sábado, 16 de marzo de 2013

Los neoliberales van por todo

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ
 
¡Viva el 75 Aniversario de la Expropiación Petrolera!
 
En un artículo anterior afirmamos, y probamos con datos y hechos precisos, que aunque el gobierno de ultraderecha de Peña Nieto lo niegue, Petróleos Mexicanos (PEMEX) sufre, desde hace ya más de 30 años, de un proceso privatizador, que este gobierno piensa llevar hasta sus últimas consecuencias aunque para ello tenga que mentir, amenazar, reprimir, comprar conciencias y partidos enteros, o violar el espíritu y la letra de la Constitución de la República.
Para ello, Peña Nieto cuenta hoy con el llamado Pacto por México, un engendro neoliberal que a pesar de su poco tiempo de existencia ha demostrado su eficacia en el logro los objetivos para los cuales fue creado: facilitar las privatizaciones, ganar aliados para el proyecto privatizador, y crear confusión y falsas esperanzas entre el pueblo mexicano.
Además, insistimos, la punta de lanza de esta estrategia privatizadora consiste en la permanente reducción de los presupuestos asignados a PEMEX, a la industria eléctrica nacionalizada, a la Seguridad Social y a la educación pública, en la promoción y tolerancia de la corrupción en las mismas por parte de los gobiernos neoliberales, y en la implementación de campañas de desprestigio en contra de ellas, todo con el propósito de debilitarlas, hacerlas ineficientes a los ojos del pueblo mexicano, y así tener los pretextos perfectos y crear las condiciones para su total entrega a los grandes empresarios nacionales y a las trasnacionales.
 
¿Cómo se están privatizando la industria eléctrica, la Seguridad Social y la educación pública?
 
Respecto a la industria eléctrica, para nadie es un secreto que los generadores privados de electricidad, violando la letra y el espíritu de la Constitución, con la complicidad y el beneplácito de los gobiernos neoliberales, producen ya el 50 por ciento de la energía eléctrica que se consume en todo el país.
Además, el panista Felipe Calderón asestó un artero golpe a esta industria del pueblo al desaparecer de un plumazo a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), ilegalizando de paso al histórico y combativo Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), enorme obstáculo para su proyecto privatizador, despidiendo y dejando sin ingresos a miles de trabajadores electricistas y a sus familias.
La Seguridad Social sufre el mismo proceso privatizador puesto que los distintos gobiernos federales, a partir de 1982, han ido concesionando a la iniciativa privada cada vez más servicios que anteriormente realizaban las instituciones de este sector y sus trabajadores, como las guarderías, la vigilancia, la limpieza, la lavandería, análisis clínicos, de laboratorio, y toda clase de estudios y exámenes especializados.
Incluso, muchos medicamentos son adquiridos por el IMSS, el ISSSTE y demás instituciones de salud del Estado en farmacias y laboratorios particulares para poder surtirlos a los derechohabientes, fortaleciendo así a los servicios de salud privados y debilitando a los del sector público.  
En lo que se refiere a la educación pública, su privatización acelerada es clara para los mexicanos, más ahora con la reforma educativa propuesta por Peña Nieto y recientemente aprobada, que entre otras consecuencias tendrá el abandono de la infraestructura educativa por parte del Gobierno Federal e inestabilidad laboral para los maestros, pues su permanencia o no en el sistema educativo quedará al criterio de un organismo gubernamental que se creará para tal efecto y que servirá como un instrumento de presión y manipulación hacia el SNTE y los maestros en general.
Sin embargo, la privatización de la educación pública es un proceso que se viene dando a lo largo ya de aproximadamente 30 años, a tal grado que hoy existen en la práctica dos sistemas educativos paralelos, uno público y uno privado (que acapara ya cerca del 40 por ciento del alumnado en algunos niveles educativos), y con dos conceptos opuestos de lo que debe ser la educación en México y del tipo de ciudadanos que ésta debe formar.
Una de las estrategias que en los últimos tiempos han aplicado los neoliberales para privatizar la educación es utilizar recursos del Estado, que son del pueblo mexicano, para subsidiar miles de becas de estudio en planteles particulares de todos los niveles.
 
Contra el Pacto de la ultraderecha, el Frente de los progresistas
 
Así, a los mexicanos no nos cabe la menor duda de que Peña Nieto va con todo en contra del patrimonio de los mexicanos, y otras pruebas de ello son las recientes reformas a los estatutos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el propósito de poder impulsar abiertamente y sin obstáculo alguno la privatización de PEMEX, y el IVA en alimentos y medicinas.
Asimismo, en días recientes está en proceso una iniciativa priista en las telecomunicaciones, que entre otras cosas propone que los empresarios extranjeros interesados en esta área de la economía puedan poseer hasta un 100 por ciento de las acciones en las empresas ya existentes y en las que se funden en el futuro.
Por todo ello, contra el Pacto por México, en el que vergonzosamente “Los Chuchos” están participando entusiastamente y comprometiendo en ello a su partido, el PRD, urge la formación de un gran Frente Nacional Democrático del que formen parte todas las organizaciones y mexicanos progresistas y antineoliberales con el objetivo de parar en seco las privatizaciones y todas las iniciativas reaccionarias, antinacionales y antipopulares que está impulsando el gobierno federal y sus aliados, y de una vez por todas sacarlos del poder para que se gobierne para el pueblo y la Revolución Mexicana regrese a Palacio Nacional.
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