jueves, 30 de julio de 2009

Menos votos para el PAN, más democracia para México.

¿Qué ocurrió el 5 de julio pasado? ¿Cómo se pueden interpretar los resultados de este proceso electoral?, son algunas de las preguntas que nos hacemos muchos mexicanos, por lo menos los que tenemos el privilegio de poder reflexionar sobre estos temas y de participar de una u otra manera en política, cosa que no pueden hacer millones de compatriotas debido a la penosa situación económica por la que atraviesan.

¿A quienes representan los partidos políticos en México?

Para hacer un análisis certero de las pasadas elecciones debemos partir del hecho de que vivimos en un país capitalista subdesarrollado y dependiente, en una sociedad dividida en clases sociales y en la que cada partido político existente, defiende los intereses de alguna de ellas, o de uno de sus sectores.
Así, el Partido (de) Acción Nacional (PAN) es el representante de la gran burguesía nacional y de la extranjera asentada en nuestro país, de sus sectores más acaudalados y privilegiados.
Mientras tanto, el resto de los partidos, como el Revolucionario Institucional (PRI), el de la Revolución Democrática (PRD), el del Trabajo (PT), Convergencia, etc., representan los intereses de la pequeña y mediana burguesía nacional, y en su interior militan, además de elementos de la clase trabajadora, campesinos, maestros e intelectuales, pequeños y medianos empresarios mexicanos. Estos partidos suelen adoptar posiciones progresistas, pero, en razón a que también en ellos participan elementos reaccionarios y aventureros, y a otros factores, como la correlación de fuerzas en su interior y en el país, toman a veces posiciones de derecha.
La clase trabajadora de la ciudad y del campo, manual e intelectual, que constituye la inmensa mayoría de la población, no está fielmente representada por ninguno de estos partidos, es decir, ninguno de ellos se propone la transformación radical de la sociedad a favor de los trabajadores mexicanos, quienes, por tanto y por el momento, carecen de representación en el Poder Legislativo, lo mismo que en ningún otro de los Poderes, ni a nivel federal, ni en los estados, ni en los municipios.

El entorno nacional e internacional.

Es necesario considerar, asimismo, el entorno en el que este proceso electoral se desarrolló, caracterizado por una profunda crisis económica mundial, que está siendo particularmente grave en México, y que ha traído como consecuencia el aumento de la pobreza, desempleo, insalubridad, desesperanza entre la juventud, drogadicción, violencia, inseguridad pública y un inusitado crecimiento de grupos delictivos extremadamente violentos.
Por último, pero no menos importante, debemos tomar en cuenta el hecho de que en nuestro país la derecha gobierna desde 1982, cuando arribaron al poder los grupos neoliberales que existen al interior del PRI, grupos que posteriormente cedieron el poder al partido de la derecha tradicional en México, el PAN, quienes con su política económica han conducido al país a una situación de enorme dependencia respecto a la economía norteamericana y han sumido al pueblo mexicano en la miseria, creando las condiciones internas perfectas para que se generara una crisis tan aguda como la que estamos padeciendo los mexicanos.

Los resultados.

En base a las anteriores consideraciones es fácil entender lo ocurrido en el pasado proceso electoral y sus resultados. Así, el estrepitoso fracaso del PAN y del gobierno para imponer a sus candidatos, y la pérdida que sufrieron de más de 5 millones de votos en relación a los obtenidos en las elecciones del 2006, se debió fundamentalmente a dos factores: primero, a su responsabilidad en la grave crisis económica y social por la que atraviesa nuestro país, y, segundo, a la toma de conciencia de grandes sectores de la población acerca de lo que el PAN realmente representa, gracias en gran parte al activar de partidos y organizaciones de todo tipo que se congregaron en torno a la alianza Salvemos a México y a Andrés Manuel López Obrador, que junto con miles de mexicanos hicieron suyo un programa progresista y antineoliberal bajo la consigna de derrotar en las urnas a la derecha.
Por otra parte, el derrumbe electoral del PRD se generó por tres razones: a su división interna; a que su actual dirigencia no está formada por sus elementos más avanzados; y finalmente a que fueron incapaces de elaborar y enarbolar un programa avanzado, progresista, antineoliberal, que explicara y propusiera soluciones viables a los graves problemas por los que atraviesa el pueblo mexicano.
En cambio, el PT y Convergencia aumentaron sus votos y lograron conservar su registro como partidos políticos nacionales gracias a la alianza progresista que encabezaron, apoyada por López Obrador y por decenas de organizaciones de todo tipo, sindicales, campesinas, populares y políticas, como el Partido Popular Socialista (PPS) encabezado por Manuel Fernández Flores, ex dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), partido que transitoriamente carece de registro, pero no de actividad, y que posee un significativo prestigio e influencia en sectores importantes de la población, principalmente de la clase obrera.
El PRI aumentó su votación no en base a ideas nuevas, avanzadas, progresistas o antineoliberales, porque no enarboló una plataforma electoral de estas características, sino gracias a la crisis, al descontento de la población con la manera de gobernar del PAN, y a la división al interior de partidos como el PRD.
Por otra parte, los votos obtenidos por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y por el Partido Alianza Nacional (Panal) fueron producto de su oportunismo, de la coerción, del engaño y de la manipulación del estado de ánimo en el que se encuentran muchos mexicanos debido a la crisis, a la pobreza y a la violencia, de todo lo cual los monopolios televisivos se hicieron partícipes, así como algunos medios escritos sin ética ni moral.

Abstencionismo y votos nulos.

El alto grado de abstencionismo, que en esta ocasión fue de cerca de más del 55%, así como los votos nulos, que no son fenómenos nuevos, se deben a factores de fondo y a otros coyunturales. Entre los primeros podemos mencionar a la pobreza y al bajísimo nivel educativo y cultural en el que, para su conveniencia, este sistema mantiene a millones de mexicanos; asimismo, al hecho ya señalado de que en estas elecciones no participó un partido que represente verdadera y fielmente los intereses de los trabajadores manuales e intelectuales de la ciudad y del campo, que constituyen la inmensa mayoría de la población; y, finalmente, a la perversión que han hecho de la política muchos de los que dirigen los partidos con registro, que de una ciencia la han convertido en un negocio y en una aventura, decepcionando con ello a millones de mexicanos que prefieren, ya no digamos no afiliarse a ninguno, sino ni siquiera votar en los procesos electorales.
Entre los factores coyunturales que contribuyeron al abstencionismo se encuentra el hecho de que vivimos una de las peores crisis en la historia moderna de México y del mundo; asimismo, la división al interior de partidos progresistas como el PRD, y entre éste y otros partidos como el PT y Convergencia; y la carencia, por parte de éstos, de un programa y propuestas claras, de carácter abiertamente antineoliberal, que realmente contribuyan a que salgamos de la crisis, a elevar el nivel de vida del pueblo, a lograr un auténtico régimen democrático y la independencia económica, política y científico-tecnológica de nuestro país respecto a la economía norteamericana.
De los “anuleros” (los que invitaban a los mexicanos a anular su voto) sólo podemos decir que fracasaron estrepitosamente y que el camino que les queda es convertirse en un partido político más, pero de derecha, dadas las propuestas que enarbolaron durante todo el proceso electoral y al apoyo que tuvieron de los monopolios televisivos, de algunos otros medios de comunicación, y de intelectuales y escritores de claras tendencias reaccionarias.

El balance.

Sin embargo y pese a todo, los mexicanos podemos congratularnos del fracaso electoral del PAN, porque el hecho en sí implica ya un avance democrático debido a lo que este partido representa y ha representado en la historia de México; asimismo, otro aspecto positivo que podemos rescatar de las pasadas elecciones es la toma de conciencia, en amplios sectores del pueblo, acerca de la necesidad de combatir las políticas económicas neoliberales con un programa de carácter progresista, y de la urgencia de constituir un gran Frente Nacional Democrático, Patriótico y Progresista para lograrlo y derrotar definitivamente a la derecha en las elecciones del 2012.

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¡No a la Cédula de Identidad Ciudadana!

Venida del PAN y de un gobierno de derecha como lo es el de Felipe Calderón, la Cédula de Identidad Ciudadana constituye un instrumento de inspiración fascista creada para controlar, amedrentar y reprimir al pueblo mexicano, a sus organizaciones representativas, y a los elementos progresistas y avanzados, por ello todos los mexicanos debemos decir NO a su creación.

El narco es enemigo del pueblo: Calderón.

“Los que son enviados a la guerra no saben que el que los dirige es el enemigo, que el que habla del enemigo es el propio enemigo”: Bertolt Brecht.

El negado derecho a la salud y a la vida.

Es increíble e indignante, un verdadero crimen, que mientras se gastan millones y millones de pesos en una falsa lucha contra la delincuencia organizada, para subsidiar a los más ricos con el FOBAPROA-IPAB y para pagar puntualmente los intereses de una injusta e impagable deuda externa, el gobierno neoliberal panista de Felipe Calderón anuncie que sólo se tendrán en México, hasta el mes de octubre, 5 millones de dosis de la vacuna contra el virus de la influenza humana AH1N1, y no las dosis suficientes para inmunizar a todos y cada uno de los mexicanos.
Coreo electrónico: a_babor@hotmail.com
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