Por:
Roberto Escamilla Pérez.
El
12 de diciembre de 2013 fue el día más triste y negro desde que hace más 30
años los neoliberales priistas y panistas arribaron al poder, pues fue aprobada
por el Poder Legislativo de la Nación una "Reforma Energética" que
inicia, legalmente, la entrega del petróleo y de la industria eléctrica a los monopolios
extranjeros y a la oligarquía nacional encabezada por Carlos Slim y Emilio
Azcárraga.
Es
cierto, fue difícil cuando desde el gobierno de Miguel De la Madrid, y hasta
hace relativamente poco tiempo, sólo unos cuantos, unos pocos mexicanos, eran
conscientes de lo que el neoliberalismo y las privatizaciones significaban, y
luchaban como David contra Goliat, mientras que muchos "políticos de
izquierda" pugnaban por la "democracia" sin comprender el
artículo 3o. de nuestra Constitución, donde está plasmado su verdadero significado.
También
fue duro ver cómo se iban vendiendo todas y cada una de las empresas e
instituciones nacionalizadas o creadas por la Revolución Mexicana en base a los
artículos 27 y 28 constitucionales, como los bancos, las carreteras, los
ingenios azucareros, los ferrocarriles, las minas, los puertos y aeropuertos,
la siderurgia, la CONASUPO, las de fertilizantes, la petroquímica, televisoras,
Teléfonos de México (TELMEX), las comunicaciones vía satélite y hasta la tierra
organizada en ejidos, y se saboteaba y debilitaba intencionalmente, desde el
mismo gobierno como hasta hoy ocurre, a Petróleos Mexicanos (PEMEX), a la
Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), a la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), a la Seguridad Social y a la educación impartida por el
Estado.
Fue
triste igualmente ser testigos de cómo se privatizaban los organismos e
institutos electorales argumentando su "ciudadanización", naciendo el
Instituto Federal Electoral (IFE), el Tribunal Federal Electoral (Trife) y el
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe),
verdaderos engendros neoliberales que únicamente han servido para dilapidar
enormes recursos públicos, para entrometerse en la vida interna de los partidos
democráticos y progresistas, y para favorecer a la derecha neoliberal
representada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido
(de) Acción Nacional (PAN), pues su primer gran “logro” fue ser cómplices del
arribo a la Presidencia de la República de un personaje de la derecha e hijo de
extranjeros, del panista Vicente Fox.
Igualmente
fue sumamente difícil superar los fraudes avalados por los organismos
electorales "ciudadanizados", que le arrebataron al pueblo mexicano
el triunfo al menos en tres ocasiones: la primera en 1988, cuando Cuauhtémoc
Cárdenas fue candidato presidencial por el Frente Democrático Nacional (FDN), y
las últimas dos en las que Andrés Manuel López Obrador luchó y ganó realmente
la Presidencia de la República.
Es
decir, desde 1988 los neoliberales hubiesen sido expulsados del gobierno, pero
su poder económico, el fraude, la corrupción, la compra de votos, las amenazas
y presiones, y el apoyo que siempre les han brindado los monopolios televisivos
y el imperialismo norteamericano, lo impidió.
Sin
embargo, nada se compara con lo ocurrido el 12 de diciembre pasado, porque
Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) eran
los últimos bastiones que nos aseguraban, manejándolos con sentido patriótico y
nacionalista, un desarrollo independiente, mantener la soberanía nacional y
elevar de manera constante el nivel de vida del pueblo mexicano, en pocas
palabras: el futuro de la Nación.
Y
aunque la batalla no ha terminado, sino que tomará otros cauces, formas de
lucha y estrategias, hoy podemos decir que los diputados y senadores que
votaron a favor de la Reforma Energética propuesta por Peña Nieto traicionaron
a la Patria y que, para su desgracia, han manchado sus nombres para siempre, y
han perdido el honor, porque se puede vivir en la pobreza, como lamentablemente
millones de mexicanos lo haremos durante quién sabe cuántos años más, pero no
se puede VIVIR (así, con mayúsculas) sin HONOR.
-o-
LA
HISTORIA DEL PETRÓLEO
-
Papá, tú que fuiste diputado, explícame la historia del petróleo en México,
¿sí?
-
Mira "mijito", hace muchos años la industria petrolera y el mismo
petróleo no eran de los mexicanos, y en 1938, un Presidente llamado Lázaro
Cárdenas los nacionalizó pensando que éramos capaces de manejarlos y de
sacarles provecho en favor nuestro.
-
¿Y luego papi?
-
¡Ah!, pues en el 2013, nosotros los diputados y el gran Presidente Peña Nieto
consideramos que no teníamos la capacidad de manejar una empresa como la
petrolera y se la regresamos a los norteamericanos, claro, junto con el
petróleo.
-
¡Ah, ya entendí! Entonces yo voy a estudiar para ser empleado de los
extranjeros pues ellos sí tienen la inteligencia suficiente para dirigir las
empresas, ¿verdad?
Correo
electrónico: a_babor@hotmail.com