martes, 22 de enero de 2013

El monstruo y sus engendros


Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ

Los lobos, junto con los lobos con piel de oveja, han suscrito un monstruoso acuerdo denominado Pacto por México, mismo que ya ha dado vida a sus dos primeros engendros: la reforma laboral y la reforma educativa, ambas a la medida de la oligarquía neoliberal que hoy usufructúa el poder en nuestro país y acordes con sus propósitos de seguir explotando la mano de obra barata de los mexicanos, saqueando las riquezas naturales de nuestro país, y de formar los cuadros científicos, técnicos y políticos que para lograrlo requieren.

El monstruo

Por sus motivaciones y objetivos reales, y por quienes lo suscribieron y apoyan, el Pacto por México es un verdadero monstruo que, además de provocar una gran confusión, intentar atraer aliados a la causa del neoliberalismo e infundir falsas esperanzas entre el pueblo, amenaza con destruir lo que aún queda de la obra que los revolucionarios mexicanos construyeron desde la lucha por nuestra independencia hasta la revolución iniciada en 1910.
Además de que el documento firmado por quienes integran dicho pacto está lleno de demagogia, de buenos deseos y de generalidades, no señala los medios ni las políticas que se aplicarán para el logro de los objetivos que en él se plantean, porque saben que para lograrlos tendrían que abandonar las políticas neoliberales que han venido aplicando en los últimos 30 años, lo que por lógica ni siquiera ha pasado por su mente.
Así, en realidad, esta alianza de los partidarios del neoliberalismo con aventureros como “Los Chuchos” y otras gentes mal llamadas de “izquierda”, tiene en la mira la privatización completa de Petróleos Mexicanos (PEMEX), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la educación pública y de la seguridad social, suprimir los aspectos avanzados de los artículos 3º, 27, 123 y 130 constitucionales, y destruir los sindicatos, especialmente los independientes y democráticos.

Preguntas obligadas

¿Cómo puede el Pacto por México proponerse el logro de una sociedad de derechos y libertades cuando se violan e ignoran de manera permanente los derechos y libertades del pueblo mexicano plasmados en la Constitución de la República como los derechos a la salud, al trabajo, a un ingreso digno y suficiente, a la educación, a una vivienda digna, a la participación política, a la libertad de organización y de opinión, al voto libre y secreto, y a tener una auténtica representatividad en los órganos de poder?
¿Cómo puede proponer el crecimiento económico, la creación de empleos y la competitividad si el gobierno insiste en aplicar las políticas económicas neoliberales que han logrado exactamente todo lo contrario: destrucción de la industria auténticamente nacional, una dependencia enfermiza respecto a la economía norteamericana, crisis, desempleo, miseria y, como consecuencia de todo ello, una baja productividad y competitividad de nuestra economía?
¿Cómo pueden decir que aspiran a lograr un México con seguridad y justicia cuando al menos 13 millones de mexicanos viven en la miseria más espantosa y cerca de 80 millones padecen diferentes niveles de pobreza sin perspectivas reales de salir de ella, lo que constituye en sí la peor de las injusticias y el perfecto caldo de cultivo para la inseguridad y la delincuencia?
Así, en tales circunstancias las promesas del Pacto por México en relación a la transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción son mera demagogia, y esto se demostró una vez más en las declaraciones patrimoniales del gabinete presidencial, llenas de inconsistencias, errores y claramente incompletas, e insuficientemente claras y transparentes, además de insultantes para los millones de mexicanos pobres pues estos funcionarios “reconocen” ingresos superiores a los 150 mil pesos mensuales (aunque la realidad es que perciben mucho más), pero sin reportar el número y valor de sus propiedades.
Finalmente hablan de “gobernabilidad democrática”, pero ¿cómo puede ser ésta una realidad si la clase trabajadora mexicana, compuesta por millones de ciudadanos, carece de una auténtica representación en los órganos de poder, que además de condicionados y limitados por su misma pobreza material, son presionados y manipulados de muy distintas maneras al ejercer su voto?

El engendro laboral

De inmediato, los verdaderos propósitos del Pacto por México saltaron claramente a la vista con la aprobación de una reforma laboral que debilitó el carácter tutelar del Estado mexicano en favor de los trabajadores, limitó el ejercicio del derecho de huelga, impuso el modelo de contratación individual, puso más obstáculos a la firma de contratos colectivos, condiciona la estabilidad en el empleo a la “productividad” impuesta unilateralmente, impuso la llamada “flexibilización laboral” que incrementará la inseguridad e inestabilidad en el trabajo, y legalizó la subcontratación o el denominado “outsorcing”, lesivo para los trabajadores.
Asimismo, como parte de la “movilidad” o “flexibilización laboral” se aprobó el desarrollo de labores “conexas” o “complementarias” a la labor principal del trabajador (lógico, a criterio de las autoridades y los patrones), igualmente los contratos de capacitación inicial, los periodos de prueba, el trabajo de temporada, el pago por horas de trabajo y no por jornada laboral, la modificación del horario de trabajo y las llamadas “labores discontinuas”, todo lo cual constituye un verdadero atentando contra las conquistas históricas de la clase trabajadora, y que agravará la inseguridad en el trabajo y el temor al futuro, principalmente entre los jóvenes.

El engendro educativo

Pero por si lo anterior fuera poco, el primer paso de una reforma educativa neoliberal mucho más amplia es también ya una triste realidad, y ahora, no contentos con las modificaciones reaccionarias hechas al artículo 3º constitucional en 1992 y 1993, durante el gobierno de Salinas de Gortari, y sin ir al fondo del problema educativo real en un país como el nuestro, el Pacto por México enfila sus baterías en contra de la organización de trabajadores más grande de América Latina, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), queriéndonos vender la idea de que los maestros y su organización sindical son los principales responsables de dicho problema.
Sin embargo, a pesar de la corrupción y derechización de muchos líderes sindicales, que sí afecta obviamente al sistema educativo, en realidad el problema de la educación tiene que ver con las políticas económicas neoliberales que se han aplicado en nuestro país desde hace ya más de 30 años, con el bajísimo presupuesto que se destina a la educación, a la ciencia y al desarrollo tecnológico, con la privatización real y acelerada del sistema educativo nacional, y con las contrarreformas al artículo 3º constitucional.

Dos aspectos que llaman la atención

De esta reforma llaman especialmente la atención dos puntos. El primero es el que señala que se fortalecerá la autonomía de gestión de las escuelas públicas, con lo que bajo el liderazgo de los directores y la participación de alumnos, maestros y padres de familia, podrán organizarse para mejorar la infraestructura del plantel, comprar materiales educativos, resolver problemas de operación básicos y cualquier otro “reto” que la escuela enfrente.
Esto en realidad derivará en el abandono por parte del Estado de estas responsabilidades y obligaciones para cargárselas en las espaldas de los empobrecidos padres de los educandos, y de los maestros y directores, lo que derivará en un mayor deterioro de la infraestructura educativa, en graves afectaciones a la economía familiar de la gente pobre y en otros conflictos al interior de las escuelas que traerán seguramente como consecuencia una mayor deserción escolar.
El segundo consiste en que el Ejecutivo Federal deberá tomar en cuenta a los padres de familia para determinar los planes y programas de estudio de la educación prescolar, primaria, secundaria y normal para toda la República.
Esto lo que en realidad significa es que se tomará en cuenta a la derecha, y a los elementos activistas y reaccionarios de la iniciativa privada, para determinar los planes y programas de estudio, porque “los padres de familia”, al menos los que se encuentran entre los 90 millones de pobres, no están representados por ninguna organización y en ningún lugar, y por tanto su voz no será escuchada.

Los principios del artículo 3º constitucional

Además, con toda la intensión de destruir la educación pública, los distintos gobiernos neoliberales, desde Miguel de la Madrid hasta el actual de Peña Nieto, han provocado el abandono del espíritu del artículo 3º, que señala que todo individuo tiene derecho a recibir educación, que el Estado tiene el derecho y la obligación de impartirla, que debe basarse en los resultados del progreso científico y que será gratuita.
Asimismo, que la educación deberá fomentar el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.
Que será laica, ajena a cualquier doctrina religiosa; que deberá luchar contra la ignorancia y sus efectos, la servidumbre, los fanatismos y los perjuicios.
Que impulsará la democracia, no sólo como un régimen jurídico y político, sino como un sistema fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Señala también que el criterio de la educación será nacional, atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura.
Y, finalmente, que la educación que imparta el Estado contribuirá a la mejor convivencia humana, sustentando ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos.
De haberse aplicado de manera consecuente el espíritu del artículo 3º constitucional, México no estaría en la pésima situación en la que se encuentra, no solo en el aspecto educativo, sino en lo económico, social y político, y tendríamos muchos profesionistas y técnicos, en los distintos niveles y áreas de la ciencia y la tecnología, que además de tener niveles dignos de vida, se preocuparían real y efectivamente por nuestro país y por el bienestar de nuestro pueblo, y contribuirían al fortalecimiento de nuestra independencia y desarrollo económico nacional.

Frente contra Pacto

Por ello, contra el siniestro Pacto por México, urge la unidad de las fuerzas democráticas y progresistas de nuestro país en un gran Frente Nacional que cambie la correlación de fuerzas, expulse del poder a los neoliberales y aplique un programa de gobierno apegado al espíritu que dio origen a las revoluciones de Independencia, de Reforma y a la iniciada en 1910, pero acorde a las condiciones actuales de nuestro país.
Correo electrónico: a_babor@hotmail.com