viernes, 12 de diciembre de 2014

Nacionalizar el Estado



Por Roberto Escamilla Pérez

“Requerimos de justicia, no de más policías”

Una Nación no se rescata con un “decálogo” elaborado por aquellos que, por más de 30 años, se han dedicado a desarticularla, a privatizar sus empresas y recursos naturales, a destruir su economía, a sumir al pueblo en la miseria, a negarle a la clase trabajadora su participación en las decisiones políticas trascendentales del país, y que han sembrado nuestro territorio de fosas clandestinas, y provocado que miles de padres y madres anden por montes y ciudades en busca de sus hijos asesinados o desaparecidos, por el Estado, por la delincuencia organizada o por ambos.   

La nacionalización del Estado

Lo que hoy es nuestra patria, México, surgió de la acción conjunta de indígenas, mestizos, negros, mulatos y criollos, encabezados por Hidalgo y Morelos, y ya como Nación independiente ha sido salvada de su destrucción en diferentes momentos de nuestra historia: por Benito Juárez, del invasor extranjero; por Madero, Villa, Zapata y los Flores Magón, de una dictadura de 30 años, y por Lázaro Cárdenas y Lombardo Toledano, de la explotación y saqueo de las empresas petroleras trasnacionales, dando paso, en cada uno de estos momentos, a etapas de gran progreso y desarrollo, y de verdaderos avances en cuanto al régimen democrático.
Hoy nuestro país clama por ser rescatado de las manos de una secta neoliberal que gracias a los fraudes electorales, mentiras y corrupción, y ahora a base de represión y desapariciones forzadas, con el apoyo de la gran burguesía nacional y del imperialismo norteamericano, ha logrado mantenerse en el poder durante más de 30 años, en contra de la voluntad del pueblo mexicano y pisoteando permanentemente nuestra Constitución.
Rescatar a la patria implica expulsar del poder a dicha secta neoliberal y reemplazarla por un gobierno formado por las fuerzas progresistas de nuestro país, integrado por representantes de los sindicatos democráticos, de las organizaciones campesinas avanzadas, de las organizaciones políticas verdaderamente progresistas, de los pequeños y medianos empresarios mexicanos, de los estudiantes, profesionistas, científicos y artistas de pensamiento nacionalista.
En otras palabras, para rescatar a la patria se requiere de la nacionalización del Estado, es decir, de construir un gobierno y un Estado de nuevo tipo, cuya conducción y guía esté en manos de los mejores hombres, mujeres y jóvenes, que con una elevada moral y gran espíritu de servicio, conduzcan a nuestro país hacia nuevos estadios de progreso, bienestar, independencia económica y democracia.  

Organización y unidad

Lo que la historia de México nos ha enseñado es que para transformar a nuestro país de manera radical en el sentido del progreso, son necesarias dos cosas: en primer lugar organización, y también la unidad del pueblo, específicamente de sus fuerzas progresistas, democráticas y patrióticas, en un solo frente lo más amplio posible.
Sin organización y sin unidad, los movimientos y las manifestaciones se debilitan ante el enorme poder económico, propagandístico y represor del Estado. Los estudiantes solos no podrán hacerlo, tampoco los trabajadores, ni los campesinos, ni las organizaciones políticas progresistas, solas.
Desde la represión de 1968, los estudiantes no han contado con una organización nacional fuerte, que luche por sus intereses como jóvenes y estudiantes, por una educación apegada a los principios del artículo tercero constitucional, y que pueda sumarse a la lucha general del pueblo mexicano en contra de la política económica neoliberal del gobierno, fuente de todos nuestros problemas y desgracias.
Así que este es el momento de la organización, no solo de los estudiantes, sino de los trabajadores, campesinos, jóvenes, mujeres, y organizaciones políticas progresistas y revolucionarias.
Este es el momento también de la unidad de todas las fuerzas progresistas, democráticas, patrióticas y antimperialistas, en un solo frente, haciendo énfasis en lo que nos une, olvidando nuestras diferencias secundarias, elevando la práctica de la política al nivel de ciencia y rechazándola como lo que hasta ahora ha sido: la lucha por el poder, por el poder mismo, sin visos de moralidad alguna, solo para que unos cuantos se enriquezcan.
Esto no es un sueño, es absolutamente posible y las condiciones están dadas. Solo de esta manera alcanzaremos el propósito de expulsar a los neoliberales del poder y construir un gobierno de nuevo tipo, y un Estado al servicio del pueblo y de la Nación, para conseguir lo que desde siempre hemos anhelado: un pueblo con un buen nivel de vida, una patria desarrollada e independiente, y un régimen verdaderamente democrático en el que el pueblo trabajador tenga voz y poder de decisión.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

domingo, 7 de diciembre de 2014

Del sexenio del miedo al sexenio del terror.



*Artículo publicado en este mismo blog el 28 de noviembre de 2012

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ

¿Cuál de los graves problemas nacionales resolvió Calderón durante su sexenio? ¿Cuál resolvió el PAN en 12 años de gobierno? ¿Cuál los neoliberales en 30 años de usufructuar el poder? La respuesta es clara: NINGUNO.

El sexenio del miedo

El de Calderón fue el sexenio del miedo… miedo a la epidemia de influenza AH1N1… miedo a la crisis nacional y mundial… miedo de los gobernados a sus gobernantes y miedo de los gobernantes a gobernar… miedo a la delincuencia organizada… miedo a ser asaltado o asesinado… miedo al futuro… miedo de los padres por la seguridad de sus hijos… miedo a perder el empleo… miedo a quedarse sin vivienda y sin seguridad social… miedo a no tener qué comer el día de mañana… miedo de los campesinos a tener que vender sus tierras… miedo a morir de hambre…

Las cifras del miedo

Y estas son las cifras, y dado que la mayoría son de fuentes oficiales, las reales seguramente son mucho más preocupantes.

Educación

Entre los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el último lugar en gasto por estudiante con un promedio cercano a los dos mil 400 dólares anuales.
Siete millones 226 mil jóvenes de entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan, por lo que ocupamos el tercer sitio con mayor número de población juvenil inactiva.
De las tres mil 159 instituciones universitarias existentes hasta el ciclo escolar 2011-2012, dos mil 36 son particulares. En estos colegios se concentra un tercio de la matrícula total del nivel superior (33.25%), incluyendo posgrado.
Hay 5.4 millones de personas analfabetas, y de estas más de medio millón son jóvenes de entre 15 y 29 años; 10 millones de mexicanos no tienen completa la primaria, y 16 millones y medio no concluyeron la secundaria. En educación superior siete de cada 10 jóvenes en edad de estar en este nivel educativo no pueden hacerlo por falta de oportunidades y opciones.

Empleo

Del total de la población económicamente activa, cerca de tres millones de personas se encuentran desempleadas y otras casi cuatro millones subempleadas, y cerca de 14 millones se ubican en la economía informal y sin prestaciones. Además, tenemos un déficit de tres millones y medio de empleos.
Sin embargo, se considera que la población desocupada real se eleva a 8.6 millones de personas, que representa el 15.1% de la PEA, cifras mucho más realista que las oficial.

Salario e inflación

Pérdida de un 42 por ciento del poder adquisitivo del salario. Crecimiento económico de apenas 1.6 por ciento. Inflación del 4.33 por ciento.
En plena crisis económica el Impuesto Sobre la Renta (ISR) subió de 28% a 30% y el IVA de 15% a 16%.
En 2006, la gasolina Magna costaba 6.76 pesos y ahora 10 pesos; la Premium se cotizaba en 8.31 y ahora está en 10.36 y el diesel se elevó de 5.73 pesos a 10.36.
En materia de energía eléctrica, las cifras revelan un crecimiento del 29 por ciento y del gas LP de 33 por ciento.
A contracorriente, los salarios mínimos pasaron de 50.57 pesos diarios en 2007 a 59.82 2012. Es decir, solamente ¡9 pesos con 25 centavos! de incremento.

Pobreza alimentaria

En pobreza alimentaria se encuentran 21 millones 204 mil 441 mexicanos y en pobreza patrimonial 57 millones 707 mil 660. Existen 6.4 millones de trabajadores que ganan como máximo un salario mínimo, 10.7 millones perciben entre uno y dos salarios mínimos y 4.2 millones que trabajan pero no reciben ingresos.
En 11 años de gobiernos del PAN se importaron alimentos por 87 mil 193 millones de dólares, cifra superior a la deuda total externa del sector privado en su conjunto.
El sector agropecuario y pesquero perdió cinco por ciento de su dimensión en los últimos 12 años y por ello su incidencia en el PIB se redujo de 3.57 por ciento a 3.39.

Deuda y fuga de capitales

Fuga de capitales por 145 mil 10 millones de dólares. La deuda del gobierno federal (interna y externa) se incrementó 130% (pasando de un billón 791 mil 500 millones de pesos en diciembre de 2006, a 4 billones 84 mil 125.5 en mayo pasado) y 165% en el caso del sector público federal (pasando de un billón 878 mil 114 millones a 4 billones 988 mil 227.7 millones de pesos en el mismo lapso).
Lo anterior significa que en los seis años de “para vivir mejor”, la deuda por habitante pasó de 17 mil 226 pesos en noviembre de 2006 a 35 mil 514 pesos en mayo de 2012.
De 2007, primer año de gobierno de Felipe Calderón, la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) pasó de 500 mil 900 millones de pesos a 783 mil 200 millones al cierre del primer semestre de 2012.
De una deuda de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de 8 mil 482.2 millones, pasó al cierre del primer semestre de 2012 a un nuevo máximo histórico de 14 mil 705.2 millones de dólares.

Desnutrición infantil

La desnutrición crónica afecta en México a 1.8 millones de niños menores de cinco años, de los cuales al menos 170 mil que habitan las zonas marginadas de las ciudades y el campo presentan una situación aguda y mueren por enfermedades infecciosas, a lo que se suma la obesidad infantil que padecen 4.1 millones de niños entre cinco y 11 años de edad.

Violencia e inseguridad

Cerca de 70 mil ejecuciones producto de la “lucha” contra la delincuencia organizada, esto sin que haya disminuido el consumo de drogas ilícitas, por el contrario, ha aumentado.

En resumen

El gobierno de Calderón se caracterizó por sus grados extremos de violencia e inseguridad; por su agresividad contra el movimiento obrero independiente y en general contra la clase trabajadora; por sus medidas tendientes a privatizar la industria petrolera, la eléctrica, la seguridad social, la educación y la tierra.
Además, por un grave incremento en los niveles de miseria y pobreza del pueblo mexicano; por su rechazo total a las propuestas e ideas progresistas y revolucionarias, y contra quienes las promueven y sustentan, y porque nuestro país, durante su gobierno, se hizo más dependiente política y económicamente del imperio norteamericano, y perdió peso y prestigio en el mundo.
Por todo ello, el exilio disfrazado será el futuro de Calderón pues la mayoría del pueblo lo querrá ver en la cárcel, por lo menos.

El sexenio del terror

La imposición de la criminal contrarreforma laboral por parte de Peña Nieto, su amenaza de impulsar la reforma fiscal y la energética, que significarán más impuestos y privatizaciones, además del absurdo y descomunal cerco de seguridad instalado alrededor de la Cámara de Diputados de San Lázaro con motivo de su toma de posesión, solo son un presagio de los seis años de terror y oscuridad que le esperan a nuestro querido México, lo que se podría evitar a condición de que las fuerzas progresistas y democráticas de nuestro país luchen de manera unida con el propósito de cambiar la correlación de fuerzas en favor de los intereses del pueblo mexicano. Esperemos que así sea.
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Otra vez Los Chuchos

Una vez más Los Chuchos y su Sol Azteca, en proceso de convertirse en Enana Blanca, coquetean con el gobierno neoliberal de Peña Nieto y con el Partido (de) Acción Nacional (PAN) con el pretexto de firmar un “gran pacto nacional”, que no es sino una artimaña para continuar aplicando en nuestro país las tesis del neoliberalismo que tanto daño han causado a nuestro pueblo y a nuestra nación.
Los “líderes” perredistas están cavando su propia tumba y la de su partido, pero mientras tanto lo que hacen con sus alianzas con la derecha de dentro y de fuera del gobierno es confundir enormemente a nuestro pueblo y hacerle el juego a los neoliberales. Allá ellos, pero dentro de pocos años ya no serán nada. Ya lo veremos en las próximas elecciones.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

martes, 25 de noviembre de 2014

Desaparecidos




Por Roberto Escamilla Pérez.

El pasado 26 de septiembre, tres jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, fueron asesinados, y 43 más están desaparecidos, y ante la exigencia de millones de mexicanos de que los regresen con vida, Peña Nieto, los líderes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del Partido (de) Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), los grandes empresarios y el alto clero político, responden que todo debe ser por la vía de la ley, pacífica, y a través del diálogo, porque incendiar edificios y automóviles, bloquear carreteras, tomar casetas y aeropuertos, son acciones “violentas” y que tienen por objetivo la “desestabilización” del país, y detener su “camino” al progreso y desarrollo ya trazado por el Gobierno Federal y el Estado.

Los hechos

Un análisis de los hechos nos muestra claramente que si bien cualquier crimen es condenable, el de estos tres jóvenes estudiantes hijos de campesinos y la desaparición de otros 43, por sus características, constituye un hecho aberrante, propio de bestias, y que muestra la degradación social que los gobiernos neoliberales, desde 1982, han generado en nuestro país.
Además, constituye un crimen de Estado porque en él intervinieron, por acción o por omisión, autoridades, funcionarios e instituciones de los tres niveles de gobierno, en complicidad con la delincuencia organizada, e igualmente porque ha sido el Estado neoliberal, instituido a partir del régimen de Miguel de la Madrid, el responsable de la situación económica, política y social que sirvió como caldo de cultivo para la consumación de este monstruoso crimen, y de muchos otros más que no es necesario recordar por ahora.
Por otra parte, aunque no estemos de acuerdo con acciones como la destrucción o quema de oficinas o de vehículos, Peña Nieto, el Estado, el Gobierno, y sus partidos, como el PRI, el PAN y el PRD, carecen de autoridad moral alguna para condenar estas acciones y calificarlas como “desestabilizadoras”, porque: ¿Qué puede ser más desestabilizador que vender las empresas, bienes y recursos naturales de la nación?
En una actitud violenta, ilegal y desestabilizadora, desde 1982 los gobiernos neoliberales, el Estado neoliberal, y sus partidos, han “incendiado” y destruido miles de empresas propiedad de todos los mexicanos, y han “bloqueado”, no carreteras, sino el mismo desarrollo económico independiente del país y el progreso del pueblo mexicano, entregando nuestras riquezas a los grandes empresarios nacionales y extranjeros, y sumiendo en la más horrible pobreza a millones de mexicanos, y en una inseguridad que infunde terror.
¿No ahora mismo el Gobierno Federal está “incendiando” Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la educación pública y la Seguridad Social? ¿No es esto violencia contra el pueblo? ¿No por ella mueren diariamente decenas de mexicanos asesinados o por enfermedades producto de la pobreza y la desnutrición, así como por la nula o pésima atención médica?

Los provocadores

Finalmente, los responsables de los hechos “violentos” ocurridos en las recientes manifestaciones pacíficas, están bien identificados y, como en el caso de los delincuentes que mataron y secuestraron a los normalistas, en muchas ocasiones son utilizados por el propio gobierno para romper huelgas, como provocadores, para golpear a quienes se manifiestan pacíficamente, desprestigiar a los movimientos progresistas, desviar la atención de los asuntos fundamentales, y por funcionarios, políticos y político-empresarios, en su lucha por obtener o ascender a cargos públicos, y hasta para matarse unos a otros.
Por supuesto, los verdaderos actores de estas acciones violentas pocas veces son detenidos, y nunca procesados o castigados por las autoridades, pero sí lo hacen con jóvenes o ciudadanos inexpertos e ingenuos, que al calor de los hechos y por justa indignación, sin saberlo se ven envueltos en la trampa de la violencia y en la vorágine de los acontecimientos.
Con estos actos de provocación, el gobierno neoliberal también pretende infundir miedo entre el pueblo, y disuadirlo, a través del terror, de que éste continúe organizándose y manifestándose pacíficamente.   

La responsabilidad del Estado

En suma, el gobierno de Peña Nieto, el Estado y sus tres partidos, PRI, PAN y PRD, son los directos y únicos responsables de la muerte de los tres normalistas de Ayotzinapa y de la desaparición de 43 de ellos.
Primero porque intervinieron directamente un gobierno municipal y su policía, después por omisiones del Gobierno del Estado, y porque no actuaron ni la policía estatal, ni la federal, ni el Ejército para evitar el crimen.
Además, porque Peña Nieto es el jefe del Ejecutivo y actuó (y sigue haciéndolo) de manera negligente y omisa respecto a estos hechos, lo mismo que las autoridades federales de Gobernación y de Justicia, que sabían de los antecedentes de los directamente implicados
Finalmente, porque por más de 32 años, con la aplicación de las políticas económicas neoliberales, el Estado ha creado el caldo de cultivo perfecto para que ocurran esta clase de actos abominables.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com