“La propiedad y
el dominio de todas las riquezas y recursos naturales corresponden a la Nación,
y este dominio es directo, inalienable e imprescriptible”.
Por
Roberto Escamilla Pérez
Son
varias las llamadas “reformas” que desde hace ya algunos años intentan imponer
los gobiernos neoliberales priistas y panistas, como la reforma laboral, la
educativa, la fiscal, la política, la de la Seguridad Social y la energética,
entre otras, pero es ésta última, la energética, a la que podríamos llamar “la madre
de todas las reformas” porque, sin restarle importancia al resto, es tan
peligrosa la que propone Peña Nieto que podemos asegurar sin temor a
equivocarnos que con ella todo está en juego, no sólo la educación pública y la
Seguridad Social, sino el futuro de México como nación independiente, así como
nuestro bienestar y el de las próximas generaciones de mexicanos, y el peligro
de que nuestro remedo de democracia se convierta en un régimen con rasgos
fascistas, ya que lo que plantea el gobierno neoliberal es una verdadera
contrarreforma a los artículos 27 y 28 constitucionales.
El contenido del
27 constitucional
En particular, el artículo 27 señala que: “La propiedad de las tierras y aguas
comprendidas dentro de los límites del territorio nacional corresponde originariamente a la Nación, la cual ha
tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares
constituyendo la propiedad privada”.
“La Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer
a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público… con objeto
de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su
conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de
las condiciones de vida de la población rural y urbana”.
“Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma
continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales… los
productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación
necesite ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos;
el petróleo y todos los carburos de
hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, y el espacio situado sobre el
territorio nacional, en la extensión y términos que fije el derecho
internacional”.
“En los casos a que se refieren los dos párrafos
anteriores, el dominio de la Nación es
inalienable e imprescriptible…”
“Corresponde exclusivamente a la Nación generar,
conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por
objeto la prestación del servicio público. En esta materia no se otorgarán
concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos
naturales que se requieran para dichos fines”.
En resumen: la propiedad y el dominio de todas las
riquezas y recursos naturales, incluyendo el petróleo, el gas y sus derivados,
así como el de la energía eléctrica, corresponde a la Nación, y este dominio es
directo, inalienable e imprescriptible. Más claro imposible.
Su significado e
importancia
Los
artículos 27 y 28 constitucionales, antimperialistas por su origen y contenido,
reflejaron la conciencia que ya existía entre los mexicanos de que sin nuestros
recursos naturales sería imposible construir una nación independiente y
soberana, fuerte y respetada en el ámbito internacional, con un pueblo sano,
bien alimentado, y con acceso a la educación y a la cultura.
Gracias
a la estricta aplicación de dichos mandatos por parte de gobiernos como el de
Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, se creó y desarrolló un fuerte sector
estatal de la economía, formado, hasta mediados de los años ochenta, por miles
de empresas del Estado, y complementado con un sistema educativo y de seguridad
social públicos, únicos en su tipo en el mundo capitalista.
Lo
anterior permitió, en primer lugar, el desarrollo de una auténtica industria
nacional a la sombra de las empresas del Estado y, en segundo lugar, la elevación
constante del nivel de vida del pueblo, a grado tal que el promedio de vida
pasó de menos de 34 años (en 1930), a los más de 75 años que en promedio vive
un mexicano en la actualidad.
Treinta años de
violaciones a la Constitución
Pero
a pesar de que la Constitución es clara y se los prohíbe, violándola y
utilizando toda especie de argucias legaloides y “reglamentaciones secundarias”,
desde hace más de 30 años los gobiernos neoliberales priistas y panistas empezaron
a vender, a malbaratar y a poner en manos de las gran burguesía nacional y de
los monopolios norteamericanos las riquezas naturales y las empresas del Estado
creadas por el pueblo mexicano, tales como las minas, la industria del acero,
los ferrocarriles, la telefonía, puertos, aeropuertos, líneas aéreas, los
fertilizantes, carreteras, ingenios azucareros, la propia tierra como resultado
de la privatización del ejido, una buena parte de la industria petrolera, como
la petroquímica, y otro tanto de la industria eléctrica, entre muchas otras.
Sus resultados
Para
el pueblo mexicano, todo este saqueo no tuvo los beneficios prometidos por los
gobiernos neoliberales, y los resultados están a la vista: desempleo; bajos
ingresos; pobreza y miseria; desnutrición y sus múltiples enfermedades asociadas;
insalubridad y falta creciente de los servicios públicos esenciales; déficit de
vivienda; disminución del 80 por ciento del poder adquisitivo del salario en
los últimos años; carestía de la vida, y como resultado de todo lo anterior,
incremento de las adicciones, de la violencia, de la criminalidad y de la
inseguridad pública a grados antes insospechados.
Para
la Nación, los efectos han sido pérdida de soberanía e independencia respecto a
nuestro vecino del norte; una política exterior entreguista y contraria a la
que mandata la Constitución; desaparición acelerada de la pequeña y mediana
industria y comercio auténticamente nacionales; entrega de parte de nuestro
territorio a particulares nacionales y extranjeros (como las playas y los
ejidos, por ejemplo), y una cada vez más injusta distribución de la riqueza,
surgiendo, por un lado, una nueva “casta divina” encabezada por Carlos Slim, y,
por el otro, una masa de 80 millones de mexicanos viviendo en condiciones de
pobreza o de miseria.
Lo que nos queda
Hoy,
de todo lo que estaba en manos del pueblo mexicano a través de las empresas del
Estado, lo único que nos queda es una parte importante del petróleo y de la
electricidad, la educación pública y la Seguridad Social, y parémosle de
contar, pero son los recursos energéticos los que, de seguir contando con ellos
como patrimonio del pueblo de México, nos van a permitir corregir el rumbo por
el que nos han llevado los neoliberales y enfilarnos nuevamente por el camino
del progreso, la independencia y la auténtica democracia, que es aquella en la
que realmente esté representada la clase trabajadora mexicana en los órganos y
Poderes del Estado.
Entonces,
la iniciativa de Reforma Energética de Peña Nieto, que se sabe puede
“radicalizarse” más hacia la derecha por la alianza que éste promueve con el
Partido (de) Acción Nacional (PAN) y con empresarios como Carlos Slim y Emilio
Azcárraga, propone cambios a la esencia y a los principios de dichos artículos,
cuando, como ya lo vimos, constituyen la base del desarrollo económico
independiente del país, del mejoramiento del nivel de vida del pueblo, de
nuestra soberanía nacional y de nuestra integridad territorial, es decir,
garantizan la existencia misma de México como Nación y el bienestar de los
mexicanos.
La más
importante de todas las batallas
Así,
queda claro que defender el petróleo y la electricidad que se encuentran en
manos del Estado, y evitar que se apruebe la contrarreforma energética que
propone Peña Nieto, es la más importante de todas las batallas, y debemos darla
unidos.
Por
ello es importante fortalecer la alianza de todos los mexicanos progresistas y
sus organizaciones políticas, obreras, campesinas, estudiantiles,
profesionales, científicas, culturales y populares, incluyendo por supuesto a
los maestros y a los trabajadores de la salud, así como a todas aquellas
personalidades que en lo individual deseen sumarse, sin descartar a nadie,
porque dadas las circunstancias, todos y cada uno de nosotros somos insustituibles
en esta lucha.
Correo
electrónico: a_babor@hotmail.com
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