viernes, 6 de octubre de 2017
Manifiesto al Pueblo de México.
Como
parte del pueblo de México y de su clase trabajadora, la militancia del Partido
Popular Socialista (PPS) participa de la pena que embarga a todos los mexicanos
por aquellos miles que resultaron afectados por los recientes sismos ocurridos
el 7 y 19 de septiembre, deseándoles sinceramente una pronta recuperación a
quienes desgraciadamente hayan perdido a seres queridos, familiares, amigos, vecinos
o compañeros de trabajo o de escuela. Sabemos que la muerte de niños es
particularmente dolorosa y lamentable.
Asimismo,
expresamos nuestra enorme admiración por la solidaridad, generosidad y
organización demostrada por el pueblo mexicano, especialmente por los más
humildes, por los jóvenes, y por los pequeños y medianos empresarios y
comerciantes mexicanos, que en un gesto superior de humanismo se desprendieron
de lo poco que poseen, y brindaron su tiempo y su esfuerzo para apoyar a
nuestros hermanos en desgracia.
Sabemos
que las catástrofes naturales son inevitables, y con ello las pérdidas
materiales y de vidas humanas, sin embargo, cuando el hombre, una comunidad, un
país y un pueblo, unidos con un gobierno que responde a sus intereses, están
preparados para enfrentarlas, los daños son significativamente menores, las
pérdidas menos dolorosas, la recuperación más pronta.
Tal
no es el caso de México. Tenemos un gobierno que no responde a los intereses
del pueblo ni de la nación. Por ello lo grave de los efectos. Por ello la falta
de capacidad para enfrentar los desastres. Por ello la carencia de recursos
para hacerlo. Por ello lo lento de la recuperación. Por ello muchos nunca se
recuperan y son olvidados cuando el tiempo pasa, cuando la “emergencia” pasa.
Los damnificados por la política económica neoliberal que lleva ya 35 años,
ahora lo son doble o triplemente, al ser golpeados por terremotos y huracanes.
Es
indignante, verdaderamente, que ahora, quienes vendieron o regalaron los
recursos naturales de México y nuestras empresas a los monopolios extranjeros, quienes
han hecho recortes presupuestales a la salud, educación, vivienda, ciencia y
tecnología, etcétera, quienes se han enriquecido con la política económica
neoliberal, la élite económica y política, apelen a la solidaridad y
generosidad de los mexicanos, 80 millones de los cuales vivimos en la pobreza,
porque “no hay recursos para enfrentar tan enorme emergencia”, porque “nadie
está preparado para un desastre de estas dimensiones”, y cínicamente anuncien
“donaciones millonarias”, que ni son donaciones, ni millonarias, ni salen de
sus bolsillos, sino del pueblo, de la fortuna que han amasado vendiendo a la
patria.
Millones
y millones de dólares se pagan anualmente por concepto de intereses de la deuda
externa, para cubrir la corrupción de los banqueros con el IPAB-Fobaproa, para
rescatar las carreteras que fueron concesionadas a corruptos y ambiciosos
particulares de la llamada iniciativa privada, así como a los dueños de
ingenios azucareros, etcétera. Millones y millones de dólares estamos dejando
de recibir porque el PRI, PAN y demás rémoras neoliberales vendieron nuestro
petróleo a las multinacionales extranjeras.
Asimismo,
el gobierno neoliberal, los funcionarios de alto nivel, diputados, senadores,
consejeros “ciudadanos” del Instituto Nacional Electoral (INE), diputados
locales, gobernadores y muchos presidentes municipales, perciben salarios y
prestaciones escandalosas, en medio de la pobreza y miseria del pueblo
mexicano. ¿Así cómo se pueden enfrentar emergencias? ¿Cómo puede haber recursos
para quienes verdaderamente lo necesitan y prácticamente se están muriendo de
hambre, viviendo a la intemperie y sin una eficaz atención a su salud?
Pero
México es tan rico, es tan abundante, que aún en estas circunstancias recursos
los hay, pero no llegan a los necesitados, se quedan en las manos, en los
bolsillos, de los ambiciosos y corruptos que nos gobiernan, y de la cúpula
empresarial, cuyo sector de la construcción ya se está saboreando el enorme
pastel que seguro se va a engullir.
Los
terremotos recientes no solo cimbraron los edificios, también la conciencia de
los mexicanos, especialmente de los jóvenes. Aprendieron que la unidad hace la
fuerza. Que sí se puede. Sacaron lo mejor de nuestro pueblo y lo peor de
quienes nos gobiernan. En 1985 tembló; en 1988 tembló el sistema con el triunfo
no reconocido del Frente Democrático Nacional (FDN), que postuló a Cuauhtémoc
Cárdenas a la Presidencia de la República, y del cual el PPS fue parte esencial.
Así debe suceder en el 2018. Los neoliberales deben ser expulsados del poder.
Sí,
que donen todo lo que quieran los partidos neoliberales, los monopolios, la
cúpula empresarial. Que se reduzcan sus enormes ingresos. Sabemos que todo eso
es demagogia pura. Todo el dinero es del pueblo y, aunque sea un poco, que se
lo regresen a los mexicanos que hoy lo necesitan. Sin embargo, la solución
radical a nuestra pobreza, sufrimientos, subdesarrollo, dependencia, falta de
recursos, incapacidad para enfrentar desastres naturales, la tendremos en el
2018. Expulsar con nuestro voto a los neoliberales del poder será la mejor
contribución, la mejor muestra de solidaridad, con quienes hoy sufren las
consecuencias de los terremotos y huracanes, y con los 80 millones de mexicanos
que desde hace 35 años sufren los terribles efectos de una política económica y
social verdaderamente criminal, genocida.
¡Viva México!
Partido Popular Socialista
Manuel Fernández Flores. Luis Alfonso Jiménez Osuna
Secretario General. Secretario de Organización.
Ciudad de México a 30 de octubre de 2017.
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