martes, 15 de abril de 2008

Lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

¿Desde cuándo el Partido (de) Acción Nacional (PAN) está a favor de fortalecer las empresas en manos del Estado? ¿Ha modificado ya sus documentos básicos? ¿Ha renunciado ya a su oprobiosa y negra historia de oposición a la Constitución de la República y a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana de 1910? ¿Ha dejado de ser aliado de las fuerzas más reaccionarias del país y del imperialismo norteamericano?

El PAN de ayer, el PAN de siempre.

No, el PAN sigue siendo aquel partido que fue fundado en 1939 por un grupo de acaudalados personajes encabezados por Manuel Gómez Morín; que deseó que Adolfo Hitler ganara la guerra para gobernar a México de acuerdo con su filosofía; que combatió al general Lázaro Cárdenas del Río llamándolo “comunista”; que siempre se ha opuesto a la aplicación de la Constitución de la República, principalmente a los artículos 3º, 27, 123 y 130; que aprobó las reformas al artículo 82 constitucional para que un hijo de extranjeros, como Fox, pudiera ser Presidente de la República.
Es el mismo que, junto con De la Madrid, Zedillo y Salinas, privatizó cientos de empresas públicas y pugna por hacer lo mismo con la seguridad social y la educación; que aprobó las reformas al artículo 27 para la destrucción del ejido y la privatización de la tierra; que se convirtió en cómplice e impulsor del IPAB-Fobaproa y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); que orquestó y apoyó los tres más grandes fraudes electorales en la historia moderna de nuestro país, los de 1988, 2000 y 2006.
El PAN es el partido que representa los intereses de los hombres más ricos del país (que son sus dueños y quienes lo dirigen), los del clero político y del imperialismo norteamericano y sus trasnacionales; es el partido del doble lenguaje y de la doble careta; es el que presumía que Salinas estaba gobernando con su programa.
Ha sido el PAN el principal impulsor de las políticas económicas neoliberales que han traído miseria al pueblo, que han sumido a nuestra patria en la dependencia respecto a la economía norteamericana y que han generado una situación de violencia e inseguridad nunca antes vistas; es el partido de la corrupción y de la inmoralidad, y ahí está el legislador-litigante Diego Fernández de Ceballos y sus terrenos de “Punta Diamante”, Guerrero, las toallas de 7 mil pesos de Marthita Sahagún, los negocios oscuros de los Bibriesca, hijos de Martha, y los recientes escándalos de corrupción en los que está implicado el actual secretario de Gobernación del gobierno federal panista, Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Y, finalmente, el PAN es el partido de la demagogia y de las promesas incumplidas, como lo hizo Fox cuando prometió un crecimiento económico del 7% y alcanzó el 0%. Así pasará con el “Presidente del Empleo” y su promesa del “País de las Maravillas”, muy al estilo Salinas cuando privatizaba cientos de empresas con el pretexto de “vender bienes para remediar males” o cuando negociaba el TLCAN prometiendo llevarnos al “primer mundo”.

El PAN de hoy y su Reforma Energética.

Así, las promesas de Calderón no son más que demagogia, como cuando al celebrarse el 202 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, el pasado 21 de marzo, estando al lado de Mouriño Terrazo, secretario de Gobernación, pidió a todos los mexicanos honestidad y respeto a las leyes y a las instituciones. ¡Qué gran espectáculo tragi-cómico estamos presenciando los mexicanos! Si no fuera porque lo que está en juego es el futuro de la nación y de las nuevas generaciones, sería como para morirse de risa.
El PAN y la nación siempre han caminado en sentidos opuestos. Los intereses del PAN nunca han coincidido, ni coincidirán jamás, con los de la inmensa mayoría de los mexicanos, y esto se demuestra una vez más con su llamado “Diagnóstico sobre PEMEX” y su propuesta de Reforma Energética, que más se parecen al diagnóstico y a la receta de un médico mediocre o corrupto, que no sabe lo que tiene el paciente, le inventa enfermedades y le da cualquier medicina con tal de seguirle sacando dinero, hasta que lo mata.
El diagnóstico del gobierno no muestra la realidad de Petróleos Mexicanos (PEMEX), pues lo que está destruyendo a esta empresa es precisamente la privatización de la que ya está siendo objeto, la corrupción y la pésima administración de los gobiernos neoliberales y panistas de los últimos años, permitida precisamente para tener el pretexto de privatizarla. No hay la mínima intención de sacarla adelante como empresa del Estado.
Asimismo, la iniciativa de Reforma Energética de Calderón lo único que propone, en esencia, es la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, en PEMEX, como si ésta fuera la única y real salida a la situación por la que atraviesa la paraestatal.
Y adereza la iniciativa con una propuesta demagógica, al más puro y burdo estilo del llamado “capitalismo popular”, es decir: la puesta en venta de los denominados bonos petroleros, que podrán adquirir todos los mexicanos para sentirse, ahora sí, dueños del petróleo. Lo mismo se hizo al privatizar TELMEX, dieron acciones al sindicato para hacerlos sentir “parte de la empresa”. El propósito real del PAN es desmovilizar al pueblo en la lucha por sus derechos. El Sindicato de Telefonistas no hizo nada en su momento. ¿Lo mismo ocurrirá con el Sindicato de Petroleros?
¡Qué cinismo! ¡Qué desvergüenza! ¡Cuán demagogo y maniobrero es este gobierno de Calderón! ¿Cuántos bonos podrán comprar los 70 millones de mexicanos que vivimos en la pobreza? Es una burla, es una mentira que, repetida millones de veces, tratarán de hacerla pasar por verdad y así engañar y desmovilizar al pueblo de México en su lucha por la defensa del petróleo.
¿Qué se requiere de tecnología de punta? ¿Y la UNAM y las universidades de los estados? ¿Y el Instituto Politécnico Nacional? ¿Y los centros de investigación? ¿Y nuestros científicos, ingenieros y técnicos? ¿No cuentan? Calderón los ignoró porque no confía en el talento de los mexicanos.
Seguramente comenzarán a alzarse voces de decenas de “intelectuales” a sueldo o ingenuos que pedirán para Calderón “el beneficio de la duda” o que empezarán a decir que “si le va bien a Calderón, le irá bien a México” o que “lo que es bueno para Calderón, es bueno para México”, o “ideas” por el estilo. A Fox le dieron “el beneficio de la duda”, a él y a su esposa les fue muy bien, pero a México le fue muy mal. La realidad no miente: ni un solo avance ha tenido nuestro país con los gobiernos panistas. Ni uno solo.
Después, si no se aprueba la iniciativa de Calderón, culparán a las fuerzas progresistas por ello, al FAP, al PRD, a López Obrador, de “las consecuencias”, de las “calamidades que vendrán”, cuando éstas son producto de la política neoliberal del gobierno, cuando lo que se quiere es un cambio, pero no para retroceder, como lo quiere el PAN, sino para avanzar, como lo queremos la inmensa mayoría de los mexicanos.
La verdad es que no hay duda: por lo que el PAN es, por su origen, por su historia, por quienes lo dirigen, por lo que los gobiernos panistas han hecho a lo largo de ya casi siete años en el poder, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo que es bueno para el PAN y Calderón, es malo para México.

Rescatemos a PEMEX.

Rescatar a PEMEX no significa sólo oponernos a que sea privatizada y vendida a los monopolios extranjeros, sino que retome su sentido original, es decir, que se ponga al servicio de la nación y de todos los mexicanos, no sólo de unos cuántos. Además, debemos condenar todo acto de corrupción del que sea víctima por parte de funcionarios o trabajadores de cualquier nivel, y exigir que se cumplan con todas las normas ecológicas para la protección y cuidado del medio ambiente y del resto de nuestros recursos naturales.
Significa también combatir la política económica neoliberal en general, porque afecta negativamente todo, lo económico, lo social y lo político, y por supuesto a empresas estratégicas como PEMEX, principalmente por las grandes cantidades de dinero que se destinan al pago del IPAB-Fobaproa y al de los intereses de la deuda externa.
También implica encontrar para PEMEX el equilibrio entre no abandonar el impulso que le da al desarrollo de toda la economía del país y a la elevación del nivel de vida del pueblo, a través de obras y recursos que entrega a los estados y a la federación, y tener los medios necesarios para modernizarse realmente, invirtiendo en su mantenimiento y expansión constante en los rubros que más convengan al país y que más ganancias y divisas nos dejen, lo que finalmente redundará en beneficio de la nación y del pueblo.
Es necesario también impulsar a todos los centros de investigación nacionales y a las instituciones de educación superior, como el IPN y la UNAM, vinculándolas al desarrollo de la industria petrolera, y a la industria mexicana en general, para que nos permita generar los cuadros necesarios para el manejo y generación de tecnología de punta que es indispensable para nuestro desarrollo.
La solución a nuestros problemas económicos y el desarrollo y modernización de PEMEX no lo debemos buscar en las profundidades del mar, sino en una profunda transformación de nuestra industria petrolera, pero con sentido nacionalista y popular.
Asimismo, dada la trascendencia de la expropiación petrolera realizada por el general Lázaro Cárdenas del Río, y para fortalecer las convicciones nacionalistas y patrióticas de nuestro pueblo, debemos proponer reformar la Ley Federal del Trabajo para que el 18 de marzo sea declarado como Día de la Independencia Económica y la Soberanía Nacional, otorgándole la misma importancia que a otras fechas históricas, como el 16 de septiembre, el 20 de noviembre o el primero de mayo.

El debate de cuatro días de 1992.

El debate que se dio para reformar los artículos 3º, 5º, 24, 27 y 130 constitucionales, y para aprobar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, con el propósito de devolverle privilegios al clero político, duró sólo ¡¡¡cuatro días!!!, pues se produjo el 17 y 18 de diciembre, y el 7 y 9 de julio de 1992, en la Cámara de Diputados. Lo mismo sucedió con las contrarreformas al artículo 27 de la Constitución y para aprobar la Nueva Ley Agraria, que tuvieron el objetivo de privatizar el ejido. Es decir, lo que a Benito Juárez y a Emiliano Zapata les llevó toda una vida, los salinistas de esa época y el PAN lo destruyeron en unos cuantos días.
Los diputados del Partido Popular Socialista (PPS), en aquel entonces, pidieron un debate nacional, amplio y abierto, para escuchar las opiniones del pueblo mexicano y de sus organizaciones representativas, lo pidieron por escrito y en innumerables ocasiones en tribuna, pero los panistas y los salinistas se negaron a ello, y el debate sólo se dio en las Cámaras de Diputados y de Senadores, se burlaron del pueblo, mayoritearon y aprobaron esas contrarreformas.

El debate de hoy.

Por eso el FAP tiene razón. Se requiere, efectivamente, un debate nacional amplio, en todo el país, en el que participen no sólo especialistas en el tema, científicos y profesionistas, sino todos los partidos políticos, con o sin registro, organizaciones de profesionistas, sindicatos y agrupaciones campesinas e indígenas, organizaciones estudiantiles y juveniles, los ciudadanos en general, para que expresen su sentir y sus propuestas, y traducirlas en una reforma energética que realmente contribuya al fortalecimiento de PEMEX como empresa del Estado y al servicio de México y de los mexicanos.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA.

Algunos precandidatos en Campeche están confundiendo las elecciones del 2009 con un concurso de juventud y belleza. No se dan cuenta que la juventud no es un mérito, sino una condición, y que no garantiza un pensamiento progresista y mucho menos revolucionario, así, Carlos Felipe Ortega Rubio y Fernando Eutimio Ortega Bernés se perfilan, en el PRI, como sus mejores cartas…
Lo dicho, Carlos Oznerol Pacheco Castro, presidente municipal de Campeche, no pudo con el paquete, sucumbió a las presiones y anunció la privatización del basurero municipal creyendo que esa es la mejor solución al grave problema de contaminación que éste representa, pero no es así y los problemas que vendrán serán más graves, empezando porque seguramente dentro de poco los ciudadanos tendremos que pagar por el servicio de recoja de basura. Los privatizadores están metidos hasta en la cocina. Comprobamos así lo que dijimos en el párrafo anterior: ser joven no evita pensar como Don Porfirio Díaz. …
¿Expropiar terrenos ejidales? Algunos funcionarios federales no saben lo que dicen, pero sí lo que hacen. Se expropia la propiedad privada por interés público, pero lo que van a hacer con 15 mil hectáreas del ejido Champotón, Campeche, no es expropiación, es una auténtica privatización, una acción claramente inmoral e injusta, sobre todo cuando quien supuestamente está detrás de todo esto es la empresa “Golden Gate”. Lo que requieren los campesinos es de una verdadera política agraria progresista que los apoye de manera integral para sembrar sus tierras…
Manlio Fabio Beltrones, coordinador de senadores del PRI, dijo recientemente que “El debate político ya está agotado, hay que pasar al técnico y científico para construir una salida viable a PEMEX”. Así piensan y hablan quienes han olvidado que la política es una ciencia y la han convertido en una aventura…
¿Quién les dijo o les hizo creer a los del PRD que la única o mejor manera de elegir a sus dirigentes es a través de una elección pública y con el voto “universal, directo y secreto” de sus militantes? No es la única manera, ni la más adecuada, ni necesariamente la más democrática de hacerlo. La democracia tiene más que ver con el fondo que con las formas…
Los delegados de las dependencias federales en Campeche, todos ellos panistas, se han convertido en impulsores y promotores de la privatización de las tierras ejidales y de servicios públicos como el agua potable o la recoja y manejo de la basura, o andan haciendo abierto proselitismo político, olvidándose de sus verdaderas funciones, en acciones inmorales y violatorias de la ley, y algunos les hacen el juego... Correo electrónico: a_babor@hotmail.com
http://ababor-roberto.blogspot.com/

jueves, 3 de abril de 2008


Las reformas que vienen: la Energética.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Es necesario ponerse en pie,
y ver lo que pasa en el mundo,
para que no pase lo que se puede evitar.

José Martí.

Habiendo sido aprobadas las Reformas Hacendaria y Electoral, los mexicanos vemos ya claramente que la minoría neoliberal, que es mayoría en el gobierno, pretende conservar la “estabilidad” y el “desarrollo” en base al sacrificio, hambre y sufrimiento del pueblo, y desea perpetuar la dictadura de los grandes empresarios nacionales y extranjeros mediante la aplicación de las políticas económicas neoliberales en los ámbitos económico, político y social, que no están pensadas para resolver los graves problemas del pueblo y de la nación, y que, aplicadas a nivel mundial, están poniendo en riesgo la existencia misma de la humanidad.

La Reforma Energética.

Viene pues, entre otras, la Reforma Energética, que para el gobierno neoliberal se resume en una sola idea: reformar la Constitución General de la República, y demás leyes, para permitir, legalmente, la privatización de las industrias eléctrica y petrolera en manos del Estado, posibilitando, así, la inversión extranjera sin límites en Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC).
A esto se limita la “sesuda” y “maravillosa” propuesta que, según el gobierno, sacará a nuestro país de todos sus problemas, propuesta que para concebirla les costó seguramente muchas noches de desvelo e incontables horas de profunda reflexión a Calderón Hinojosa, a su partido, el PAN, a las cúpulas empresariales y al resto de neoliberales.

¿Las privatizaciones son la solución?

Pero si esto es la solución para el país, ¿por qué no nos ha beneficiado para nada la privatización de cientos de empresas del Estado llevadas a cabo desde el gobierno de Miguel de la Madrid, como la ferrocarrilera, azucarera, carretera, minera, de telefonía, satelital, portuaria, de transporte aéreo, de televisoras (como Canal 13), de la banca, entre muchas otras?
Porque la inmensa mayoría de éstas, hoy privatizadas, han quebrado o se encuentran en crisis debido a la corrupción y ambición de sus nuevos propietarios, que finalmente termina pagando el pueblo mexicano con los famosos “rescates”, como el bancario, el carretero, el azucarero y ahora hasta el satelital, con la quiebra de Satélites Mexicanos (Satmex).
Otras, como Telmex, han servido para hacer fortunas enormes, inexplicables e insultantes en medio de la pobreza del pueblo, y algunas más, como los bancos, se encuentran en manos de extranjeros, con consecuencias trágicas para los trabajadores de las mismas y para la nación.

Ferrocarriles, un ejemplo.

Como ejemplo tenemos lo que fue Ferrocarriles Nacionales de México (FNM). Al privatizarse, en 1995, durante el régimen de Zedillo, se dijo que los ferrocarriles se iban a modernizar, que sus trabajadores serían recontratados y que su servicio mejoraría.
Sin embargo, sucedió todo lo contrario, pues una vez privatizada se suspendió de inmediato el servicio de transporte de pasajeros, quedando solamente el de carga; las vías y las máquinas siguieron siendo las mismas y se fueron deteriorando; se quedaron sin empleo cerca de 68 mil trabajadores; y finalmente, la empresa extranjera a la que prácticamente se le regaló FNM (en el caso de esta región sureste, la norteamericana Genesee Wyoming Inc.), se fue y dejó la concesión por “incosteable” y todos sus trabajadores quedaron repentinamente desempleados.
Lo anterior tiene una explicación muy sencilla: si un gran empresario, nacional o extranjero, compra una empresa del Estado, lo hace para obtener ganancias, este es su principal objetivo, no para servir al pueblo o a la nación. Las trasnacionales no son damas de la caridad, como tampoco lo son los que están en la lista de “Forbes”.

Los apagones: muestra de la ineficiencia y corrupción de las trasnacionales eléctricas.

Es falso igualmente que con la privatización mejoraría el servicio de empresas como la CFE, y para comprobarlo sólo basta recordar los apagones de los que fueron responsables los monopolios eléctricos privados en Estados Unidos (2003) y en Argentina (2002).
El jueves 14 de agosto del 2003, un apagón en los Estados Unidos dejó sin energía eléctrica por tres días a 50 millones de personas de la costa noreste estadounidense y del sureste canadiense; afectó a ocho de sus estados y a ciudades como Nueva York, Toronto y Ohio, entre otras. Las pérdidas materiales fueron de 3 mil millones de dólares diarios y la CFE mexicana tuvo que entrar en su auxilio.
En Argentina, el apagón del 4 de noviembre del 2002 afectó a 13 millones de personas y, antes, en 1999, se había producido el más prolongado de su historia, en el que decenas de barrios estuvieron sin electricidad durante 11 días.

Consecuencias de una Reforma Energética neoliberal.

Entonces, privatizar PEMEX, la CFE y la CLyFC significaría, en resumidas cuentas: despidos masivos de sus trabajadores; encarecimiento de sus servicios y productos; la pérdida de enormes recursos que, aún hoy, de una u otra manera, son utilizados en beneficio del pueblo y nos permiten gozar, como país, de cierta estabilidad e independencia respecto al exterior (siendo falso que esto sea un logro de los panistas).
Asimismo, el aumento de los precios de las gasolinas y de las tarifas eléctricas, repercutiría de manera grave en la inflación y en la carestía de la vida.
Por otro lado, una industria eléctrica en manos de extranjeros afectaría a la pequeña y mediana industria nacional e iría dejando a miles de pequeñas comunidades del país sin el servicio, por no resultarles esto redituable.
Sin embargo, lo más grave sería que se cerraría, por muchos años, la posibilidad para nuestro país de alcanzar realmente un desarrollo económico con independencia y progreso social, pues estas industrias son básicas para lograrlo.

Dejar de invertir es una forma de privatizar.

Las industrias petrolera y eléctrica mexicanas han sido largamente ambicionadas por los monopolios extranjeros, principalmente de los EU, pues saben que son industrias redituables, altamente rentables, y estratégicas para cualquier país del mundo, de lo que que, al parecer, los únicos que no están conscientes son los neoliberales mexicanos y sus gobiernos.
Por ello, PEMEX, junto con la CFE y la CLyFC, han sido objeto de una privatización permanente, relativamente silenciosa, pero cínica por anticonstitucional.
Así, se ha reclasificado la petroquímica básica dejando en ésta sólo unos cuantos productos del petróleo, para los demás abrirlos completamente a las inversiones extranjeras; mediante los llamados Contratos de Servicio Múltiples se han concesionado a particulares muchas áreas que antes eran atendidas por la propia paraestatal, como la exploración y perforación, a tal grado que se habla ya de concesionar a una empresa norteamericana hasta la construcción y vigilancia de los ductos, lo que, admiten cínicamente, pagará el consumidor, es decir, el pueblo mexicano.
Asimismo, han sido despedidos miles de trabajadores de PEMEX en los últimos años, y otros tantos han visto reducir sus salarios y prestaciones; se ha permitido la generación de energía eléctrica por particulares, etc. Además, dejar de invertir en las empresas en manos del Estado, es una forma de privatizarlas.

PAN, virus letal.

No es un secreto que desde su fundación, el PAN se ha opuesto a la intervención del Estado en la economía y en servicios como la educación y la salud, es decir, ha sido enemigo acérrimo de las empresas en manos del Estado.
Por eso es falso que ahora, en el gobierno, los panistas se interesen por preservar, cuidar y fortalecer PEMEX, la CFE, la CLyFC, el IMSS, el ISSSTE o la educación pública, no, su pretensión es destruirlas y entregarlas en bandeja de plata a los monopolios norteamericanos, para lo que recurrirán a lo que sea, incluso a provocar directamente su quiebra, a mentir sobre su real estado financiero y a seguir violando la Constitución.
Por lo anterior, no nos cansaremos de repetir que el PAN es como un virus letal que ha inoculado a las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana con el propósito de destruirlas.

Por una Reforma Energética nacionalista y popular.

Para realmente impulsar el desarrollo del país y elevar el nivel de vida del pueblo se requiere entonces fortalecer a la industria petrolera y eléctrica en manos del Estado, y ponerla realmente al servicio del pueblo mexicano y de la nación, haciendo más eficiente su servicio y funcionamiento, y combatiendo realmente la corrupción en su manejo.
Urge igualmente poner un alto a los llamados Contratos de Servicios Múltiples, que sólo son instrumentos para privatizar áreas completas de PEMEX, y que socavan la seguridad de la empresa y de sus trabajadores, a la vez que atentan contra los puestos de trabajo, derechos y prestaciones de éstos.
Es necesario sanear las finanzas internas de estas empresas para que puedan reinvertir en su expansión y modernización; dejar de exportar solamente petróleo crudo a los EU y fortalecer nuestra industria petroquímica para comercializar con productos derivados del petróleo, que son muchísimo más redituables.
Asimismo, es fundamental que el Estado se encargue directamente de la comercialización y venta de las gasolinas, lo que bajaría su precio, con el consiguiente beneficio para la industria y comercio nacional, y para todos los mexicanos, entre otras muchas medidas.

Necesaria la unidad de las fuerza progresistas.

Sin embargo, esto no será posible mientras el Poder Ejecutivo esté en manos del PAN y en el Poder Legislativo la derecha y los neoliberales sean mayoría, porque éstos insistirán en la privatización y en seguir privilegiando, sobre los intereses nacionales, el pago de la deuda externa y del Fobaproa-IPAB, que asciende a 18 mil millones de dólares anuales, y así ningún recurso alcanzará para nuestro desarrollo.
Por ello se requiere, no de la unión de todos los mexicanos, como reiteradamente dicen los expertos en demagogia, pues esto, en la práctica, en la realidad, es imposible, se requiere la unión, la alianza, pero de todos los mexicanos que estemos de acuerdo en que el verdadero progreso y la verdadera democracia sólo se lograrán fortaleciendo nuestra independencia económica y política del exterior, y elevando el nivel de vida del pueblo mexicano. Para esto si valdrá la pena hacer a un lado, o dejar para después, nuestras diferencias secundarias.

EL POEMA

La bandera

Levántate conmigo.

Nadie quisiera
como yo quedarse
sobre la almohada en que tus párpados
quieren cerrar el mundo para mí.
Allí también quisiera
dejar dormir mi sangre
rodeando tu dulzura.

Pero levántate,
tú, levántate,
pero conmigo levántate
y salgamos reunidos
a luchar cuerpo a cuerpo
contra las telarañas del malvado,
contra el sistema que reparte el hambre,
contra la organización de la miseria.

Vamos,
y tú, mi estrella, junto a mí,
recién nacida de mi propia arcilla,
ya habrás hallado el manantial que ocultas
y en medio del fuego estarás
junto a mí,
con tus ojos bravíos,
alzando mi bandera.

Pablo Neruda.

Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

El beneficio de la duda o la duda del beneficio.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Los intelectuales y voceros de la gran burguesía, voluntarios o involuntarios, conscientes o inconscientes, cuando carecen de argumentos sólidos para defender a los gobiernos de la derecha, hacen uso de frases hechas o hasta echan mano de dichos populares para evadir la discusión a fondo del carácter del gobierno en turno, de su programa y de las medidas que éste toma para llevarlo a la práctica.
Así, muchos de ellos han pedido para Calderón Hinojosa, como lo hicieron para Fox, Salinas y Zedillo, “el beneficio de la duda”, pero el pueblo mexicano ya sabe las terribles consecuencias de aceptar este tipo de postulados o propuestas.

¿Qué tipo de partido es el PAN?

El origen, la historia, los documentos básicos y la práctica política diaria del Partido (de) Acción Nacional (PAN), lo señalan como un partido de derecha, defensor de la gran burguesía nacional (de los grandes empresarios mexicanos), del clero político y de los intereses del imperialismo norteamericano en nuestro país, partidario a ultranza del Tratado de Libre Comercio (TLC) y de la apertura indiscriminada a las inversiones extranjeras, enemigo de la independencia nacional y de la Constitución de la República, principalmente de los artículos 3º, 27, 123 y 130, contrario al ejido, a la inversión del Estado en la economía, enemigo de la educación pública, de las empresas del Estado y de los gobiernos que han dado impulso a la Revolución Mexicana iniciada en 1910, como el del general Lázaro Cárdenas, al que tacharon inclusive de “comunista” (léase hoy “terrorista” o “peligroso para México”).

La duda del beneficio.

Por ello, porque Calderón Hinojosa es del PAN, porque profesa la ideología de ese partido y ha militado toda su vida en él, se conducirá bajo sus principios y programa y, es más, está obligado a defender los intereses de los grandes empresarios porque éstos lo apoyaron de manera abierta, desatando una campaña agresiva, de corte fascista, en contra de López Obrador, factor que, entre otros, fue determinante para consumar el fraude que lo llevó a la Presidencia de la República.
Por todo ello, no cabe la menor duda de que Fecal no es el presidente del pueblo mexicano, es decir, de los pequeños y medianos empresarios, de los maestros, de los profesionistas, de los artistas, de los empleados, de los campesinos, de los indígenas, de los pescadores, ni de los obreros; Calderón es el presidente de un pequeño grupo de privilegiados, que lo han sido desde la época de Miguel de la Madrid, a los que “el beneficio de la duda” ha beneficiado.

Su “Proyecto 2030”, para perpetuarse en el poder.

De esta manera, el llamado “Proyecto 2030” de Calderón no es más que un plan de la derecha para tratar de perpetuarse en el poder, pero parte de bases falsas, pues se olvidan de que ningún régimen es eterno, y que ellos, la derecha, llámese De la Madrid, Salinas, Zedillo o Fox, tienen ya cerca de 25 años en el poder y que además el neoliberalismo ya llegó a sus límites de maniobra, por lo que, quien intente continuar con esas políticas arriesgará la paz del país, hoy tan frágil por la miseria y las injusticias que sufre el pueblo.

Su primer discurso: demagogo y ambiguo.

Por otra parte, el discurso de Calderón del primero de diciembre pasado, estuvo lleno de demagogia, de frases huecas, ambiguas, con la intensión de aparentar tolerancia e intensión de diálogo, pero en el que trata de ocultar sus verdaderas intensiones.
Sin embargo, en él se deja ver su carácter intolerante (“orden y respeto”, dice hoy su propaganda televisiva), deduciéndose que dará continuidad y profundizará las políticas neoliberales que tanto daño le han hecho al pueblo y al país, lo que es claro cuando señala que “la nación no se refunda cada seis años” o cuando dice “que venga la inversión extranjera para combatir la migración”. Todo lo demás dentro de su discurso es mero adorno.

Su gabinete: tecnócrata-neoliberal.

El gabinete de Calderón es el de la continuidad y el entreguismo, pues en él son mayoría los que se han educado en las universidades de los Estados Unidos, han sido funcionarios en los diferentes gobiernos neoliberales (priístas o panistas), son grandes empresarios o han sido empleados de empresas propiedad del pequeño grupo de privilegiados para los cuales han trabajado los gobiernos neoliberales, algunos con claros antecedentes de ser personajes intolerantes y dados a ejercer la represión contra el pueblo.
El caso extremo es el de Agustín Carstens, ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo agiotista y usurero de las grandes corporaciones trasnacionales y del imperialismo norteamericano, que ha saqueado a nuestro país a través de la deuda externa, y que ahora es el que dirá qué hacer con el dinero y recursos de los mexicanos.

Su Presupuesto de Egresos: austero para los pobres, generoso para los ricos.

Asimismo, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2007 propuesto por el gobierno de Calderón, refuerza su proyecto neoliberal, esto al ni siquiera cuestionar las enormes cantidades que se destinarán al pago de la deuda externa y al IPAB (antes Fobaproa), recursos que deberían ser canalizados hacia el desarrollo independiente del país y para elevar el nivel de vida de nuestro pueblo.
Pero, por otra parte, plantea reducciones importantes a lo destinado para la educación pública, lo que revela su afán privatizador, además de ser un Presupuesto que en realidad mantendrá estancado al país en todos los renglones y no propicia el desarrollo ni el bienestar del pueblo, pues no hay aumentos reales en renglones como el fortalecimiento de las empresas del Estado, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, el fomento al empleo, salud, servicios, obra pública, impulso al desarrollo de los estados y municipios, etc.

“El beneficio de la duda” no tiene cabida en la Política como Ciencia.

Por todo lo anterior, en este caso “el beneficio de la duda” sale sobrando, pues así como en Matemáticas no podemos otorgarle “el beneficio de la duda” al número “2”, creyendo que a lo mejor con el paso del tiempo se convierta en “3”; o en Química no podemos otorgárselo al bióxido de carbono, respirándolo, pensando que posiblemente sea oxígeno; o en Física concedérselo a la Ley de la Gravedad, creyendo que no se cumplirá, cuando un edificio está a punto de caernos encima; así, en una Ciencia como lo es la Política, no podemos otorgarle “el beneficio de la duda” a Calderón porque sabemos perfectamente bien lo que es, lo que representa y lo que nos espera de él, y si aún así lo hacemos, nos aplastará sin remedio. Correo electrónico: a_babor@hotmail.com

La Reforma del Estado desde la perspectiva neoliberal.

Por Roberto ESCAMILLA PÉREZ.

Generar riquezas para después repartirlas; el Estado obeso es inútil e infuncional; el Estado es mal administrador; vender bienes para remediar males; el Tratado de Libre Comercio (TLC) nos conducirá al primer mundo; "ciudadanizar" las instituciones y procesos electorales para lograr elecciones limpias y democráticas; la alternancia en el poder nos conducirá a la democracia, han sido algunas de las tesis que los neoliberales han logrado imponer y aplicar en México violando las leyes, reformándolas a su conveniencia y por medio de su política económica, acciones que han sido apoyadas por no pocos dirigentes de partidos políticos de origen revolucionario y democrático, y por algunos líderes obreros y campesinos que, traicionando sus principios y a su clase, sucumbieron a la corrupción de la gran burguesía nacional y de los gobiernos neoliberales.
Todas estas tesis, llevadas a la práctica en los últimos 25 años, han hecho un inmenso daño al pueblo y a nuestra nación, aumentando la miseria y el desempleo, nuestra dependencia respecto a la economía de los Estados Unidos, provocando la quiebra de cientos de pequeñas y medianas empresas mexicanas, y cerrando los cauces democráticos a la participación real de los trabajadores de la ciudad y del campo en política, así como de sus organizaciones verdaderamente representativas.

¿QUÉ ES LA REFORMA DEL ESTADO PARA LOS NEOLIBERALES?

Por eso, cuando los neoliberales, es decir, el Partido (de) Acción Nacional (PAN), el gobierno, la gran burguesía nacional, el clero político y los grupos de derecha incrustados en partidos democráticos y progresistas, como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), hablan de Reforma del Estado, el pueblo debe ponerse en alerta.

Privatizar y "flexibilizar".

Para ellos, para los neoliberales, la Reforma del Estado significa privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC), la educación pública y la Seguridad Social; para ellos quiere decir, también, reformar el artículo 123 constitucional y la Ley Federal del Trabajo, con el objeto de imponer la llamada "flexibilización laboral", implementar el pago por horas, y disminuir las prestaciones y derechos con los que hasta hoy cuenta la clase trabajadora.
Así, continuar privatizando y reformar las leyes laborales, son dos de las exigencias principales de las trasnacionales, del imperialismo norteamericano y de sus organismos financieros, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), para que los norteamericanos nos continúen haciendo el "favor" de invertir en nuestro país.

Asegurar las ganancias de las trasnacionales.

Cuando los neoliberales hablan de Reforma del Estado, no piensan, pues, en el pueblo de México, piensan solamente en asegurar las inversiones e incrementar las ganancias de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, porque a esos intereses sirven.

Más impuestos.

Igualmente, cuando piensan en una Reforma Hacendaria o Fiscal, en el marco de la Reforma del Estado, significa más impuestos para el pueblo, en medicinas y alimentos, por ejemplo, y terrorismo fiscal en contra de los que menos tienen, o sea, contra los trabajadores, y pequeños y medianos comerciantes e industriales mexicanos, para que México se consolide como un paraíso fiscal para los especuladores, acaparadores y hambreadores del pueblo, para las trasnacionales y la gran burguesía nacional, que se llevan nuestros recursos, naturales y financieros, al extranjero.

Organismos y leyes electorales a modo.

Cuando los neoliberales hablan, como parte de la Reforma del Estado, de una Reforma Electoral, se refieren a mantener intocables a una institución como el Instituto Federal Electoral (IFE), a un órgano como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (el famoso Trife) y a una ley como el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), que están al servicio de la derecha, de la gran burguesía neoliberal y de su partido, el PAN, aunque tengan una careta de instituciones "imparciales", "neutrales", "apolíticas", "ciudadanas" o "democráticas", y que además han mantenido en la marginación, de manera ilegal, a las organizaciones y partidos auténticamente de izquierda, representativos de la clase trabajadora de la ciudad y el campo.

Ofrecer dádivas, no garantizar derechos.

Asimismo, cuando los neoliberales se refieren a una Reforma Social, están pensando, no en tomar medidas para asegurar y garantizar, como lo señala la Constitución, los derechos de los mexicanos al trabajo, a la salud, a una vivienda digna, a un salario digno y a una alimentación adecuada, sino en incrementar sus programas asistenciales de corte electorero, que constituyen una dádiva y una verdadera ofensa para los mexicanos que vivimos en la miseria y en la pobreza, programas que no resuelven de fondo los gravísimos problemas de nuestro pueblo.

NO MÁS MENTIRAS.

Durante estos últimos 25 años, los neoliberales ya han reformado al Estado Mexicano, transformándolo, de un Estado fuerte, interventor en la economía, promotor de nuestro desarrollo independiente, tutelar de los derechos de la clase trabajadora y defensor de nuestra soberanía nacional, en un Estado débil, enclenque, anoréxico, incapaz siquiera de controlar el precio de un producto tan básico en la dieta de los mexicanos como la tortilla, mucho menos de defender nuestra soberanía e independencia nacional, y con una política exterior completamente afín a los intereses del imperialismo norteamericano.

Las de Miguel de la Madrid.

Miguel de la Madrid nos dijo que primero había que crear las riquezas para después repartirlas, pero riquezas las hay, las hubo siempre, pero hoy se reparten de manera mucho más injusta, mucho más inequitativamente que antes: hoy, unas cuantas familias se quedan con la mayor parte de las riquezas que producimos los mexicanos, mientras que más de 85 millones de compatriotas vivimos en la pobreza.

Las del PAN.

El PAN y Salinas nos dijeron que un "Estado obeso" era incapaz de servir al pueblo y a la nación, que el Estado es mal administrador y que había que vender bienes para remediar males.
Hoy tenemos un Estado enclenque, se mal vendieron la inmensa mayoría de nuestros bienes, es decir, de las empresas estatales, como Telmex, ferrocarriles, puertos aeropuertos, líneas aéreas, la industria del acero, la minera, la azucarera, bancos, carreteras, petroquímicas, etc., y tenemos un Estado que en lugar de velar por los intereses del pueblo y de la nación, defiende los de los más privilegiados, y los males no se han remediado, por lo contrario, la miseria, el desempleo, las enfermedades, la violencia, el narcotráfico, la desnutrición, la carencia de vivienda y de servicios básicos, se han agravado como nunca antes.
Además, los nuevos y "buenos" administradores hicieron quebrar los bancos, los ingenios azucareros y las carreteras, implementando el Estado neoliberal los llamados "rescates", heredándonos la criminal y multimillonaria deuda del Fobaproa-IPAB, y quedando finalmente los bancos en manos de extranjeros, todo sin ningún beneficio para los mexicanos.

Las de Salinas.

Salinas nos prometió que el Tratado de Libre Comercio (TLC) nos conduciría al "primer mundo", pero nos fuimos hasta la cola del "tercero", pues ni se generaron empleos, ni creció la industria nacional, ni vivimos mejor, ni somos más competitivos, al contrario, hoy somos más dependientes de la economía norteamericana, más subdesarrollados y más pobres entre los pobres.

Las de "Los cuatro fantásticos".

"Los cuatro fantásticos", es decir, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, nos aseguraron que la "ciudadanización" de los procesos y de los organismos electorales nos conduciría a la democracia. Que ciudadanos "imparciales", "puros", "apolíticos", "sin ideología", "neutrales", casi "ángeles", organizarían las elecciones, y que éstas serían "libres" y "democráticas".
Pero estos "ángeles" resultaron discípulos de Luzbel, pues lo único que han logrado es llevar al poder a la derecha y mantenerla ahí gracias al fraude más grande de los últimos años, el que se perpetró contra el pueblo mexicano en el 2006 y que llevó al panista Calderón Hinojosa a la Presidencia de la República.
Además, el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (el famoso Trife), se han dedicado a intervenir descaradamente en la vida interna de los partidos políticos, principalmente de los democráticos y de izquierda, al más puro estilo fascista, tratándoles de imponer su muy particular punto de vista de lo que es la democracia, agrediéndolos sistemáticamente.

Las de Calderón.

Hoy Calderón nos dice que con su "Proyecto México 20-30" nuestros problemas se resolverán en 30 años, pero que es necesaria la Reforma del Estado para lograrlo, específicamente las reformas energética y laboral.
Asimismo, con todo cinismo anunció ya el inicio de un nuevo "rescate carretero", pues otra vez privatizará las carreteras saneadas por el Estado con dinero del pueblo, que habían quebrado en manos privadas, para iniciar así nuevamente el círculo vicioso y perverso de privatizar-estatizar-sanear y privatizar nuevamente, claro, vendiendo barato y comprando caro, todo con el dinero del pueblo y bajo el principio neoliberal-salinista de "vender bienes para remediar males".
Así, son sólo las mismas trampas y mentiras que venimos escuchando desde hace 25 años y que el pueblo ya no cree, por lo que las rechazará cuando llegue el momento y propondrá una Reforma del Estado de carácter progresista a través de todos los medios a su alcance y en todos los foros posibles. a_babor@hotmail.com