jueves, 5 de marzo de 2020

Enormes y milenarios los agravios contra la mujer.




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POR LA REVOLUCIÓN MEXICANA AL SOCIALISMO

Órgano Oficial de Información y Análisis del Partido Popular Socialista y de la APN -Popular Socialista

AÑO XX.   N° 188    NUEVA ÉPOCA.   2a  Quincena,  de  FEBRERO de  2020.


 


“La democracia solo para hombres es tan bárbara y tan incompleta como lo fue la democracia griega, basada en igualdad de derechos entre los miembros de una pequeña aristocracia, y en la ausencia completa de derechos para las grandes masas populares”. VLT

Los agravios contra la mujer no son nuevos, son milenarios y muy graves, y no son producto de la “maldad” del sexo masculino o de la “debilidad” del femenino, sino resultado de sociedades divididas en clase sociales donde prevalecen la explotación, las injusticias, los prejuicios, la carencia de valores morales y una desigual distribución de las riquezas.

Esclava y sierva.

La humanidad ha transitado por cinco grandes etapas en su desarrollo histórico: la comunidad primitiva, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo.
La descomposición de la comunidad primitiva, en la que no existían clases sociales, ni propiedad privada sobre los medios de producción, y donde los bienes se repartían equitativamente entre todos sus miembros, dio como resultado el surgimiento del esclavismo, que tuvo su auge en las antiguas Grecia y Roma, entre los siglos IV a.C. y IV d.C., aproximadamente.
Con la caída del esclavismo, principalmente después de la desaparición del Imperio Romano en el siglo V, surgió otro tipo de sociedad: el feudalismo, que predominó en la Europa Occidental entre los siglos IX y XV, durante la llamada Edad Media.
En nuestro Continente, y en lo que hoy es México, formas del esclavismo y del feudalismo surgieron desde la Conquista, en el siglo XVI, y dominaron nuestro país hasta los primeros años del siglo pasado.
Durante estos periodos de la historia de la humanidad, la inmensa mayoría de los seres humanos, salvo, claro, los esclavistas, terratenientes, señores feudales y la monarquía, fue totalmente excluida de la vida política y de los beneficios del desarrollo económico y cultural.
Entonces, la mujer fue esclava o sierva, o madre, hija, esposa o hermana de esclavos o siervos, durante aproximadamente 19 siglos, es decir, por cerca de mil 900 años, mientras que en lo que hoy es México lo fue por más de 400 años. ¡Cuántos sufrimientos padeció la mujer a lo largo de ese tiempo! ¡Cuánta hambre, miseria, injusticias y humillaciones! ¡Cuántos prejuicios acumulados que sobreviven hasta la actualidad! ¡Cuántos crímenes se cometieron en contra de ellas!

Vicente Lombardo Toledano y la mujer mexicana.

Hoy, cuando en el mundo predomina el régimen capitalista de producción, millones de seres humanos mueren todos los años por hambre o por enfermedades causadas por la desnutrición, millones carecen de empleo y no tienen acceso a la salud, a la educación, a la cultura, a la recreación y al deporte, y los pocos que tienen el “privilegio” de trabajar, lo hacen sin las mínimas prestaciones, en condiciones insalubres y por salarios de hambre, y como la mitad de la población está compuesta por mujeres, millones de ellas sufren también esta tragedia.
Vicente Lombardo Toledano, fundador de nuestro partido, el Partido Popular Socialista (PPS), líder obrero mundial y padre del sindicalismo mexicano, en su discurso titulado “Sin mujeres no hay democracia”, pronunciado el 10 de septiembre de 1947 en la Asamblea Femenil pro Partido Popular, dio a conocer los siguientes datos muy interesantes respecto a la situación de la mujer en aquella época.
Dijo que, en 1940, la población total de México era de 19 millones 653 mil 552 habitantes. De éstos, nueve millones 695 mil 787 eran hombres y nueve millones 957 mil 765 mujeres.
Destacó además que “… la ocupación de los hombres y de las mujeres difiere de un modo profundo; los hombres están dedicados a las actividades productivas y las mujeres a las actividades improductivas”.
Precisó que, en la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca, según el censo de 1940, 98.9 por ciento de los que trabajaban eran hombres y 1.1 por ciento mujeres.
En la extracción de minerales, comprendiendo en esta rama la minería del carbón de piedra, petróleo, salinas, etc., el 98.8 por ciento eran hombres y 1.2 por ciento mujeres. En las industrias manufactureras o de transformación, 88.7 por ciento hombres y 11.3 por ciento mujeres.
En las comunicaciones y transportes en general, 99.1 por ciento eran hombres y 1.9 por ciento mujeres. En el comercio la proporción era de 82.5 por ciento para los hombres y 17.5 por ciento para las mujeres.
En la administración pública, comprendiendo todas las ramas y servicios del gobierno, el 88 por ciento eran hombres y 12.0 por ciento mujeres. En las profesiones liberales la proporción era del 90.7 por ciento para los hombres y 9.3 por ciento para las mujeres.
Los trabajos domésticos, el 0.9 por ciento eran para los hombres y 99.1 por ciento para las mujeres. En ocupaciones no especificadas, 87.5 por ciento eran hombres y 12.5 por ciento mujeres.
“A esta participación casi nula de las mujeres de nuestro país, en la vida económica de la nación, corresponde una situación política semejante: las mujeres carecen, hasta hoy, de derechos cívicos. Es decir, no participan en la vida política de la nación”, dijo Lombardo Toledano.

La mujer, la Revolución Mexicana y el viraje hacia el neoliberalismo.

Gracias a la Revolución Mexicana iniciada en 1910 (en la cual destaca la participación de la mujer), a la Constitución de 1917, y a las leyes e instituciones que de ellas surgieron, entre estas los partidos políticos de carácter revolucionario, unos, y progresista, otros, a múltiples programas sociales, y a la propia lucha de las mujeres mexicanas, estas lograron el derecho a votar y a ser votadas en 1953, y junto con el resto del pueblo mexicano vieron elevado su nivel de vida y ampliadas sus perspectivas de participación política.
Sin embargo, a partir de la llegada al poder de los neoliberales, priistas y panistas, desde Miguel de la Madrid hasta Peña Nieto, la situación del país se deterioró en todos los aspectos y hasta grados antes inimaginables, y el pueblo trabajador mexicano todo, incluidas las mujeres, vieron disminuir de manera dramática su nivel de vida a tal grado que, de acuerdo a cifras conservadoras, estos gobiernos dejaron en la pobreza a más de 80 millones de mexicanos, y la mujer se alejó aún más de su meta de alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades respecto al hombre. He aquí algunos datos de esos mismos gobiernos que pueden darnos una idea de lo anterior.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en el 2017 éramos 123 millones 569 mil habitantes, de estos 63 millones 420 mil eran mujeres (51.3 por ciento) y 60 millones 149 mil, hombres, (48.7 por ciento).
En el segundo trimestre del 2018, la tasa de participación económica, a nivel nacional presentó importantes diferencias entre ambos sexos: hombres, 77.5 por ciento; mujeres, 43.7 por ciento.
Del total de hombres y mujeres ocupados, al sector agropecuario se dedicaba el 3.4 por ciento de mujeres y el 18.2 de hombres; construcción, 0.9, mujeres y 12.9, hombres; industria manufacturera, 16.3 mujeres y 16.7 hombres; comercio, 25.0, mujeres y 14.9, hombres; servicios, 53.7, mujeres y 35.5, hombres, y otros, 0.3 por ciento mujeres y 1.1 por ciento hombres.
En este mismo periodo, en cuanto a ingresos, el 51.9 por ciento de mujeres ocupadas ganaban hasta dos salarios mínimos, en comparación con el 40.1 por ciento de hombres; más de dos y hasta cinco salarios mínimos, 24.6 por ciento de mujeres y 35 por ciento de hombres; más de cinco salarios mínimos, 3.5 por ciento de mujeres y 5.1 por ciento de hombres.
En el gobierno de Felipe Calderón (panista) trabajaban 92 mil 261 personas, de estas, el 72.6 por ciento eran hombres y solamente el 27.4 por ciento mujeres.
Asimismo, al 25 de julio del 2011, la Cámara de Diputados estaba formada por un total de 499 legisladores, de los cuales 360 eran hombres y únicamente 139 eran mujeres, mientras que el Senado de la República estaba integrado por 125 senadores, de ellos 97 eran hombres y solo 28 mujeres.
Con Peña Nieto, la Cámara de Senadores estaba formada por un 40.3 por ciento de mujeres y 59.7 por ciento de hombres, mientras que en la Cámara de Diputados los escaños para mujeres constituían el 42.8 por ciento, mientras que para los hombres era el 57.2 por ciento.
Asimismo, solo el 16.7 por ciento de los principales puestos de dirección de la administración pública federal correspondían a mujeres, mientras que los hombres ocupaban el 83.3 por ciento.
Sin embargo, podríamos decir que la inseguridad pública y la violencia alcanzadas en esos 36 años (maquilladas siempre en sus estadísticas) es un termómetro del daño que los gobiernos neoliberales panistas y priistas le han hecho al pueblo y a la nación, resultado de la pobreza de millones, del desempleo y de la falta de oportunidades educativas, pues en cuanto a feminicidios, por ejemplo, durante el gobierno de Felipe Calderón se dispararon en un 155 por ciento, aunque del total de homicidios donde las mujeres fueron víctimas, únicamente se consideraron tres mil 847 casos como feminicidios, mientras que en el de Peña Nieto se registraron aproximadamente 12 mil 796 asesinatos de mujeres, pero de los cuales el 22 por ciento fueron clasificados como feminicidios. Clásico en estos gobiernos corruptos: maquillar cifras y reclasificar delitos para intentar ocultar la verdadera dimensión de los problemas.

La mujer mexicana en el actual gobierno y sus perspectivas.

En contraste, en la actual legislatura de la Cámara de Senadores, las mujeres representan 50.8 por ciento del total de senadores (128), mientras que en la Cámara de Diputados la representación femenina corresponde a 48.2 por ciento de los 500 diputados. Además, de los mil 113 legisladores locales, 542 son mujeres (49%).
Del gabinete de López Obrador, ocho de los 18 miembros son mujeres (que ocupan puestos clave), mientras que en el de Peña Nieto fueron tres de 19 y en el de Calderón, cuatro de 17.
Así, el porcentaje de mujeres en los gabinetes legales al iniciar la administración es de 44.4 por ciento en el caso de López Obrador, 23.5 por ciento en el caso de Calderón y 15.8 por ciento en el de Peña.
Por otra parte, la estrategia del actual gobierno contra la delincuencia y para erradicar todo tipo de violencia, incluida la que se da hacia la mujer, es clara, basada en la realidad y la más efectiva: combatir sus causas, que son la pobreza, en primer lugar, pero también la ignorancia, la falta de valores morales elevados en la sociedad, promover la solidaridad entre los mexicanos y fortalecer al núcleo familiar, pero junto con ello se castigan con todo el peso de la ley los delitos, para lo cual se promueve la depuración de todo el Poder Judicial y acabar con la corrupción en su interior, lo mismo se realiza con los cuerpos policiacos y se creó la Guardia Nacional, entre otras medidas.
Es decir, hoy a la delincuencia se le ataca desde todos los frentes y se combaten sus verdaderas causas, no como en los gobiernos neoliberales, que convirtieron a nuestro territorio, además de en una inmensa fosa clandestina, en un verdadero campo de batalla sin que a esos gobiernos les importara la muerte de inocentes, en un combate a la delincuencia simulado e inútil, pues mientras unos eran socios de los cárteles (como García Luna, el secretario de Seguridad Pública de Calderón), el mismo gobierno se encargaba de surtirlos de carne de cañón proveniente de las inmensas masas de empobrecidos y desesperados mexicanos, principalmente jóvenes y hasta niños.
Los programas sociales emprendidos por su gobierno están impregnados de un feminismo auténtico, no simulado ni demagógico, pues con ellos se ven beneficiadas las mujeres en la misma o mayor proporción que los hombres.
Sobre López Obrador la derecha a vertido múltiples calumnias, primero para someterlo a un ilegal desafuero cuando fuera jefe del Gobierno del Distrito Federal, después se dijo que era un peligro para México, se le señala como populista (dándole a esta palabra una connotación negativa), que iba a hacer de México “otra Venezuela” (supuesto que demuestra una total ignorancia de nuestra Historia) y ahora que es “feminicida”. Todas estas burdas y vulgares calumnias han caído por su peso y el hoy presidente de la República conserva el respaldo pleno de la inmensa mayoría del pueblo mexicano.    
Sin embargo, a López Obrador le hace falta establecer un compromiso de la mayor importancia con un sector mayoritario entre las mujeres, el de la clase trabajadora de la ciudad y del campo: que cuenten con una representación auténtica en el Poder Legislativo de la nación, donde hasta hoy carecen de voz y voto. Claro, conseguirlo será principalmente a través de la lucha de la propia mujer trabajadora mexicana.

La mujer en el marco del capitalismo y su verdadera liberación.

De esta manera podemos observar cómo los problemas de la mujer no son ajenos al sistema en el que vive y que la mayor parte de ellos son generados por el mismo, incluidos los relacionados con los prejuicios y discriminación por cuestiones de género que en cada época histórica han existido, hoy agudizados por las políticas económicas neoliberales aplicadas a lo largo de 36 años en nuestro país, por el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la violencia, etc.
Las mexicanas, como una palanca para superar su actual situación, requieren de una Secretaría de la Mujer que atienda específicamente sus problemas, tales como el de la violencia en su contra, su necesidad de atención integral durante el embarazo, hasta el parto, y sus problemas de salud particulares; el establecimiento de guarderías públicas para la mujer que trabaja; la no discriminación en el trabajo en razón de su sexo; tener acceso real a la educación; tener derecho a un trabajo digno, no obligada a ejercerlo por necesidad, como actualmente sucede, sino como una decisión de la propia mujer para superarse, y contribuir al bienestar de su familia y al desarrollo del país; así como tener pleno acceso a la participación política en condiciones de igualdad, entre otras.
La mujer mexicana ha jugado un papel de primera importancia a lo largo de la historia de México, destacando entre ellas personalidades como Sor Juana Inés de la Cruz, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, Carmen Serdán o las soldaderas durante la Revolución Mexicana, entre muchas otras.
Siguiendo su ejemplo, mediante una lucha constante y tenaz al lado de las mejores fuerzas del país, la mujer, junto con el hombre, puede aspirar a tener una vida más digna en el seno de nuestra sociedad, no hay duda.
Sin embargo, su verdadera liberación vendrá cuando en nuestro país construyamos, hombres y mujeres, sin distinción, en condiciones de igualdad real, sin prejuicios o discriminación alguna, una sociedad sin explotadores ni explotados, donde las riquezas se repartan equitativamente y donde los mexicanos, sin aislarnos del resto del mundo, seamos realmente dueños de nuestro propio destino y de nuestras riquezas naturales, sin que otros gobiernos o países más poderosos que el nuestro nos saqueen, obstaculicen o deformen nuestro desarrollo.


DIRECTORIO
DIRECTOR: Roberto Escamilla Pérez
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