sábado, 6 de octubre de 2012

Criminal, la iniciativa de Reforma Laboral de Calderón.

Por: Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Quienes elaboraron, promueven y apoyan la iniciativa de reforma laboral de Calderón Hinojosa, como el Partido (de) Acción Nacional (PAN), los legisladores y líderes nacionales priistas, Peña Nieto, los grandes empresarios, los “intelectuales” de derecha, y los monopolios de la comunicación como TV-Azteca y Televisa, ignoran o pretenden ignorar la importancia que el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo tuvieron y tienen en el desarrollo económico del país, la democracia y en la elevación del nivel de vida del pueblo, así como su significación histórica.

La iniciativa calderonista

El Proyecto de Reforma Laboral propuesto por Calderón Hinojosa, casi idéntico a las iniciativas panistas y priistas anteriores, aunque su autor y defensores lo nieguen, viola el espíritu y la letra de la Constitución de la República, de su artículo 123 y de la Ley Federal del Trabajo.
En particular, atenta contra el carácter tutelar que el Estado mexicano, por ley está obligado a asumir a favor de los trabajadores en materia laboral y, por tanto, contra la esencia del Derecho Laboral surgido de la Revolución Mexicana iniciada en 1910, pues en lugar de resguardar los derechos de la parte más débil de los dos factores de la producción, como lo es el trabajador, los anula a favor de la parte económicamente fuerte, el patrón.
Por otra parte, limita el ejercicio del derecho de huelga, impone el modelo de contratación individual, obstaculiza la firma de contratos colectivos, condiciona la estabilidad en el empleo a la “productividad” impuesta unilateralmente, limita a 12 meses el pago de salarios vencidos y libera al patrón de pagar el reparto adicional de utilidades si obtuvo de la Junta de Conciliación y Arbitraje la suspensión correspondiente en tanto la situación perdure.
Esta propuesta, además de contener un sinnúmero de incongruencias, conceptos falsos, contradicciones y mentiras, impulsa la llamada “flexibilización laboral”, fomenta la inseguridad e inestabilidad en el trabajo, y legaliza la subcontratación o el denominado “outsorcing”, lesivo para los trabajadores.
Como parte de la “movilidad” o “flexibilización laboral” en marcha, el proyecto propone permitir el desarrollo de labores “conexas” o “complementarias” a la labor principal del trabajador (lógico, a criterio de las autoridades y los patrones); propone los contratos de capacitación inicial (lo que nos recuerda a los aprendices de la época de la dictadura porfirista), además de periodos de prueba y legalizar el trabajo de temporada, todo esto sin prestaciones, atentando, entre otras cosas, contra el derecho a crear antigüedad, lo que se prestará a múltiples injusticias, y agravará la inseguridad en el trabajo y el temor al futuro, principalmente entre los jóvenes.
Propone el pago por horas de trabajo y no por jornada laboral, la modificación del horario de trabajo y las llamadas “labores discontinuas”, lo que, por lógica, quedará a criterio del patrón.
Finalmente, el astuto Calderón, al más puro estilo de los propagandistas nazis, trata de manipular los sentimientos del pueblo mexicano y convencerlo de la “bondad” de estas reformas destacando los “beneficios” que supuestamente ofrece a los pequeños empresarios, a las mujeres, a los niños trabajadores, a los discapacitados y, en el colmo del cinismo, aboga por una supuesta “libertad sindical”, cuando todos sabemos que él y su partido, el PAN, son enemigos acérrimos de los sindicatos revolucionarios, de su autonomía e independencia.

Reformar para avanzar, no para retroceder

La pregunta que debemos hacernos los mexicanos, la clase trabajadora, sus líderes, los partidos revolucionarios y democráticos, y las personalidades verdaderamente progresistas, es: ¿Podemos confiar en una propuesta de reforma laboral que viene de quienes han llevado a millones de mexicanos a niveles de miseria, pobreza y desesperación nunca antes vistas, y a nuestro país a una enfermiza dependencia respecto a la economía norteamericana? Por supuesto que NO.
Cientos de veces lo hemos dicho: mientras que la Revolución Mexicana iniciada en 1910, y sus frutos, como la Constitución de la República y leyes como la Federal del Trabajo, no hayan alcanzado sus objetivos fundamentales, no morirán y estarán plenamente vigentes.
Claro está que tanto la Revolución Mexicana, como todas las leyes, se deben actualizar, adaptarlas de acuerdo a las circunstancias y a los tiempos actuales, darles nuevos objetivos, pero para avanzar en el sentido del mejoramiento del nivel de vida del pueblo, en el fortalecimiento de nuestra independencia económica y política, y en la ampliación del régimen democrático, no para retroceder, como lo pretende la reforma laboral que Calderón y los grupos neoliberales proponen.

Las razones históricas del 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo

Los reformadores olvidan que la Constitución de la República, su artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo surgieron en respuesta a las horribles condiciones de explotación y de miseria a las que los indígenas, campesinos y obreros mexicanos estaban sometidos durante la dictadura de Porfirio Díaz, y aún desde la época de la Colonia.
También pretenden ignorar que nuestras leyes se formularon como respuesta a la explotación de la que eran objeto nuestros recursos naturales y nuestro pueblo por parte de potencias extranjeras como los Estados Unidos e Inglaterra, y, por tanto, para el logro de nuestra independencia económica y política, y para la ampliación de nuestro régimen democrático, pues nuestro pueblo, sumido en la miseria y reprimido, no tenía la más mínima participación política ni electoral, y, por tanto, las decisiones acerca del destino y rumbo del país las tomaba un pequeño grupo de privilegiados, nacionales y extranjeros, dueños de las riquezas nacionales.
¿Han cambiado estas circunstancias? No, por el contrario, muchas de ellas se han agudizado desde que tomaron el poder los neoliberales en 1982, con gobiernos que han pasado por encima de la Constitución y demás leyes, como la Federal del Trabajo, violándolas, incumpliéndolas, y ahora queriendo “reformarlas” con la intención de quitarse para siempre un gran obstáculo para el logro de su propósito de entregar todas nuestras riquezas a la gran burguesía nacional y trasnacional.

¡Cúmplanse, no refórmense!

El artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo no son pues negociables ni prescindibles, y por tanto es infantil y ridículo echarles la culpa de que nuestro país no sea competitivo y de la supuesta baja productividad de los trabajadores mexicanos, cuando la responsabilidad de esta situación es de los gobiernos neoliberales y de sus políticas, que solo responden a las órdenes de los organismos financieros del imperialismo norteamericano, como lo son el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo que la conclusión lógica es que lejos de reformarse, lo que se debe procurar es su cabal cumplimiento para hacer avanzar a nuestro país por la senda del verdadero progreso, de nuestro desarrollo con independencia, con progreso social y democracia.
Además, para que nuestro país sea competitivo se requiere, entre otras cosas, apoyar de manera efectiva los pequeños y medianos industriales mexicanos; invertir en educación, mínimo el 8% del PIB como lo recomienda la ONU; impulsar la investigación científica y tecnológica, e invertir en la creación de empleos, en vivienda, en salud, etcétera, para tener mexicanos mejor capacitados, alimentados y saludables, para que puedan rendir más en el trabajo.
Para lograr todo ello se requiere de un Estado fuerte y de un gobierno federal de distinto tipo y carácter, y, por tanto, es necesario echar del poder, por ineptos y criminales, a los panistas y al resto de los grupos neoliberales encabezados por Salinas, Peña Nieto y otros, que conforman el cartel criminal más peligroso que existe en nuestro país, el de “Los Neoliberales”.

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¿Ignorancia, ingenuidad, convicción o corrupción en el PRD?

Por enésima ocasión desde su nacimiento, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en este caso sus senadores, se aliarán con la derecha, con el PAN, ahora para lograr la llamada “transparencia” al interior de los sindicatos.
¿Por qué creen los perredistas que el PAN apoya el voto secreto en los sindicatos? ¿Creerán que porque los panistas son los adalides de la democracia sindical? Solo un desquiciado, ignorante, ingenuo o corrupto podría creer que sí, porque la experiencia histórica y los hechos recientes nos han enseñado claramente que el PAN es el principal enemigo de los sindicatos y de su democracia interna, si no preguntémosles a los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y a los mineros.
La gran burguesía nacional y trasnacional, ayudados por el PAN y el resto de neoliberales, quienes cuentan con el poder económico y político absoluto, lo que pretenden es, utilizando todo ese poder, intervenir en la vida interna de TODOS los sindicatos con el propósito de convertirlos en abiertamente pro-patronales o “blancos”, con líderes mucho más nefastos que los que hoy tienen la mayoría de los sindicatos llamados “oficiales”.
Algunos pensarán que la situación en dichos sindicatos no podría empeorar, pero se equivocan completamente porque la gran burguesía instauraría sin duda prácticas de corte fascista al interior de los mismos; se equivocan como cuando decían que no podría ser peor el PAN que el PRI en el poder, y lo fue, y con mucho, pero algunos perredistas no aprenden… ni aprenderán.
La democracia sindical y la independencia de los sindicatos serán fundamentalmente producto de la lucha interna de los propios trabajadores, sin injerencias extrañas, ni del Estado, de los patrones o de los partidos políticos, cualquiera que sea su signo o su color.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com