Contra el narco “se hace lo que se puede”: Policía Federal.
Confundir, alejar al pueblo de sus organismos representativos, como los sindicatos y partidos políticos progresistas y de izquierda, y de la verdadera lucha revolucionaria, son algunos de los objetivos de la gran burguesía nacional y extranjera, del PAN, del gobierno neoliberal, del clero político, y de los partidos, grupos y sectores de derecha, de sus voceros e “intelectuales”, y de los monopolios televisivos a su servicio, contando para ello con una estrategia bien planificada, parte de la cual es hoy la falsa lucha contra la delincuencia organizada y la promoción del llamado “voto nulo”.
La “lucha” contra la delincuencia organizada.
La supuesta lucha contra el narco y la delincuencia organizada es parte de esa estrategia del gobierno neoliberal panista, en la que de manera ilegal ha obligado a participar al Ejército mexicano con el fin de romper sus lazos con el pueblo, corromperlo y minar su carácter progresista, fruto de su origen revolucionario.
Una lucha real y eficaz contra el narcotráfico y la delincuencia debe tener como base un análisis científico de estos fenómenos para determinar su origen, sus causas profundas, y elaborar de esta manera una estrategia integral para combatirlos.
Sin embargo, el gobierno neoliberal panista ha hecho un análisis sesgado, falso y subjetivo de estos fenómenos con el único propósito de utilizarlos como un arma político-electoral a su favor, tendiendo una verdadera muralla de humo alrededor de problemas más importantes para la nación y el pueblo mexicano, y de sus soluciones reales.
Muchos especialistas en el campo de las ciencias sociales, intelectuales, representantes de organismos nacionales e internacionales, inclusive de la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como sindicatos, organizaciones campesinas y partidos políticos progresistas y de izquierda, han señalado que el origen de fenómenos como el narcotráfico, la delincuencia organizada, la violencia, la inseguridad y el consumo de drogas, se encuentra en las desigualdades sociales, es decir, en el injusto reparto de la riqueza, en la pobreza, en el desempleo, en la insalubridad, en la falta de oportunidades educativas, etc.
Así, por simple razonamiento lógico es fácil concluir que para que un gobierno combata real y eficazmente al narcotráfico y a la delincuencia organizada, es necesario que tome medidas para lograr un menos injusto reparto de la riqueza nacional, una disminución real de la pobreza y el desempleo, y que aumenten los ingresos y salarios de los trabajadores de la ciudad y del campo, además de que se fortalezcan las instituciones de salud y de seguridad social del Estado, y la educación pública gratuita, todo lo cual implica abandonar la política económica neoliberal que hoy obstinadamente se aplica.
A la par de ello, es necesario adecuar las leyes para lograr una justicia pronta y expedita, para que los órganos encargados de impartirla, castiguen realmente el delito y no la pobreza, y para que las distintas policías, a todos los niveles, realicen sus actividades sin violar la Constitución y respetando los derechos de las personas, principalmente el de la libre manifestación de las ideas, para lo cual es necesario capacitar a sus elementos de manera integral y mejorar sus condiciones de vida, y de esta manera no sean presas fáciles de la corrupción por parte de la delincuencia organizada y los narcotraficantes.
¿Pero que ha hecho el gobierno panista neoliberal? En primer lugar ha utilizado su falsa lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada para evadir la solución de problemas más importantes para el pueblo y la nación, como la crisis, la cada vez mayor dependencia económica, política, científica y tecnológica de nuestro país respecto a la economía norteamericana, la pobreza, el desempleo, los salarios e ingresos miserables, la insalubridad, la falta de oportunidades educativas para la juventud mexicana, etc. Los panistas saben que no tienen una solución para ello, que sus compromisos están con la gran burguesía nacional y extranjera, no con el pueblo mexicano ni con los intereses nacionales.
¿Cómo puede decir el gobierno panista que combate a la delincuencia organizada si la política económica neoliberal que aplica fomenta la pobreza, el desempleo, los bajos ingresos, el analfabetismo y las enfermedades, todo lo cual es caldo de cultivo para la comisión de todo tipo de delitos? Sus acciones no son más que propaganda, demagogia al más alto nivel, y parte de una verdadera muralla de humo para distraer al pueblo mexicano de sus problemas reales y de las soluciones a los mismos, además de pretexto perfecto para destruir al Ejército mexicano, por lo menos como lo conocemos hasta ahora, y para continuar fortaleciendo un régimen policíaco de corte claramente fascista.
El “voto nulo”
Si no fuera algo tan serio, sería para morirse de risa que algunos de los que llevaron al PAN al poder, y a Fox a la Presidencia de la República, sean los que hoy promueven el llamado “voto nulo”, en una acción por demás tenebrosa, y que esconde objetivos y propósitos inconfesables.
Este grupo de “intelectuales”, aventureros unos, burgueses venidos a menos otros, pero todos de derecha, piden a los mexicanos dejar de ejercer uno de los derechos conquistados a sangre y fuego por el pueblo en más de 200 años de lucha, como lo es el derecho al voto universal, libre, secreto y directo, del que por muchos años las mujeres y los jóvenes mexicanos no gozaron.
Este grupo de destacados elementos de la “suciedad civil” piden, además, que anulemos nuestro voto para que, entre otras cosas, se legalicen las candidaturas “independientes” o “ciudadanas”, y desaparezcan las diputaciones plurinominales, lo que nos hace pensar que piensan de idéntica manera a quienes en Perú, por ejemplo, llevaron a Alberto Fujimori al poder, un “candidato ciudadano”, “sin partido”, con las consecuencias dramáticas para el pueblo de ese país que hoy ya conocemos, y con el propio Fujimori encarcelado y condenado por sus múltiples crímenes y actos de corrupción.
Los “anulistas” piden además que desaparezcan las diputaciones plurinominales, cuando esto es una de los mayores conquistas del pueblo mexicano en cuanto a la ampliación del régimen democrático se refiere porque permitió la existencia de un Poder Legislativo plural, con la presencia de verdaderos elementos representativos de la clase trabajadora mexicana, como Vicente Lombardo Toledano, fundador del Partido Popular Socialista (PPS), entre muchos otros, por lo que, de darse, sería un golpe de muerte para el ya de por sí enormemente disminuido régimen democrático en nuestro país.
¿Por qué no, por ejemplo, piden que desaparezca la Cámara de Senadores, que es un organismo ya desfasado y anacrónico, y que se constituya un Poder Legislativo unicameral, con una Cámara de Diputados con mayores y más importantes responsabilidades? Se ahorrarían muchos recursos, si eso es lo que pretenden. ¿Por qué no piden que se establezca la representación proporcional integral para que los partidos políticos estén representados en el Poder Legislativo de acuerdo a su poder real y efectiva influencia entre el pueblo mexicano? Éstos sí serían verdaderos avances democráticos.
Así, anular nuestro voto sería favorecer al gobierno, al PAN, a los neoliberales, porque quienes potencialmente podrían anularlo serían los inconformes con el gobierno y con la situación de crisis actual, los que en un momento dado votarían por otros partidos, por candidatos progresistas; no lo anularían los que apoyan al PAN, los que están de acuerdo con el gobierno, por lo que se restarían votos efectivos a la oposición. Esta es la realidad.
Salir a votar, y hacerlo por partidos y candidatos progresistas, que se opongan abiertamente a la política económica neoliberal, es lo más correcto, es lo mejor para nuestra patria y para nosotros mismos. ¡Ni un voto a la derecha el próximo 5 de julio!
-o-
Bodegas Infantiles ABC, S.A. de C.V.
Lo que debería estar en el debate nacional son las consecuencias negativas que han traído al pueblo mexicano las privatizaciones en general y la subrogación de las guarderías infantiles en particular, acciones éstas que sí constituyen un verdadero crimen cometido por los gobiernos neoliberales y por altos funcionarios públicos de carne y hueso, sobre los cuales debería caer todo el peso de la ley. Castigar a sus ejecutores y poner un alto al proceso privatizador, sería hacer verdadera justicia.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com
Confundir, alejar al pueblo de sus organismos representativos, como los sindicatos y partidos políticos progresistas y de izquierda, y de la verdadera lucha revolucionaria, son algunos de los objetivos de la gran burguesía nacional y extranjera, del PAN, del gobierno neoliberal, del clero político, y de los partidos, grupos y sectores de derecha, de sus voceros e “intelectuales”, y de los monopolios televisivos a su servicio, contando para ello con una estrategia bien planificada, parte de la cual es hoy la falsa lucha contra la delincuencia organizada y la promoción del llamado “voto nulo”.
La “lucha” contra la delincuencia organizada.
La supuesta lucha contra el narco y la delincuencia organizada es parte de esa estrategia del gobierno neoliberal panista, en la que de manera ilegal ha obligado a participar al Ejército mexicano con el fin de romper sus lazos con el pueblo, corromperlo y minar su carácter progresista, fruto de su origen revolucionario.
Una lucha real y eficaz contra el narcotráfico y la delincuencia debe tener como base un análisis científico de estos fenómenos para determinar su origen, sus causas profundas, y elaborar de esta manera una estrategia integral para combatirlos.
Sin embargo, el gobierno neoliberal panista ha hecho un análisis sesgado, falso y subjetivo de estos fenómenos con el único propósito de utilizarlos como un arma político-electoral a su favor, tendiendo una verdadera muralla de humo alrededor de problemas más importantes para la nación y el pueblo mexicano, y de sus soluciones reales.
Muchos especialistas en el campo de las ciencias sociales, intelectuales, representantes de organismos nacionales e internacionales, inclusive de la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como sindicatos, organizaciones campesinas y partidos políticos progresistas y de izquierda, han señalado que el origen de fenómenos como el narcotráfico, la delincuencia organizada, la violencia, la inseguridad y el consumo de drogas, se encuentra en las desigualdades sociales, es decir, en el injusto reparto de la riqueza, en la pobreza, en el desempleo, en la insalubridad, en la falta de oportunidades educativas, etc.
Así, por simple razonamiento lógico es fácil concluir que para que un gobierno combata real y eficazmente al narcotráfico y a la delincuencia organizada, es necesario que tome medidas para lograr un menos injusto reparto de la riqueza nacional, una disminución real de la pobreza y el desempleo, y que aumenten los ingresos y salarios de los trabajadores de la ciudad y del campo, además de que se fortalezcan las instituciones de salud y de seguridad social del Estado, y la educación pública gratuita, todo lo cual implica abandonar la política económica neoliberal que hoy obstinadamente se aplica.
A la par de ello, es necesario adecuar las leyes para lograr una justicia pronta y expedita, para que los órganos encargados de impartirla, castiguen realmente el delito y no la pobreza, y para que las distintas policías, a todos los niveles, realicen sus actividades sin violar la Constitución y respetando los derechos de las personas, principalmente el de la libre manifestación de las ideas, para lo cual es necesario capacitar a sus elementos de manera integral y mejorar sus condiciones de vida, y de esta manera no sean presas fáciles de la corrupción por parte de la delincuencia organizada y los narcotraficantes.
¿Pero que ha hecho el gobierno panista neoliberal? En primer lugar ha utilizado su falsa lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada para evadir la solución de problemas más importantes para el pueblo y la nación, como la crisis, la cada vez mayor dependencia económica, política, científica y tecnológica de nuestro país respecto a la economía norteamericana, la pobreza, el desempleo, los salarios e ingresos miserables, la insalubridad, la falta de oportunidades educativas para la juventud mexicana, etc. Los panistas saben que no tienen una solución para ello, que sus compromisos están con la gran burguesía nacional y extranjera, no con el pueblo mexicano ni con los intereses nacionales.
¿Cómo puede decir el gobierno panista que combate a la delincuencia organizada si la política económica neoliberal que aplica fomenta la pobreza, el desempleo, los bajos ingresos, el analfabetismo y las enfermedades, todo lo cual es caldo de cultivo para la comisión de todo tipo de delitos? Sus acciones no son más que propaganda, demagogia al más alto nivel, y parte de una verdadera muralla de humo para distraer al pueblo mexicano de sus problemas reales y de las soluciones a los mismos, además de pretexto perfecto para destruir al Ejército mexicano, por lo menos como lo conocemos hasta ahora, y para continuar fortaleciendo un régimen policíaco de corte claramente fascista.
El “voto nulo”
Si no fuera algo tan serio, sería para morirse de risa que algunos de los que llevaron al PAN al poder, y a Fox a la Presidencia de la República, sean los que hoy promueven el llamado “voto nulo”, en una acción por demás tenebrosa, y que esconde objetivos y propósitos inconfesables.
Este grupo de “intelectuales”, aventureros unos, burgueses venidos a menos otros, pero todos de derecha, piden a los mexicanos dejar de ejercer uno de los derechos conquistados a sangre y fuego por el pueblo en más de 200 años de lucha, como lo es el derecho al voto universal, libre, secreto y directo, del que por muchos años las mujeres y los jóvenes mexicanos no gozaron.
Este grupo de destacados elementos de la “suciedad civil” piden, además, que anulemos nuestro voto para que, entre otras cosas, se legalicen las candidaturas “independientes” o “ciudadanas”, y desaparezcan las diputaciones plurinominales, lo que nos hace pensar que piensan de idéntica manera a quienes en Perú, por ejemplo, llevaron a Alberto Fujimori al poder, un “candidato ciudadano”, “sin partido”, con las consecuencias dramáticas para el pueblo de ese país que hoy ya conocemos, y con el propio Fujimori encarcelado y condenado por sus múltiples crímenes y actos de corrupción.
Los “anulistas” piden además que desaparezcan las diputaciones plurinominales, cuando esto es una de los mayores conquistas del pueblo mexicano en cuanto a la ampliación del régimen democrático se refiere porque permitió la existencia de un Poder Legislativo plural, con la presencia de verdaderos elementos representativos de la clase trabajadora mexicana, como Vicente Lombardo Toledano, fundador del Partido Popular Socialista (PPS), entre muchos otros, por lo que, de darse, sería un golpe de muerte para el ya de por sí enormemente disminuido régimen democrático en nuestro país.
¿Por qué no, por ejemplo, piden que desaparezca la Cámara de Senadores, que es un organismo ya desfasado y anacrónico, y que se constituya un Poder Legislativo unicameral, con una Cámara de Diputados con mayores y más importantes responsabilidades? Se ahorrarían muchos recursos, si eso es lo que pretenden. ¿Por qué no piden que se establezca la representación proporcional integral para que los partidos políticos estén representados en el Poder Legislativo de acuerdo a su poder real y efectiva influencia entre el pueblo mexicano? Éstos sí serían verdaderos avances democráticos.
Así, anular nuestro voto sería favorecer al gobierno, al PAN, a los neoliberales, porque quienes potencialmente podrían anularlo serían los inconformes con el gobierno y con la situación de crisis actual, los que en un momento dado votarían por otros partidos, por candidatos progresistas; no lo anularían los que apoyan al PAN, los que están de acuerdo con el gobierno, por lo que se restarían votos efectivos a la oposición. Esta es la realidad.
Salir a votar, y hacerlo por partidos y candidatos progresistas, que se opongan abiertamente a la política económica neoliberal, es lo más correcto, es lo mejor para nuestra patria y para nosotros mismos. ¡Ni un voto a la derecha el próximo 5 de julio!
-o-
Bodegas Infantiles ABC, S.A. de C.V.
Lo que debería estar en el debate nacional son las consecuencias negativas que han traído al pueblo mexicano las privatizaciones en general y la subrogación de las guarderías infantiles en particular, acciones éstas que sí constituyen un verdadero crimen cometido por los gobiernos neoliberales y por altos funcionarios públicos de carne y hueso, sobre los cuales debería caer todo el peso de la ley. Castigar a sus ejecutores y poner un alto al proceso privatizador, sería hacer verdadera justicia.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com
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