Por
Roberto ESCAMILLA PÉREZ.
Desde
hace ya más de 12 años, especialmente durante los gobiernos panistas de Fox y
Calderón, los neoliberales de dentro y de fuera del gobierno, siguiendo las
instrucciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM) y
de otros organismos al servicio del imperialismo norteamericano como la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presidida
por José Ángel Gurría Treviño, secretario de Hacienda durante el gobierno de
Zedillo, han insistido hasta el cansancio en la necesidad de aprobar lo que
ellos llaman las “reformas estructurales”, a su entender necesarias para el
desarrollo del país, para la creación de empleos, para el aumento de la
productividad y la competitividad de nuestra economía, y para incrementar los
ingresos de los mexicanos.
Las reformas
estructurales desde el punto de vista neoliberal
Cuando
el Partido (de) Acción Nacional (PAN), el gobierno y su partido, el Revolucionario
Institucional (PRI), la gran burguesía nacional, el clero político y grupos de
derecha como “Los Chuchos”, hablan de “reformas estructurales”, el pueblo debe
ponerse en alerta porque para ellos significa privatizar Petróleos Mexicanos
(Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la educación pública y la
Seguridad Social.
Además,
como ya vimos con la recientemente aprobada reforma laboral, significa
arrebatar a los trabajadores conquistas logradas durante largos años de lucha y
plasmadas en el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo (LFT),
o, con la reforma educativa, dejar en la indefensión total a los maestros ante
un organismo estatal que determinará unilateralmente quién es “apto” para
mantener su plaza y continuar en el sistema público de enseñanza, y dejar a los
padres de familia, maestros y directores la responsabilidad del mantenimiento
de los planteles escolares.
Cuando
los neoliberales hablan de reformas estructurales no piensan, pues, en el
pueblo de México, piensan solamente en asegurar las inversiones e incrementar
las ganancias de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, porque a ellos
sirven.
Igualmente,
cuando piensan en una reforma hacendaria o fiscal significa más impuestos para
el pueblo, en medicinas y alimentos, por ejemplo, y terrorismo fiscal en contra
de los que menos tienen, o sea, contra los trabajadores, y pequeños y medianos
comerciantes e industriales mexicanos, para que México se consolide como un
paraíso fiscal para los especuladores, acaparadores y hambreadores del pueblo,
para las trasnacionales y la gran burguesía nacional, que se llevan nuestros
recursos naturales y financieros al extranjero.
Otras fábulas
Así,
la necesidad de las reformas estructurales es solamente una vieja fábula para
entretener y engañar inocentes, como lo fue en su momento la de “vender bienes
para remediar males”, puesta en práctica por Salinas de Gortari al subastar una
gran cantidad de empresas y bienes del Estado que pararon en manos de
extranjeros y de algunos ricos mexicanos como Carlos Slim, al hacerse de la
propiedad de Teléfonos de México (TELMEX).
Y
otros gobiernos neoliberales siguieron con las suyas, vendiéndonos ideas como
que el “Estado obeso” es inútil y mal administrador, que el Tratado de Libre Comercio
(TLC) nos conduciría al primer mundo, que la “ciudadanización” de los
organismos y procesos electorales permitiría tener unas elecciones limpias y
democráticas, y que la alternancia en el poder nos conducirá a la democracia, entre
muchas otras.
La verdad detrás
de las fábulas
Sin
embargo, si vemos de cerca y detenidamente las cosas, en realidad las “reformas
estructurales”, y en general las tesis neoliberales, se han aplicado
paulatinamente desde hace ya más de 30 años, violando todas las leyes, principalmente
la Constitución de la República, pero sin los resultados que se le han
prometido al pueblo, sino con efectos funestos para éste y para la nación.
¿No
acaso ya se reformaron los artículos 3º, 27, 123, 130 y muchos otros al gusto
de los neoliberales? ¿No acaso se vendieron ya miles de empresas del Estado?
¿No se firmó y se aplica plenamente ya el TLC? ¿No es ya el Estado mexicano
débil? ¿No es verdad que se están privatizando aceleradamente PEMEX, la CFE, la
educación pública y la Seguridad Social, y que desapareció la Compañía de Luz y
Fuerza del Centro (CLyFC)? ¿No están ya ciudadanizadas las instituciones
electorales? ¿No es ya una realidad la alternancia en el poder?
Es
decir, las reformas estructurales neoliberales se están aplicando realmente,
aunque de manera ilegal, desde hace ya más de 30 años, pero sin los resultados
que ha prometido desde siempre la derecha de dentro y de fuera del gobierno,
como el remediar “males”, logar la eficiencia del Estado, el aumento de nuestra
competitividad y productividad, el fortalecimiento de nuestra industria y economía
para llevarnos al “primer mundo”, el mejoramiento del nivel de vida del pueblo,
elecciones limpias, el respeto al voto y la democracia.
En
realidad entonces, lo que la derecha pretende con sus reformas estructurales es
ir hasta el fondo en estos cambios, hacer legales las violaciones cometidas a
la Constitución de la República y hacerlos irreversibles, condenando así a las
futuras generaciones de mexicanos a vivir en un sistema en el que el subdesarrollo,
la miseria, el desempleo, el analfabetismo, la ignorancia, la desnutrición, las
injusticias, la violencia, la inseguridad, la impunidad, la corrupción, la
injusta distribución de la riqueza y el miedo, sean el pan de cada día, lo que
las fuerzas democráticas y progresistas del país no debemos permitir.
-o-
Peritaje de la
explosión en la Torre de PEMEX
Autor
material e intelectual: Los Privatizadores.
Móvil:
Pretexto para continuar privatizando.
¿Cuántas
tragedias tendrán que ocurrir hasta darnos cuenta de que hechos como el de la
guardería ABC de Sonora, los accidentes fatales en las plataformas y barcazas
petroleras en la Sonda de Campeche, y el de la Torre de PEMEX, se deben a que
las privatizaciones traen como consecuencia, entre otras muchas cosas, graves
riesgos para la vida de miles de trabajadores y de personas inocentes, al
relajarse, por el afán de lucro, las labores de mantenimiento, y los sistemas y
normas de seguridad?
Para
nadie es un secreto que en PEMEX, en la CFE y en las instituciones de Seguridad
Social se concesionan cada vez más áreas a la iniciativa privada nacional y
extranjera, como el mantenimiento, los medicamentos, la vigilancia, la
limpieza, los servicios de lavandería, de alimentación y de transporte, entre
muchos otros, lo que baja los estándares de seguridad y eficiencia, y pone en
riesgo la vida de todos: de trabajadores, de usuarios y de clientes de dichas
empresas e instituciones. ¿Hasta cuándo?
Correo
electrónico: a_babor@hotmail.com
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