altas y con gran disparidad entre los precios pagados por los consumidores grandes, por un lado, y los pequeños, por el otro.

Entonces: ¿Avanzamos o retrocedemos? ¿Caminamos hacia la luz o hacia las tinieblas? Por lo que acabamos de leer, y que ocurría hace poco más de 100 años, nos parece que retrocedemos claramente, que caminamos a pasos agigantados hacia las tinieblas, y que el monopolio privado eléctrico está regresando y clama venganza.

Y si no lo creen, pregúntenos a los campechanos

En Campeche es ya parte de una tradición, de nuestro folclor, la prepotencia y cerrazón que han mostrado muchos de los altos funcionarios que ha tenido la CFE en el Estado y en los municipios, y de la poca o nula combatividad de los principales dirigentes del sindicato electricista.

A ellos, y al Gobierno Federal panista, se les ha olvidado que, como lo señaló López Mateos, la nacionalización de la industria eléctrica tuvo como propósitos “llevar a los hogares de todos los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización… para que todos los beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo”, y que en ella no habría “ni merinos ni ladrones”.

Tampoco recuerdan que “el objetivo principal de la CFE fue organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, sin propósito de lucro y en beneficio del interés general”.

Como en los peores tiempos

Así, en Campeche, por obra y gracia del Gobierno de la República, sus funcionarios federales panistas, haciendo uso de todo el aparato de Estado, de todo tipo de artimañas legaloides, han llegado incluso a demandar y a encarcelar a campechanos que lo único que piden es que la industria eléctrica nacionalizada, que es de todos los mexicanos, cumpla sus propósitos históricos, y se maneje bien, con eficiencia, con honradez y sólo en beneficio del pueblo.

Además, amenazan con cortar la energía eléctrica a los miles (dicen) de morosos, incluyendo a gobiernos, y a instituciones y dependencias de todo tipo, haciéndolo no pocas veces, y si lo dudamos, preguntémosles a los carmelitas, a los de la ciudad y a los de comunidades como la Península de Atasta, o a los habitantes de Chiná, de este municipio de Campeche, donde cientos de personas se han quedado sin energía eléctrica, y hasta sin agua “potable” porque las bombas lógicamente dejan de funcionar.

Decenas de calificativos podíamos utilizar para definir la actitud de estos funcionarios federales panistas y nos quedaríamos cortos, porque estas acciones son, en primer lugar, violatorias de los derechos humanos básicos, además, ilegales (violatorias inclusive de leyes y convenios internacionales), injustas, prepotentes y constituyen una verdadera afrenta contra el pueblo mexicano, pero principalmente contra aquellos que, aparte de casi no tener para comer, se les corta un servicio tan indispensable por su “irresponsabilidad” de no pagarlo.

Los campechanos, y todos los mexicanos, deberíamos ir pensando en fincar responsabilidades al Gobierno Federal panista, y a sus delegados y funcionarios encargados de la electricidad, y también a los del servicio de agua potable, si, por ejemplo, algún bebé (o cualquier otra persona), en un hospital o en su hogar, fallece por una enfermedad motivada o agravada debido a la falta de energía eléctrica o de agua “potable”, producto de un corte de estos servicios ordenado por algún “servidor público”, y así en muchos otros casos, como robos, asaltos y accidentes facilitados por esta misma causa.

Algunos de los cientos de casos en el país

Como algunos ejemplos de esta grave situación podemos señalar el caso del corte de electricidad que, por “adeudos”, realizó la CFE en escuelas de Educación Básica en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en junio del 2011; en Quechultenango, Ayutla de los Libres y Tecoanapa, municipios de Guerrero, abril 2011; Fraccionamiento Antorcha Vivah, Tapachula Chiapas, junio del 2011; Palacio Municipal de Minatitlán, Veracruz, marzo del 2011; colonias Casa Blanca y Atasta, Villahermosa, Tabasco, junio del 2011.

A la Presidencia Municipal de Múzquiz, Coahuila, junio del 2009; a cientos de habitantes de comunidades indígenas de Huauchinango, Puebla, como Tenohuatlán, Tepetzintla, Ozomatlán y Ayohuizcuautla, en junio del 2011; Palacio Municipal de Pichucalco, Chiapas, en septiembre del 2010; a 40 mil personas se dejó sin luz y sin agua en el municipio de Abasolo, Guanajuato, en agosto del 2010.

A unos 15 mil habitantes de Coquimatlán y Pueblo Juárez, Colima, sin luz y sin agua, el 24 de diciembre del 2010; a “Nicolás Ruiz”, Chiapas, en junio del 2006; a la Comisaría Ejidal de Coyuca de Benítez e Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos de Guerrero (IEEJAG), en Guerrero, en diciembre del 2009.

A 18 municipios de Hidalgo, entre ellos Actopan, Tizayuca, Zempoala, Zapotlán y Tulancingo, y a la Universidad Politécnica de Pachuca, sin luz ni agua, en mayo del 2011; a 14 Institutos de Difusión Técnica y ocho planteles de Telebachillerato, sin agua ni luz, en Nacajuca, Tabasco, en marzo del 2011.

La luz debe regresar a México

Por todo lo anterior decimos que Calderón y el PAN nos conducen a las tinieblas, en el más amplio y estricto sentido de la palabra, y para evitarlo nuestro deber es organizarnos y actuar en defensa de los intereses del pueblo y de la nación, en todos los frentes y por todos los medios pacíficos a nuestro alcance, ya, desde ayer, desde hoy y todos los días.

No esperemos al 2012 pues antes habrá elecciones en otros estados de la República, donde la consigna deberá seguir siendo “Ni un solo voto al PAN ni al resto de neoliberales”, porque sus más encumbrados líderes, por su manera de actuar, de pensar y por el programa que proponen, son en verdad seres tenebrosos, de las tinieblas.

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López Mateos nos trajo la luz; Calderón nos conduce a las tinieblas.

Segunda parte.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ

Entonces, López Mateos nacionalizó la industria eléctrica, y se crearon la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), y los trabajadores organizaron el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), todo esto porque el monopolio eléctrico extranjero trababa el desarrollo económico y social del país, y explotaba de manera inmisericorde a los obreros mexicanos, reprimiéndolos e impidiendo su organización, y manteniendo en las tinieblas a las comunidades rurales y zonas pobres del país.

La nacionalización, la CFE y la CLyFC, y aún los sindicatos como el SME, fueron parte y a la vez producto de la Revolución Mexicana, y tuvieron como propósitos fundamentales el fortalecimiento de la independencia económica del país y la elevación del nivel de vida del pueblo mexicano, en general, y en particular, “llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización”, y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, sin propósito de lucro y en beneficio del interés general.

Los seres de las tinieblas toman el poder

Sin embargo, en 1982 los neoliberales se hicieron del poder, primero a través del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con De la Madrid, Salinas y Zedillo, y después, desde el 2000, por medio del Partido (de) Acción Nacional (PAN), con Fox y Calderón, personajes que, en el sentido estricto y amplio del término, conducen a México hacia las tinieblas, y a pasos agigantados.

Los primeros pasos

Sin embargo, como un mal precedente, Echeverría Álvarez autorizó, en 1974, la disolución de la CLyFC y de las otras empresas hermanas, para su posible fusión con la CFE, con lo cual da inicio una primera liquidación, sin llegar a concretarse dada la oposición radical del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Miguel de la Madrid

El Presidente Miguel de la Madrid Hurtado autoriza la firma, en 1985, del "Convenio de Delimitación de Zonas" por medio del cual las Compañías de Luz en su conjunto pierden el 50 por ciento de su extensión original en favor de la CFE, principalmente en los estados de Michoacán y Guerrero.

Salinas

Posteriormente, en 1989, Salinas de Gortari plantea una reforma a la Ley del Servicio Público de Energía con la cual se prevé que el Ejecutivo Federal disponga la constitución, estructura y funcionamiento del servicio que venía proporcionando la CLyFC, en liquidación de acuerdo al Gobierno Federal.

En diciembre de 1992, las reformas a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica y una nueva reglamentación, abrieron espacio a la inversión privada y extranjera en el sector eléctrico a través de los CAT (Construir-Arrendar-Transferir), los PIE (Productores Independientes de Energía) y OPF (Obra Pública Financiada), y también a través de los llamados Pidiriegas.

El 9 de febrero de 1994 emite un decreto por medio del cual crea Luz y Fuerza del Centro (LyFC) como un organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio conformado por el que tenía la CLyFC en liquidación.

Zedillo

El 2 de febrero de 1999, Ernesto Zedillo presenta una contrarreforma para modificar los artículos 27 y 28 constitucionales con el pretexto de que se requería de una inversión de 25 mil millones de dólares para aumentar la capacidad de generación en alrededor de 13 mil megawatts para los próximos 10 años.

Esta iniciativa abría posibilidades a los particulares para invertir en generación, distribución y comercialización de la energía eléctrica. Así, el Estado se quedaría sólo con la generación de energía nuclear, la operación de algunas plantas hidroeléctricas y el control operativo de la red de transmisión.

La resistencia

Como respuesta a la iniciativa reaccionaria de Zedillo, el SME, haciendo honor a su carácter histórico, revolucionario, combativo, democrático e independiente, así como diferentes fuerzas, organizaciones, personalidades, y partidos democráticos y revolucionarios, como el Partido Popular Socialista (PPS), fundan, el 26 de febrero de 1999, el Frente Nacional de Resistencia Contra la Privatización de la Industria Eléctrica (FNCRPIE).

El FNRCPIE aprueba un plan de acción de 10 puntos propuesto por el secretario general del SME, Rosendo Flores, consistente en presentar un documento dirigido a la Nación; mítines en todos los centros de trabajo desde el 12 de febrero; mítines y marchas nacionales con todas las organizaciones solidarias; volantes, pintas y carteles contra la medida oficial explicando su gravedad y daño a la Nación; visita a todas las organizaciones sindicales, políticas y sociales del país.

Asimismo, recabar firmas de los usuarios y ciudadanos en general contra la medida oficial; declarar la asamblea permanente hasta la solución definitiva; dirigirse a todos los Congresos de los Estados y al Congreso de la Unión para que los representantes populares rechazaran la iniciativa de reforma, y solicitar formalmente al Presidente de la República que retirara su propuesta de privatización.

Finalmente, las circunstancias y la madurez de sus líderes, condujeron al FNRCPIE y al SME a pronunciarse contra las privatizaciones, contra el abandono del Estado de su carácter de rector de la economía a favor de los intereses del pueblo mexicano y de la nación, y, en general, contra las políticas neoliberales aplicadas por el Gobierno Federal.

Calderón: La maniobra y el asalto final.

La maniobra y el asalto final fue pensado, planeado y ejecutado por Calderón Hinojosa y su antisindicalista secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, con el apoyo de miles de policías y arrastrando en esta aventura antipatriótica al Ejército Mexicano.

Primero, con el pretexto de que el candidato a la dirigencia del SME, Martín Esparza, había cometido fraude electoral, el 5 de octubre de 2009 el secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, le negó la toma de nota y congeló las cuentas bancarias sindicales.

Posteriormente, el 10 de octubre, Calderón Hinojosa decretó la final extinción y liquidación de LyFC a partir del primer minuto del día 11, y así, a las 23:00 del día 10, la Policía Federal comenzó un operativo que duró unas dos horas para tomar las instalaciones de LyFC en el Distrito Federal, Necaxa, Cuernavaca, Pachuca, Pedregal y Lechería.

Finalmente, en los primeros minutos del día 11, la autoridad liquidadora nombró a la CFE para garantizar la operación del suministro de energía eléctrica.

Los pretextos y los motivos reales de quienes nos conducen a las tinieblas

Esta acción fascista del Gobierno Federal panista tuvo como inmediata y grave consecuencia el despido de cerca de 40 mil trabajadores, 40 mil familias desamparadas, unos 160 mil mexicanos, entre ellos hombres, mujeres, bebés, niños, jóvenes y ancianos, dejados sin ingresos para sobrevivir.

Los pretextos que han esgrimido los neoliberales panistas, y sus cómplices, para tomar esta medida, y todas las precedentes, han sido muchos, todos ellos falsos, tendenciosos y manipuladores, y todas sus acciones han sido claramente violatorias de la Constitución de la República y del espíritu con la que fue formulada por los constituyentes de Querétaro en 1917.

Estas acciones de los neoliberales en el poder, sobre todo han sido contrarias a las motivaciones que tuvieron los revolucionarios, desde Hidalgo y Morelos, Benito Juárez, los hermanos Flores Magón, Villa y Zapata, hasta Lázaro Cárdenas, López Mateos y Lombardo Toledano, para la elaboración de las leyes y en la creación de las distintas instituciones revolucionarias.

La realidad es que para seguir enriqueciéndose desmedidamente, al gobierno panista neoliberal, a los reaccionarios, a los grandes empresarios, a las empresas trasnacionales y al imperialismo norteamericano, les estorban los sindicatos revolucionarios como el SME; los partidos políticos de la clase obrera, como el PPS; la Constitución de la República, especialmente sus artículos 3º, 27, 123 y 130; las leyes como la Federal del Trabajo.

También constituyen un obstáculo para ellos, las instituciones y empresas creadas por la Revolución Mexicana, como la educación pública, la Seguridad Social, la industria eléctrica y petrolera nacionalizadas; los libros de texto gratuitos y les ofende grandemente hasta que miles de escuelas, calles, avenidas, ciudades, comunidades y pueblos lleven los nombres de los revolucionarios mexicanos de todos los tiempos.

Inclusive podría afirmar que en sus camionetas y vehículos de lujo, los funcionarios que dizque están combatiendo a la delincuencia organizada, prefieren escuchar “narcocorridos” que los miles de bellos y emotivos corridos compuestos en honor a revolucionarios mexicanos como Villa, Zapata o Felipe Ángeles, o “La Cucaracha”, en “honor” al “Chacal” Victoriano Huerta.

La situación actual de la industria eléctrica

Así, los seres de las tinieblas han logrado un gran avance en sus propósitos a pesar de la enorme oposición por parte del pueblo mexicano, a la que se han tenido que enfrentar, y esto se refleja en la situación actual de la industria eléctrica nacionalizada en nuestro país. Pero de esto hablaremos en la última parte de este artículo.

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jueves, 16 de junio de 2011

López Mateos nos trajo la luz; Calderón nos conduce a las tinieblas.

Primera parte.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ

Discurso de Adolfo López Mateos, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, sobre la Nacionalización de la Industria Eléctrica.

COMPATRIOTAS:
Al tomar posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos.
La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución. Siempre hemos sostenido que alcanzar una meta debe ser punto de partida para más importantes realizaciones, y ahora invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización.
Hemos de velar todos porque la industria eléctrica en México se maneje con la mayor limpieza, para que todos sus beneficios sean para el pueblo y sólo para el pueblo. Y todos estaremos atentos y vigilantes para señalar con índice de fuego y para castigar en forma adecuada a quienes falten a la lealtad que deben a la patria y al pueblo.
No habrá en la industria eléctrica ni merinos ni ladrones, porque contamos no sólo con la energía del gobierno, que habremos de poner en juego, sino con la lealtad de los trabajadores electricistas, que habrán de ser soldados permanentes en la vigilancia de los intereses del pueblo.
Confiamos en su esfuerzo y en su patriotismo para responderle a México que su industria eléctrica se manejará bien, en beneficio del país; honestamente, en beneficio del pueblo; esforzadamente, en beneficio de México.
Y en esta ocasión en que se cumple una etapa más, podemos afirmar: México es cada día más soberano, cada día más libre, cada día más independiente, por el esfuerzo de ustedes, por el esfuerzo de todos los mexicanos.

¡Adelante... México es nuestro!

27 de Septiembre de 1960

Una brevísima historia de la industria eléctrica

La energía eléctrica fue utilizada en México por primera vez en 1879, y ya entre 1887 y 1911 había 199 empresas mexicanas generadoras de electricidad en diferentes estados de la República; sin embargo, la Mexican Light and Power Company Ltd., creada en 1902, de capital anglocanadiense, al establecerse en nuestro país comenzó a absorberlas hasta convertirse en el monopolio más grande de México y al que Porfirio Díaz dio concesiones para aprovechamiento de aguas propiedad de la nación, por 50, 97 años y hasta a perpetuidad.

Razones de su nacionalización

Varios fueron los motivos que orillaron al gobierno mexicano a nacionalizar la industria eléctrica, decisión histórica y patriótica que le correspondió tomar al Presidente Adolfo López Mateos; sin embargo, los siguientes fueron los principales.
El monopolio eléctrico representado por la Mexican Light and Power Company Ltd., su filial la Mexican Tramways, y después la American and Foreing Power, se convirtió en una traba para el desarrollo industrial, económico y social de México, pues además de limitarse a cubrir las áreas más rentables, como zonas industriales y de población con buenos ingresos, abandonó a las áreas semi-rurales, rurales o de pobreza urbana, manteniéndolas en las tinieblas.
Otro de los motivos fue la explotación brutal a la que eran sometidos sus trabajadores, a quienes impedían organizarse mediante la represión selectiva y amenazas, les proporcionaban salarios miserables, los obligaban a aportar herramientas de trabajo para ser contratados, insalubridad, existencia de cuerpos policiacos represivos internos, trato despótico, injusticias con enfermos y accidentados, retención de sueldos y despidos injustificados, entre muchas otras injusticias.
Además, su abuso y prepotencia, que llegó inclusive a ejercerse contra los gobiernos municipales, estatales y hasta contra el propio Gobierno Federal.
Y, por último, las tarifas extraordinariamente altas y con gran disparidad entre los precios pagados por los consumidores grandes, por un lado, y los pequeños, por el otro.

Las primeras medidas en contra del monopolio eléctrico extranjero


Algunas de las primeras medidas encaminadas a terminar con este monopolio y con sus prácticas contrarias a los intereses del pueblo y de la nación fueron tomadas por Álvaro Obregón, en 1923, y por Plutarco Elías Calles, en 1926.
Posteriormente, el 2 de diciembre de 1933, Abelardo L. Rodríguez, Presidente Constitucional sustituto, envió al Congreso de la Unión la iniciativa para autorizar la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), misma que fue aprobada el 20 de enero de 1934.
El objetivo principal de la CFE fue organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, sin propósito de lucro y en beneficio del interés general.
Además, el Estado intentaría proveer a la población y a industriales nacionales de un servicio básico barato, y presionaría a las compañías extranjeras a reducir los costos y, de ser posible, las tarifas.

El monopolio persiste en su actitud abusiva y desafiante

Sin embargo, la actitud de los monopolios eléctricos no cambió, y entre 1937 y 1943 la inversión extranjera eléctrica se estancó; los sistemas de generación eléctrica no eran uniformes; sólo proporcionaban el servicio al 38 por ciento de la población; las interrupciones eran constantes y las tarifas muy elevadas, y los trabajadores de los monopolios continuaban en las mismas condiciones, todo lo cual trababa el desarrollo económico del país.
Así, el 14 de agosto de 1937, el Presidente Lázaro Cárdenas constituye formalmente la CFE, cuya capacidad, de 1938 a 1946, creció de 64 Kw. a 45 mil 594 Kw.
En 1960 generaba ya el 54 por ciento del total de energía eléctrica del país, lo que permitió un vertiginoso desarrollo de la industria, la agricultura y otras actividades urbanas y rurales, aunque debido al acelerado crecimiento poblacional, sólo el 44 por ciento de los mexicanos contaban con electricidad.

López Mateos inicia el proceso de nacionalización

En abril de 1960, el Presidente Adolfo López Mateos inicia el proceso para comprar finalmente las acciones de las empresas eléctricas. El primero de septiembre anunció la reforma al artículo 27 constitucional a fin de que no se otorgaran concesiones a particulares para prestación de servicio público de energía eléctrica.
Finalmente, con la toma de posesión de la ahora Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz (la expropiada The Mexican Light and Power), el 27 de septiembre de 1960, López Mateos anuncia la Nacionalización de la Industria Eléctrica ante una enorme multitud de mexicanos congregados en el Zócalo de la ciudad de México.

La CLyFC y el SME

En 1911 se funda la Liga Mexicana de Electricistas y en 1914 se constituye el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
El SME fue fundado el 14 de diciembre de 1914 por trabajadores electricistas de la Mexican Light and Power, trabajadores telefonistas, electricistas privados y trabajadores tranviarios, tomando como nombre el de Sindicato de Empleados y Obreros del Ramo Eléctrico, mismo que fue cambiado en la segunda asamblea por el de Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) el 21 de diciembre del mismo año.
El primer medio informativo dentro del SME fue "Rojo y Negro", cuyo primer desplegado fue el 14 de diciembre de 1915, sindicato que sería, durante los años siguientes, baluarte de la lucha obrera mexicana y gran ejemplo para cientos de sindicatos que se formarían durante la primera mitad del siglo XX.
Desde su surgimiento, el SME luchó entre otras cosas por aumento de salarios, jornada máxima de ocho horas, pago extra por trabajo extra, desaparición de los cuerpos de seguridad de las empresas y mejores condiciones de trabajo.
Así, el 5 de septiembre de 1917 se acuerdan con la Mexican Light and Power aspectos como antigüedad y aptitudes para ocupar vacantes, ajuste del salario, incapacidades, servicio médico, indemnización a incapacidades permanentes, establecimiento de 8 horas de trabajo y capacitación de personal, entre otras.
En 1960, la paraestatal "The Mexican Light and Power, Co." y sus filiales, fueron reorganizadas por el Estado Mexicano como sociedades anónimas bajo el nombre de Compañía de Luz y Fuerza CLyFC).


La nacionalización: un proceso lleno de lucha y sacrificios

La nacionalización de la industria eléctrica no fue un regalo de los monopolios extranjeros a los mexicanos porque en primer lugar sus acciones les fueron adquiridas por más de 122 millones de dólares.
Además, a lo largo de todo este proceso fueron asesinados, reprimidos, perseguidos y despedidos de sus trabajos de manera injustificada, sólo por sus opiniones y acciones en la lucha por sus derechos, cientos de trabajadores electricistas, cuyas esposas e hijos, por ello, pasaron por hambre y enfermedades, que a no pocos los llevaron incluso a la muerte.
Fueron necesarias también cientos de acciones y movilizaciones obreras y populares en promoción y defensa de la nacionalización, y debates de los partidos, como el Popular Socialista, y de elementos revolucionarios, como Vicente Lombardo Toledano, con los voceros de los monopolios, con los “intelectuales” y partidos de la derecha, como el PAN, que siempre han tenido la ventaja en cuanto a recursos y medios para la difusión de sus ideas.
También es de justicia hablar de los enormes sacrificios y esfuerzos que desde siempre, pero principalmente a partir de la nacionalización, y de la creación de la CLyFC y de la CFE, hicieron los trabajadores electricistas para llevar el servicio al pueblo mexicano, laborando jornadas extenuantes, no pocas veces sin las herramientas adecuadas ni las mínimas condiciones de higiene y seguridad, arriesgando su salud y hasta su vida, sin recibir más recompensas que su salario, el agradecimiento del pueblo y la satisfacción del deber cumplido.

Los seres de las tinieblas

Sin embargo, todo lo anterior lo han olvidado Salinas, Zedillo, el PAN, el gobierno de Calderón, sus voceros pagados o gratuitos, y los prepotentes y soberbios funcionarios de la CFE, seres que hoy nos conducen a pasos agigantados hacia las tinieblas, en el sentido estricto y amplio de la palabra. Pero de esto hablaremos próximamente en la continuación de este artículo.
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jueves, 19 de mayo de 2011

Una propuesta de reforma laboral, neoliberal, sin memoria y criminal.

Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Quienes elaboraron, promueven y apoyan la propuesta de reforma laboral hecha por legisladores federales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como el derechista Partido (de) Acción Nacional (PAN), el gobierno del panista Calderón y sus altos funcionarios, como el antisindicalista secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, los grandes empresarios y diversos “intelectuales” y organizaciones que les sirven, olvidan (y pretenden que el pueblo mexicano haga lo mismo) lo que hay detrás del artículo 123 constitucional y de la Ley Federal del Trabajo (LFT), y su significación histórica.

La propuesta priísta empanizada.

El Proyecto de Reforma Laboral propuesto por legisladores federales del PRI encabezados por Manlio Fabio Beltrones, aunque lo nieguen, viola el espíritu y la letra de la Constitución de la República, de su artículo 123 y de la Ley Federal del Trabajo.

Atenta contra el carácter tutelar del Estado mexicano de la clase obrera y, por tanto, contra la esencia del Derecho Laboral surgido de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, pues en lugar de resguardar los derechos de la parte más débil de los factores de la producción, como lo es el trabajador, los anula a favor de la parte fuerte, el patrón.

Es una propuesta además llena de incongruencias, conceptos falsos, contradicciones y mentiras, impulsa la llamada “flexibilización laboral”, fomenta la inseguridad e inestabilidad en el trabajo, y legaliza la subcontratación o el denominado “outsorcing”, lesivo para los trabajadores.

En particular, dicho proyecto neoliberal propone sacar de la Ley Federal del Trabajo las tablas de enfermedades e indemnizaciones por accidentes de trabajo, dejando su existencia o modificación a criterio de una llamada comisión, que, seguramente, como la actual Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, dejará en un MÍNIMO NÚMERO Y CON MÍNIMAS INDEMNIZACIONES a las enfermedades de trabajo y los accidentes laborales.

El recuento de los trabajadores para diferentes actos que los mismos promuevan, quedará a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), de los patrones y de las autoridades, lo que lógicamente atenta contra sus derechos, independencia y unidad.

Asimismo, como parte de la “flexibilización laboral” en marcha, el proyecto propone permitir el desarrollo de labores “conexas” o “complementarias” a la labor principal del trabajador (lógico, a criterio de las autoridades y los patrones); propone los contratos de capacitación inicial (lo que nos recuerda a los aprendices de la época de la dictadura porfirista), y, además, periodos de prueba de 30 y de hasta de 180 días (¡seis meses!), sin prestaciones, claro, atentando, entre otras cosas, contra el derecho a crear antigüedad, lo que se prestará a múltiples injusticias, y agravará la inseguridad en el trabajo y el temor al futuro, principalmente entre los jóvenes.

Asimismo, para avanzar en la aprobación del trabajo por horas, que es un anhelo de los grandes empresarios nacionales y trasnacionales, se propone la modificación del horario de trabajo y las llamadas “labores discontinuas”, lo que, por lógica, quedará a criterio del patrón, que de aprobarse constituiría, además de un crimen, una verdadera vergüenza para sus impulsores, que los perseguirá a lo largo de muchas generaciones.

¡Ah!, pero como de tontos no tienen nada, pero sí creen tonto al pueblo mexicano, los astutos reformadores, como hacían los nazis en su propaganda, tratan de enternecer y convencer a los mexicanos de la bondad de estas reformas mediante los “beneficios” que supuestamente ofrece a los pequeños empresarios, a las mujeres, a los niños trabajadores, a los discapacitados y a los jornaleros del campo. ¡Qué espíritu tan noble los mueve verdaderamente!

Reformar para avanzar, no para retroceder

La pregunta que el pueblo mexicano, la clase trabajadora, sus líderes, los partidos revolucionarios y democráticos, y las personalidades verdaderamente progresistas, tenemos que hacernos es: ¿Debemos confiar en una propuesta de reforma laboral que viene de quienes han llevado a millones de mexicanos a niveles de miseria, pobreza y desesperación nunca antes vistas, y a nuestro país a una enfermiza dependencia respecto a la economía norteamericana?

La respuesta es, por supuesto, NO, y aquí no tiene cabida el darles el llamado “beneficio de la duda” a sus impulsores porque hacerlo constituiría un verdadero suicidio para el pueblo y la nación mexicana.

Cientos de veces lo hemos dicho: mientras que la Revolución Mexicana iniciada en 1910, y sus frutos, como la Constitución de la República y leyes como la Federal del Trabajo, no hayan alcanzado sus objetivos fundamentales, no morirán y estarán plenamente vigentes.

Claro es que tanto la Revolución Mexicana, como todas las leyes, se deben actualizar, adaptarlas de acuerdo a las circunstancias y a los tiempos actuales, pero para avanzar en el sentido del mejoramiento del nivel de vida del pueblo, en el fortalecimiento de nuestra independencia económica y política, y en la ampliación del régimen democrático, no para retroceder, como lo pretende la reforma laboral que los grupos neoliberales proponen.

Las razones históricas del 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo.

Los reformadores olvidan que la Constitución de la República, su artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo surgieron en respuesta a las horribles condiciones de explotación y de miseria a las que los indígenas, campesinos y obreros mexicanos estaban sometidos durante la dictadura de Porfirio Díaz, y aún desde la época de la Colonia.

También fueron como respuesta a la explotación que de nuestros recursos naturales y de nuestro pueblo hacían las potencias extranjeras, como los Estados Unidos e Inglaterra, y a nuestra total carencia de independencia económica y política.

Y por último, a la falta total de democracia, pues nuestro pueblo, sumido en la miseria y reprimido, no tenía la más mínima participación política ni electoral, y, por tanto, las decisiones acerca del destino y rumbo del país las tomaba un pequeño grupo de privilegiados, nacionales y extranjeros, dueños de la riqueza en nuestro país.

¿Han cambiado estas circunstancias? No, por el contrario, muchas de ellas se han agudizado desde que tomaron el poder los neoliberales en 1982, con gobiernos que han pasado por encima de la Constitución y demás leyes, como la Federal del Trabajo, violándolas, incumpliéndolas, y ahora queriendo “reformarlas” con la intención de quitarse para siempre un gran obstáculo para el logro de sus propósitos de entregar por completo nuestras riquezas a la gran burguesía nacional y trasnacional.

¡Cúmplanse no refórmense!

El artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo no son pues negociables ni prescindibles, Y SE DEBEN CUMPLIR, NO REFORMARSE, para que se incremente nuestra competitividad y lograr nuestro desarrollo con independencia, progreso social y democracia.

Por tanto, es infantil y ridículo echarles la culpa de que nuestro país no sea competitivo, cuando la responsabilidad de esta situación es de los gobiernos neoliberales y de sus políticas, que sólo responden a las órdenes de los organismos financieros del imperialismo norteamericano, como lo son el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Así, para que nuestro país sea competitivo se requiere, entre otras cosas, que se invierta en educación, mínimo el 8% del PIB, como lo recomienda la ONU, también en investigación científica y tecnológica, en creación de empleos, en vivienda, en salud, para tener mexicanos mejor capacitados, alimentados y saludables, para que puedan rendir más en el trabajo, asimismo, es necesario apoyar de manera efectiva a los industriales auténticamente mexicanos.

Para lograr todo ello se requiere de un Estado fuerte y de un gobierno federal de distinto tipo y carácter, y, por tanto, de echar del poder en el 2012, por ineptos y criminales, a los panistas y al resto de los grupos encabezados por Salinas, Zedillo y otros, que conforman el cartel criminal más peligroso que existe en nuestro país, el de “Los Neoliberales”.

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Una Reforma Política de caricatura

Como la clase trabajadora mexicana no cuenta con un verdadero partido político que represente sus auténticos intereses en el Poder Legislativo de la nación, ni en ningún otro, con la Reforma Política que se propone ¿quiénes se podrán reeligir como diputados federales y senadores?, pues los neoliberales panistas y priístas que representan los intereses de la gran burguesía nacional y trasnacional; ¿quiénes como diputados locales y presidentes municipales?, pues los caciquillos de siempre, y ¿quiénes podrán lanzarse con éxito como candidatos “independientes” o “ciudadanos”?, pues quienes tengan el dinero para hacerlo, entre ellos los narcos.

Claro, hay sus excepciones en los partidos de origen revolucionario y democrático, gente honesta, de buena fe, preparada e identificada con el pueblo, pero se pueden contar con los dedos de las manos.

Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

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