Por
Roberto ESCAMILLA PÉREZ
Para
ello, Peña Nieto cuenta hoy con el llamado Pacto por México, un engendro
neoliberal que a pesar de su poco tiempo de existencia ha demostrado su
eficacia en el logro los objetivos para los cuales fue creado: facilitar las
privatizaciones, ganar aliados para el proyecto privatizador, y crear confusión
y falsas esperanzas entre el pueblo mexicano.
Además,
insistimos, la punta de lanza de esta estrategia privatizadora consiste en la permanente
reducción de los presupuestos asignados a PEMEX, a la industria eléctrica
nacionalizada, a la Seguridad Social y a la educación pública, en la promoción
y tolerancia de la corrupción en las mismas por parte de los gobiernos
neoliberales, y en la implementación de campañas de desprestigio en contra de
ellas, todo con el propósito de debilitarlas, hacerlas ineficientes a los ojos
del pueblo mexicano, y así tener los pretextos perfectos y crear las
condiciones para su total entrega a los grandes empresarios nacionales y a las
trasnacionales.
¿Cómo se están
privatizando la industria eléctrica, la Seguridad Social y la educación
pública?
Respecto
a la industria eléctrica, para nadie es un secreto que los generadores privados
de electricidad, violando la letra y el espíritu de la Constitución, con la
complicidad y el beneplácito de los gobiernos neoliberales, producen ya el 50
por ciento de la energía eléctrica que se consume en todo el país.
Además,
el panista Felipe Calderón asestó un artero golpe a esta industria del pueblo
al desaparecer de un plumazo a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC),
ilegalizando de paso al histórico y combativo Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME), enorme obstáculo para su proyecto privatizador,
despidiendo y dejando sin ingresos a miles de trabajadores electricistas y a
sus familias.
La
Seguridad Social sufre el mismo proceso privatizador puesto que los distintos
gobiernos federales, a partir de 1982, han ido concesionando a la iniciativa
privada cada vez más servicios que anteriormente realizaban las instituciones
de este sector y sus trabajadores, como las guarderías, la vigilancia, la
limpieza, la lavandería, análisis clínicos, de laboratorio, y toda clase de
estudios y exámenes especializados.
Incluso,
muchos medicamentos son adquiridos por el IMSS, el ISSSTE y demás instituciones
de salud del Estado en farmacias y laboratorios particulares para poder
surtirlos a los derechohabientes, fortaleciendo así a los servicios de salud
privados y debilitando a los del sector público.
En
lo que se refiere a la educación pública, su privatización acelerada es clara
para los mexicanos, más ahora con la reforma educativa propuesta por Peña Nieto
y recientemente aprobada, que entre otras consecuencias tendrá el abandono de
la infraestructura educativa por parte del Gobierno Federal e inestabilidad
laboral para los maestros, pues su permanencia o no en el sistema educativo
quedará al criterio de un organismo gubernamental que se creará para tal efecto
y que servirá como un instrumento de presión y manipulación hacia el SNTE y los
maestros en general.
Sin
embargo, la privatización de la educación pública es un proceso que se viene
dando a lo largo ya de aproximadamente 30 años, a tal grado que hoy existen en
la práctica dos sistemas educativos paralelos, uno público y uno privado (que
acapara ya cerca del 40 por ciento del alumnado en algunos niveles educativos),
y con dos conceptos opuestos de lo que debe ser la educación en México y del
tipo de ciudadanos que ésta debe formar.
Una
de las estrategias que en los últimos tiempos han aplicado los neoliberales
para privatizar la educación es utilizar recursos del Estado, que son del
pueblo mexicano, para subsidiar miles de becas de estudio en planteles
particulares de todos los niveles.
Contra el Pacto
de la ultraderecha, el Frente de los progresistas
Así,
a los mexicanos no nos cabe la menor duda de que Peña Nieto va con todo en
contra del patrimonio de los mexicanos, y otras pruebas de ello son las
recientes reformas a los estatutos del Partido Revolucionario Institucional (PRI)
con el propósito de poder impulsar abiertamente y sin obstáculo alguno la
privatización de PEMEX, y el IVA en alimentos y medicinas.
Asimismo,
en días recientes está en proceso una iniciativa priista en las
telecomunicaciones, que entre otras cosas propone que los empresarios extranjeros
interesados en esta área de la economía puedan poseer hasta un 100 por ciento
de las acciones en las empresas ya existentes y en las que se funden en el
futuro.
Por
todo ello, contra el Pacto por México, en el que vergonzosamente “Los Chuchos”
están participando entusiastamente y comprometiendo en ello a su partido, el
PRD, urge la formación de un gran Frente Nacional Democrático del que formen
parte todas las organizaciones y mexicanos progresistas y antineoliberales con
el objetivo de parar en seco las privatizaciones y todas las iniciativas
reaccionarias, antinacionales y antipopulares que está impulsando el gobierno
federal y sus aliados, y de una vez por todas sacarlos del poder para que se
gobierne para el pueblo y la Revolución Mexicana regrese a Palacio Nacional.
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