POR LA REVOLUCIÓN MEXICANA AL SOCIALISMO
Órgano Oficial de Información y Análisis del Partido Popular Socialista y de la APN -Popular Socialista
AÑO XX. N° 188 NUEVA ÉPOCA. 2a Quincena, de FEBRERO de 2020.
“La
democracia solo para hombres es tan bárbara y tan incompleta como lo fue la
democracia griega, basada en igualdad de derechos entre los miembros de una
pequeña aristocracia, y en la ausencia completa de derechos para las grandes
masas populares”.
VLT
Los
agravios contra la mujer no son nuevos, son milenarios y muy graves, y no son
producto de la “maldad” del sexo masculino o de la “debilidad” del femenino,
sino resultado de sociedades divididas en clase sociales donde prevalecen la
explotación, las injusticias, los prejuicios, la carencia de valores morales y
una desigual distribución de las riquezas.
Esclava
y sierva.
La
humanidad ha transitado por cinco grandes etapas en su desarrollo histórico: la
comunidad primitiva, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y el
socialismo.
La
descomposición de la comunidad primitiva, en la que no existían clases
sociales, ni propiedad privada sobre los medios de producción, y donde los
bienes se repartían equitativamente entre todos sus miembros, dio como
resultado el surgimiento del esclavismo, que tuvo su auge en las antiguas
Grecia y Roma, entre los siglos IV a.C. y IV d.C., aproximadamente.
Con
la caída del esclavismo, principalmente después de la desaparición del Imperio
Romano en el siglo V, surgió otro tipo de sociedad: el feudalismo, que
predominó en la Europa Occidental entre los siglos IX y XV, durante la llamada
Edad Media.
En
nuestro Continente, y en lo que hoy es México, formas del esclavismo y del
feudalismo surgieron desde la Conquista, en el siglo XVI, y dominaron nuestro
país hasta los primeros años del siglo pasado.
Durante
estos periodos de la historia de la humanidad, la inmensa mayoría de los seres
humanos, salvo, claro, los esclavistas, terratenientes, señores feudales y la
monarquía, fue totalmente excluida de la vida política y de los beneficios del
desarrollo económico y cultural.
Entonces,
la mujer fue esclava o sierva, o madre, hija, esposa o hermana de esclavos o
siervos, durante aproximadamente 19 siglos, es decir, por cerca de mil 900
años, mientras que en lo que hoy es México lo fue por más de 400 años. ¡Cuántos
sufrimientos padeció la mujer a lo largo de ese tiempo! ¡Cuánta hambre,
miseria, injusticias y humillaciones! ¡Cuántos prejuicios acumulados que
sobreviven hasta la actualidad! ¡Cuántos crímenes se cometieron en contra de
ellas!
Vicente
Lombardo Toledano y la mujer mexicana.
Hoy,
cuando en el mundo predomina el régimen capitalista de producción, millones de seres
humanos mueren todos los años por hambre o por enfermedades causadas por la
desnutrición, millones carecen de empleo y no tienen acceso a la salud, a la
educación, a la cultura, a la recreación y al deporte, y los pocos que tienen
el “privilegio” de trabajar, lo hacen sin las mínimas prestaciones, en
condiciones insalubres y por salarios de hambre, y como la mitad de la
población está compuesta por mujeres, millones de ellas sufren también esta
tragedia.
Vicente
Lombardo Toledano, fundador de nuestro partido, el Partido Popular Socialista
(PPS), líder obrero mundial y padre del sindicalismo mexicano, en su discurso
titulado “Sin mujeres no hay democracia”, pronunciado el 10 de septiembre de
1947 en la Asamblea Femenil pro Partido Popular, dio a conocer los siguientes
datos muy interesantes respecto a la situación de la mujer en aquella época.
Dijo
que, en 1940, la población total de México era de 19 millones 653 mil 552
habitantes. De éstos, nueve millones 695 mil 787 eran hombres y nueve millones
957 mil 765 mujeres.
Destacó
además que “… la ocupación de los hombres y de las mujeres difiere de un modo
profundo; los hombres están dedicados a las actividades productivas y las
mujeres a las actividades improductivas”.
Precisó
que, en la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca,
según el censo de 1940, 98.9 por ciento de los que trabajaban eran hombres y
1.1 por ciento mujeres.
En
la extracción de minerales, comprendiendo en esta rama la minería del carbón de
piedra, petróleo, salinas, etc., el 98.8 por ciento eran hombres y 1.2 por
ciento mujeres. En las industrias manufactureras o de transformación, 88.7 por
ciento hombres y 11.3 por ciento mujeres.
En
las comunicaciones y transportes en general, 99.1 por ciento eran hombres y 1.9
por ciento mujeres. En el comercio la proporción era de 82.5 por ciento para
los hombres y 17.5 por ciento para las mujeres.
En
la administración pública, comprendiendo todas las ramas y servicios del
gobierno, el 88 por ciento eran hombres y 12.0 por ciento mujeres. En las
profesiones liberales la proporción era del 90.7 por ciento para los hombres y
9.3 por ciento para las mujeres.
Los
trabajos domésticos, el 0.9 por ciento eran para los hombres y 99.1 por ciento
para las mujeres. En ocupaciones no especificadas, 87.5 por ciento eran hombres
y 12.5 por ciento mujeres.
“A
esta participación casi nula de las mujeres de nuestro país, en la vida
económica de la nación, corresponde una situación política semejante: las
mujeres carecen, hasta hoy, de derechos cívicos. Es decir, no participan en la
vida política de la nación”, dijo Lombardo Toledano.
La
mujer, la Revolución Mexicana y el viraje hacia el neoliberalismo.
Gracias
a la Revolución Mexicana iniciada en 1910 (en la cual destaca la participación
de la mujer), a la Constitución de 1917, y a las leyes e instituciones que de
ellas surgieron, entre estas los partidos políticos de carácter revolucionario,
unos, y progresista, otros, a múltiples programas sociales, y a la propia lucha
de las mujeres mexicanas, estas lograron el derecho a votar y a ser votadas en
1953, y junto con el resto del pueblo mexicano vieron elevado su nivel de vida
y ampliadas sus perspectivas de participación política.
Sin
embargo, a partir de la llegada al poder de los neoliberales, priistas y
panistas, desde Miguel de la Madrid hasta Peña Nieto, la situación del país se deterioró
en todos los aspectos y hasta grados antes inimaginables, y el pueblo
trabajador mexicano todo, incluidas las mujeres, vieron disminuir de manera
dramática su nivel de vida a tal grado que, de acuerdo a cifras conservadoras, estos
gobiernos dejaron en la pobreza a más de 80 millones de mexicanos, y la mujer se
alejó aún más de su meta de alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades
respecto al hombre. He aquí algunos datos de esos mismos gobiernos que pueden
darnos una idea de lo anterior.
De
acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en el 2017
éramos 123 millones 569 mil habitantes, de estos 63 millones 420 mil eran mujeres
(51.3 por ciento) y 60 millones 149 mil, hombres, (48.7 por ciento).
En
el segundo trimestre del 2018, la tasa de participación económica, a nivel
nacional presentó importantes diferencias entre ambos sexos: hombres, 77.5 por
ciento; mujeres, 43.7 por ciento.
Del
total de hombres y mujeres ocupados, al sector agropecuario se dedicaba el 3.4
por ciento de mujeres y el 18.2 de hombres; construcción, 0.9, mujeres y 12.9,
hombres; industria manufacturera, 16.3 mujeres y 16.7 hombres; comercio, 25.0,
mujeres y 14.9, hombres; servicios, 53.7, mujeres y 35.5, hombres, y otros, 0.3
por ciento mujeres y 1.1 por ciento hombres.
En
este mismo periodo, en cuanto a ingresos, el 51.9 por ciento de mujeres
ocupadas ganaban hasta dos salarios mínimos, en comparación con el 40.1 por
ciento de hombres; más de dos y hasta cinco salarios mínimos, 24.6 por ciento
de mujeres y 35 por ciento de hombres; más de cinco salarios mínimos, 3.5 por
ciento de mujeres y 5.1 por ciento de hombres.
En
el gobierno de Felipe Calderón (panista) trabajaban 92 mil 261 personas, de estas,
el 72.6 por ciento eran hombres y solamente el 27.4 por ciento mujeres.
Asimismo,
al 25 de julio del 2011, la Cámara de Diputados estaba formada por un total de
499 legisladores, de los cuales 360 eran hombres y únicamente 139 eran mujeres,
mientras que el Senado de la República estaba integrado por 125 senadores, de
ellos 97 eran hombres y solo 28 mujeres.
Con
Peña Nieto, la Cámara de Senadores estaba formada por un 40.3 por ciento de
mujeres y 59.7 por ciento de hombres, mientras que en la Cámara de Diputados
los escaños para mujeres constituían el 42.8 por ciento, mientras que para los
hombres era el 57.2 por ciento.
Asimismo,
solo el 16.7 por ciento de los principales puestos de dirección de la
administración pública federal correspondían a mujeres, mientras que los
hombres ocupaban el 83.3 por ciento.
Sin
embargo, podríamos decir que la inseguridad pública y la violencia alcanzadas
en esos 36 años (maquilladas siempre en sus estadísticas) es un termómetro del
daño que los gobiernos neoliberales panistas y priistas le han hecho al pueblo
y a la nación, resultado de la pobreza de millones, del desempleo y de la falta
de oportunidades educativas, pues en cuanto a feminicidios, por ejemplo,
durante el gobierno de Felipe Calderón se dispararon en un 155 por ciento,
aunque del total de homicidios donde las mujeres fueron víctimas, únicamente se
consideraron tres mil 847 casos como feminicidios, mientras que en el de Peña Nieto
se registraron aproximadamente 12 mil 796 asesinatos de mujeres, pero de los
cuales el 22 por ciento fueron clasificados como feminicidios. Clásico en estos
gobiernos corruptos: maquillar cifras y reclasificar delitos para intentar
ocultar la verdadera dimensión de los problemas.
La
mujer mexicana en el actual gobierno y sus perspectivas.
En
contraste, en la actual legislatura de la Cámara de Senadores, las mujeres
representan 50.8 por ciento del total de senadores (128), mientras que en la
Cámara de Diputados la representación femenina corresponde a 48.2 por ciento de
los 500 diputados. Además, de los mil 113 legisladores locales, 542 son mujeres
(49%).
Del
gabinete de López Obrador, ocho de los 18 miembros son mujeres (que ocupan puestos
clave), mientras que en el de Peña Nieto fueron tres de 19 y en el de Calderón,
cuatro de 17.
Así, el
porcentaje de mujeres en los gabinetes legales al iniciar la administración es
de 44.4 por ciento en el caso de López Obrador, 23.5 por ciento en el caso de
Calderón y 15.8 por ciento en el de Peña.
Por otra
parte, la estrategia del actual gobierno contra la delincuencia y para erradicar
todo tipo de violencia, incluida la que se da hacia la mujer, es clara, basada
en la realidad y la más efectiva: combatir sus causas, que son la pobreza, en
primer lugar, pero también la ignorancia, la falta de valores morales elevados
en la sociedad, promover la solidaridad entre los mexicanos y fortalecer al
núcleo familiar, pero junto con ello se castigan con todo el peso de la ley los
delitos, para lo cual se promueve la depuración de todo el Poder Judicial y
acabar con la corrupción en su interior, lo mismo se realiza con los cuerpos
policiacos y se creó la Guardia Nacional, entre otras medidas.
Es decir,
hoy a la delincuencia se le ataca desde todos los frentes y se combaten sus
verdaderas causas, no como en los gobiernos neoliberales, que convirtieron a
nuestro territorio, además de en una inmensa fosa clandestina, en un verdadero
campo de batalla sin que a esos gobiernos les importara la muerte de inocentes,
en un combate a la delincuencia simulado e inútil, pues mientras unos eran
socios de los cárteles (como García Luna, el secretario de Seguridad Pública de
Calderón), el mismo gobierno se encargaba de surtirlos de carne de cañón
proveniente de las inmensas masas de empobrecidos y desesperados mexicanos,
principalmente jóvenes y hasta niños.
Los
programas sociales emprendidos por su gobierno están impregnados de un
feminismo auténtico, no simulado ni demagógico, pues con ellos se ven
beneficiadas las mujeres en la misma o mayor proporción que los hombres.
Sobre
López Obrador la derecha a vertido múltiples calumnias, primero para someterlo
a un ilegal desafuero cuando fuera jefe del Gobierno del Distrito Federal,
después se dijo que era un peligro para México, se le señala como populista
(dándole a esta palabra una connotación negativa), que iba a hacer de México
“otra Venezuela” (supuesto que demuestra una total ignorancia de nuestra
Historia) y ahora que es “feminicida”. Todas estas burdas y vulgares calumnias
han caído por su peso y el hoy presidente de la República conserva el respaldo
pleno de la inmensa mayoría del pueblo mexicano.
Sin
embargo, a López Obrador le hace falta establecer un compromiso de la mayor
importancia con un sector mayoritario entre las mujeres, el de la clase
trabajadora de la ciudad y del campo: que cuenten con una representación
auténtica en el Poder Legislativo de la nación, donde hasta hoy carecen de voz
y voto. Claro, conseguirlo será principalmente a través de la lucha de la
propia mujer trabajadora mexicana.
La
mujer en el marco del capitalismo y su verdadera liberación.
De
esta manera podemos observar cómo los problemas de la mujer no son ajenos al
sistema en el que vive y que la mayor parte de ellos son generados por el
mismo, incluidos los relacionados con los prejuicios y discriminación por
cuestiones de género que en cada época histórica han existido, hoy agudizados por
las políticas económicas neoliberales aplicadas a lo largo de 36 años en
nuestro país, por el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la violencia, etc.
Las
mexicanas, como una palanca para superar su actual situación, requieren de una
Secretaría de la Mujer que atienda específicamente sus problemas, tales como el
de la violencia en su contra, su necesidad de atención integral durante el
embarazo, hasta el parto, y sus problemas de salud particulares; el
establecimiento de guarderías públicas para la mujer que trabaja; la no
discriminación en el trabajo en razón de su sexo; tener acceso real a la
educación; tener derecho a un trabajo digno, no obligada a ejercerlo por
necesidad, como actualmente sucede, sino como una decisión de la propia mujer para
superarse, y contribuir al bienestar de su familia y al desarrollo del país;
así como tener pleno acceso a la participación política en condiciones de
igualdad, entre otras.
La
mujer mexicana ha jugado un papel de primera importancia a lo largo de la
historia de México, destacando entre ellas personalidades como Sor Juana Inés
de la Cruz, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, Carmen Serdán o las soldaderas
durante la Revolución Mexicana, entre muchas otras.
Siguiendo
su ejemplo, mediante una lucha constante y tenaz al lado de las mejores fuerzas
del país, la mujer, junto con el hombre, puede aspirar a tener una vida más
digna en el seno de nuestra sociedad, no hay duda.
Sin
embargo, su verdadera liberación vendrá cuando en nuestro país construyamos,
hombres y mujeres, sin distinción, en condiciones de igualdad real, sin
prejuicios o discriminación alguna, una sociedad sin explotadores ni
explotados, donde las riquezas se repartan equitativamente y donde los
mexicanos, sin aislarnos del resto del mundo, seamos realmente dueños de
nuestro propio destino y de nuestras riquezas naturales, sin que otros
gobiernos o países más poderosos que el nuestro nos saqueen, obstaculicen o
deformen nuestro desarrollo.
DIRECTORIO
DIRECTOR: Roberto Escamilla Pérez
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